brazos. Deslizo una mano por el costado y la llevo a la espalda, donde sintio humedad. La sangre le cubrio la mano derecha.

– ?No! -exclamo, angustiada y aterrorizada. El liquido espeso le dijo que llevaba sangrando durante algun rato. La realidad la golpeo con fuerza-. Te han disparado -murmuro sin aliento-. Oh, Dios mio. No puede ser.

Miro a su alrededor. Tenia que llevarlo a algun sitio para examinarlo. Quiza en la parte trasera del camion. Pero sin un botiquin de primeros auxilios, ?que podria hacer? Ni siquiera sabia donde estaban.

Reyhan se movio ligeramente y gimio.

– ?Reyhan? ?Puedes oirme? Te han disparado.

El abrio los ojos.

– No es nada.

– Estas sangrando y te has desmayado.

El parpadeo unas cuantas veces y miro al frente.

– Estamos en las cuevas.

– Si, practicamente estamos dentro de ellas – miro el frontal del vehiculo, completamente destrozado- No creo que esto vuelva a andar. ?Estamos cerca del campamento?

El nego con la cabeza y volvio a gemir.

– Estamos en el Palacio del Desierto. La casa de mi tia. A traves de las cuevas. Tenemos que atravesar las cuevas.

Emma no estaba segura de si estaba delirando. Pero si habia una casa cerca, tal vez pudiera conseguir ayuda. Salio del camion. La tormenta habia amainado un poco, lo suficiente para permitirle ver los alrededores. Estaban en una especie de pequeno canon, y el camion se habia estrellado contra una pared de roca. A la derecha se veia una cueva.

Se giro lentamente y no vio nada. Ni una carretera, ni un edificio, ni un atisbo de vida. Estaban solos en mitad de la nada.

El miedo volvio con toda su fuerza, pero acompanado con una ferrea conviccion: no permitiria que Reyhan muriese. No podia. Tal vez el no la quisiera, pero ella lo amaba.

Se acerco a la entrada de la cueva. Era inmensa, tan alta como un edificio de dos pisos.

Entonces vio que a la derecha habia una pequena arca. La abrio y encontro linternas, pilas, agua, comida y un botiquin. Cuando se giro hacia el camion solto un grito. Reyhan estaba apoyado contra las rocas, en la entrada de la cueva. Estaba palido, temblando y sangraba abundantemente.

– ?Que estas haciendo? -pregunto ella, corriendo hacia el-. No te muevas. No puedes perder mas sangre.

– Son casi cinco kilometros de camino -dijo el, senalando el interior de la cueva-. Tendras que meter el camion en la cueva y ayudarme a caminar.

– No vas a recorrer cinco kilometros a pie -replico tila-. Acamparemos aqui hasta que llegue la ayuda.

– Tardaran mucho en llegar, y no tenemos suficientes provisiones.

Emma miro la comida y el agua disponibles y vio que Reyhan tenia razon. En el camion solo habia raciones de emergencia, nada mas.

– Cada cosa a su tiempo -dijo-. Tengo que vendarte esa herida. Luego, veremos como puedes moverte.

– Tenemos que ponernos en marcha antes de que oscurezca -dijo el-. No tenemos mucho tiempo.

Capitulo 13

Consciente del poco tiempo que tenian, Emma trabajo deprisa. Saco las provisiones del camion y encontro una manta doblaba en el fondo. Una vez que lo tuvo todo dispuesto, ayudo a Reyhan a sentarse.

Le quito la tunica sin mucha dificultad y vio la camisa manchada de sangre aferrada a su torso. Reyhan apenas se quejo cuando ella le quito el algodon empapado para examinarle la herida.

La bala le habia traspasado la carne. No habia modo de saber si algun organo vital habia sido danado, aunque en ese caso ella no podria hacer nada.

