Fadl se puso visiblemente palido.

– ?Como sabias lo que ibamos a hacer? Reyhan se mantuvo impasible. Habia acertado con sus suposiciones. Ahora solo tenia que conseguir los detalles y dejar que Will se ocupara de lo demas.

– ?Que te hizo pensar que podrias salirte con la tuya? No sabes nada de los pozos petroliferos. Nunca has trabajado en las perforadoras.

– No quiero ir a prision -dijo Fadl, removiendose otra vez.

– No tienes eleccion. La cuestion es por cuanto tiempo. Complaceme y me asegurare de que tu estancia en la carcel no sea muy dura. Irritame y hare que sea un infierno.

Hubo varios segundos de silencio, hasta que al final vencio el miedo.

– No fuimos nosotros -confeso Fadl-. De verdad que no. Unos cuantos de nosotros estabamos en un bar de El Bahar, intentando idear un plan. Entonces se acerco un tipo. Nos dijo que habia estado escuchandonos y que solo eramos unos aficionados, y que si queriamos ganar una fortuna, teniamos que contratar profesionales. Y eso hicimos.

Reyhan se quedo helado. Abrio la puerta y llamo a Will para que se uniera a ellos. Fadl les conto todo. El nombre del hombre a quien habian contratado, cuantos socios habian llevado a Bahania y cuanto iban a pagarles Fadl y su banda.

– No hemos instalado ninguna pieza saboteada – dijo Fadl freneticamente-. Tienes que creerme, principe Reyhan. Lo juro. Solo queriamos el dinero, y este parecia un modo facil de conseguirlo.

Reyhan lo miro con desprecio.

– Veremos si piensas lo mismo cuando estes en la carcel.

Emma se paseaba por el oasis, seguida por sus guardaespaldas. Estos estaban tan lejos que se habia olvidado de ellos. Igual que en el oasis que visito con sus padres, habia ninos jugando y riendo. Varios perros se enzarzaban en una pelea juguetona. Las mujeres cosian y cocinaban en grupos, y todas la miraban al verla pasar.

Una nina de siete u ocho anos corrio hacia ella y le ofrecio un plato con datiles. Emma sonrio y mordio uno. Pronto se les unio otra nina, y luego otra y otra.

– No puedo comermelos todos -dijo Emma, tocando a la nina mas cercana en el pelo, negro y muy suave-. Pero muchas gracias.

Un nino pequeno le tiro de la manga. Ella se agacho para ponerse a su altura y el le tiro de la capucha. Emma se la deslizo por los hombros y todos los ninos ahogaron un grito al ver su pelo rojizo.

– Lo se. No es lo normal aqui -dijo ella alegremente.

Una nina alargo una mano para tocarlo, pero la retiro.

– No pasa nada -la tranquilizo Emma, riendo-. No quema, mira -se acaricio ella misma el pelo y luego tomo la mano de la nina y se la llevo a la cabeza. La nina la toco tentativamente, se rio y volvio a tocarla. Los otros ninos se aglomeraron alrededor.

– Vaya, vaya, vaya. Que dama tan hermosa. Al sonido de la voz masculina, los ninos salieron corriendo. Emma se levanto y se volvio. Frente a ella habia dos extranjeros altos y armados. No veia a sus guardaespaldas por ninguna parte.

– Usted es americano -dijo ella, intentando que no la traicionaran los nervios.

El hombre que estaba mas cerca sonrio. Tenia el pelo rubio y muy corto, y el tatuaje de una serpiente en el antebrazo.

– Buena deduccion -dijo el, y se coloco tras ella.

Antes de que Emma pudiera moverse, la agarro y le puso un cuchillo en el cuello.

– Y tu eres nuestra prisionera.

– ?En que demonios estabas pensando? -Pregunto Will mientras se paseaba de un lado a otro frente a Fadl-. Contrataste a un hombre al que conociste en un bar. ?No se te ocurrio que no era un asesor militar?

Fadl parecia miserable y muerto de miedo.

– Dijo que si no haciamos lo que queria, nos mataria -miro frenetico a Reyhan-. Principe Reyhan, por favor. Tienen que ayudarme. A todos nosotros. Lo sentimos. No queriamos que nada de esto ocurriera.

– Si, si queriais que ocurriera -dijo Reyhan-. Pero habeis agarrado a un tigre por la cola y ahora no sabeis que hacer para que no os devore -miro a Will-. Este es tu campo.

– Estoy en ello -le dijo su jefe de seguridad-. Llamare a un equipo de El Bahar y… -miro a Fadl-. De alguna parte.

Reyhan sabia que Will se referia a la Ciudad de los Ladrones, una ciudad secreta en medio del desierto, en la frontera entre El Bahar y Bahania.

– Conozco al jefe de seguridad de alli -siguio Will-. Rafe Stryker y yo hemos trabajado juntos en otras ocasiones.

– Bien.

Will se dispuso a salir, pero antes de que alcanzara la puerta un hombre irrumpio en la sala y corrio hacia Reyhan.

– Ha sido secuestrada por dos americanos. Le dispararon a uno de los guardaespaldas y dejaron fuera de combate al otro. Tienen a la princesa Emma.

Reyhan se quedo de piedra. La sangre se le habia helado en las venas.

– Si sufre el mas minimo dano -dijo, mirando a Fadl-, el desierto se tenira de rojo con tu sangre.

Capitulo 12

– ?Cuantos millones crees que vales, carino? -pregunto el hombre del tatuaje mientras empujaba a Emma a la parte trasera de un camion.

La mordaza en la boca le impedia hablar, asi que solo pudo mirarlo con odio.

– Si hubiera sabido que el principe Reyhan estaba casado, habria planeado algo mejor -dijo el hombre con una sonrisa lasciva-. Supongo que hoy es mi dia de suerte. No te preocupes. Nadie quiere hacerte dano. Pensaba que esos desgraciados serian nuestro billete a la buena vida, pero no sirven mas que para hablar. Cuando se trata de hacer el trabajo sucio, se mueren de miedo. Dijeron que no querian hacer explotar los pozos de petroleo, asi que temi haber perdido el tiempo. Y entonces apareciste tu.

Emma queria gritar de furia. No podia creerse lo que estaba pasando. Si pudiera soltarse las manos, le sacaria los ojos a su secuestrador. Su ira la complacio. Al menos no estaba paralizada por el miedo. Tenia que permanecer fuerte por si se le presentaba la oportunidad de escapar.

El hombre le toco un mechon del cabello.

– Supongo que tu marido pagara lo que sea con tal de recuperarte.

La hoja de un cuchillo destello ante sus ojos. Emma dio un salto hacia atras, pero el hombre la sujeto y le corto un mechon.

– Esto es para demostrarle que no estoy fanfarroneando -dijo, y cerro la puerta.

Emma se quedo sola y a oscuras. El murmullo del motor y el aire fresco que soplaba sobre ella le dijo que el vehiculo tenia aire acondicionado. Al menos no se moriria de calor.

«No te rindas al miedo», se dijo a si misma. Tenia que estar preparada. Los hombres que la habian secuestrado no iban a matarla. Era demasiado valiosa para eso. Solo querian dinero.

Moviendose a ciegas por el interior del vehiculo, encontro un asiento y se tumbo en el. Tenia las manos atadas a la espalda e intento liberarlas, sin exito.

?Cuanto tiempo pasaria asi? Sabia que Reyhan jamas la abandonaria a su suerte, por mucho que quisiera librarse de ella. La rescataria. Pero ?cuando? ?Y como podria resistir hasta entonces?

Fadl se hundio en la silla. Parecia mucho mas joven e infantil de lo que era.

– Juro que no lo sabia -dijo mientras los ojos se le llenaban de lagrimas.

– Eres el responsable -replico Reyhan duramente -. Deberia matarte.

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