Estaba asustada y nerviosa, y tenia el presentimiento de que solo dependerian de ellos mismos hasta que encontraran un modo de pedir ayuda, asi que se concentro en atender a Reyhan lo mejor que podia, agradeciendo las largas horas que habia pasado en Urgencias en el hospital de Dallas. Cuando acabo, se agacho frente a Reyhan le acaricio el pelo, empapado en sudor.

– Listo -susurro-. Ahora no deberia dolerte tanto.

– Estoy bien.

Emma lo dudo, pero no podia hacer nada. En el botiquin habia muchas vendas y antisepticos, pero no calmantes.

– ?Hay algun movil que pueda usar? -pregunto-. ?Puedo llamar para pedir ayuda?

– En el Palacio del Desierto -respondio el entre dientes. Aspiro hondo y se dispuso a levantarse, pero ella lo agarro del brazo.

– No puedes moverte. Nos quedaremos aqui.

– No. Nos iremos ahora. No hay tiempo.

Emma miro al exterior de la cueva y calculo que solo quedaban dos horas de luz. Si se movian deprisa, tal vez llegaran al palacio antes de que oscureciera. Pero no era seguro.

– Deberiamos esperar hasta manana.

– No te imaginas lo que vaga por el desierto de noche -dijo el, mirandola.

Aquello basto para convencerla. Emma hizo acopio de las provisiones y las puso en la manta, con la que hizo una especie de honda. Hizo que los dos bebieran agua y luego ayudo a Reyhan a levantarse.

Entonces fue al camion y, sorprendentemente, consiguio arrancarlo. Lo condujo con cuidado hacia la cueva, donde el motor renqueo y volvio a apagarse, esa vez sin remedio. No habia manera de encontrar el campamento con el camion.

Tomo una de las linternas y le dio la otra a Reyhan. Se coloco junto a su costado herido y recibio todo el peso que pudo de su cuerpo.

Fue una marcha lenta y dificil. Emma no queria pensar en cuando debia de estar sufriendo Reyhan ni en lo debil que debia de sentirse. Pero el no se quejo ni ralentizo el paso. Se movia a un ritmo constante, mientras iban girando en los recovecos de la cueva y adentrandose cada vez mas en la montana, siguiendo una direccion que solo el conocia.

Seria muy facil perderse, penso Emma con temor mientras giraban en otra bifurcacion del camino. Pero a pesar de la distancia que habian recorrido, no descendian a las profundidades de la tierra, porque aun se filtraba la luz entre las rocas, aunque cada vez mas debil y tenue.

– Ya casi hemos llegado -dijo el con voz baja y aspera.

Ella lo detuvo y lo hizo apoyarse contra la pared.

– Bebe un poco de agua. Estas deshidratado. El acepto el agua y bebio. Su disposicion a escucharla le dijo a Emma lo grave que era su herida.

Reanudaron la marcha, y veinte minutos despues Reyhan volvio a hablar.

– Hay un telefono via satelite en el despacho del palacio. Buscalo esta noche y sacalo al patio manana. Hay una placa fotoelectrica. Tardara doce horas en cargarse.

?Doce horas? Eso significaba que no podria pedir ayuda hasta el dia siguiente por la noche. ?Y si Reyhan se desangraba mientras tanto? ?Y si la bala habia traspasado los intestinos, o el bazo, o…?

El camino se hizo borroso y Emma se dio cuenta de que estaba llorando. Aparto las lagrimas e hizo lo posible por ignorar el panico. Habian llegado hasta alli. Podria conseguir ayuda. Cualquier obstaculo seria superado. Se aseguraria de que los dos sobrevivieran. No habia llegado tan lejos y habia descubierto que amaba a Reyhan solo para perderlo ahora.

Casi media hora mas tarde, el sol se habia ocultado por completo. Pronto no se veria nada, salvo la luz de las linternas. A Emma le dolia el cuerpo por ir sosteniendo a Reyhan. Estaba cansada, hambrienta y sedienta. Pero si ella se sentia mas, el debia de sentirse mil veces peor.

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