Estaba a punto de preguntarle cuanto quedaba cuando el se detuvo.

– Ahi.

Emma escudrino las sombras y vio lo que parecia una solida pared de piedra.

– No hay salida -dijo ella, intentando reprimir el miedo y la resignacion.

El la miro y arqueo las cejas.

– No te creas todo lo que ves. Ponte delante de la pared.

Ella lo dejo apoyado contra las rocas y se acerco a la pared. Puso una mano en la piedra.

– Es fria y solida.

– Los ladrillos forman una cuadricula -dijo el-. Cuenta tres filas de arriba abajo y cinco columnas de izquierda a derecha. Y presiona con fuerza.

Emma parpadeo en la oscuridad e hizo lo que le ordenaba. La piedra se movio. El corazon casi se le salio del pecho.

– ?Funciona!

– Pues claro que funciona -dijo el, y le dio la siguiente instruccion.

Despues de presionar ocho piedras mas, se oyo un clic y la pared se giro como una puerta bien engrasada. El suelo se inclino lentamente, pasando de roca escabrosa a piedra pulida.

– Ya hemos llegado -dijo el, y entro en el palacio.

Emma lo siguio. Reyhan mantuvo el equilibrio presionando una mano contra la pared y sosteniendo la linterna con la otra. Al final de la rampa, entraron en lo que parecia un sotano o una bodega. Reyhan acciono un resorte y la puerta de piedra volvio a cerrarse.

– Hay un pequeno tramo de escaleras -dijo-. En la planta principal hay varios dormitorios, la cocina y el despacho. Encontraras el telefono alli.

Sin apenas cojear, se dirigio hacia las escaleras que se veian en un extremo. Emma se sorprendio. Era como si el Palacio del Desierto le diera fuerzas a Reyhan.

– ?Hay comida y agua? -le pregunto.

– Si -respondio el-. Solo son productos de primera necesidad, pero el agua potable nunca escasea. Hay un manantial subterraneo.

Empezo a subir lentamente la escalera. Emma vio como la sangre se filtraba por la venda y puso una mueca de dolor.

– Tienes que tumbarte -le dijo-. Enseguida.

Al final de las escaleras habia una puerta. Reyhan la abrio y entraron en un vestibulo hermosamente alicatado. El aire era fresco, y aun entraba algo de luz por los grandes ventanales.

– Hay lamparas que funcionan con baterias -dijo el-. Varias en cada habitacion.

Le indico la direccion de la cocina y el despacho y donde empezaba el ala de los dormitorios. Entonces entro en el primero de ellos y se tumbo lentamente en la cama.

A Emma se le volvio a hacer un nudo en el estomago, pero lo ignoro y se puso en marcha. Dejo las provisiones que llevaba y encendio la lampara de la habitacion. Se aseguro de que Reyhan estaba comodo en la cama y le examino la herida.

La hemorragia parecia haberse detenido, lo cual era un alivio. Tampoco se veia ningun sintoma de infeccion en la carne. ?Seria posible que salieran bien de alli?

Confiando en que Reyhan estaba bien de momento, tomo una de las linternas e investigo rapidamente la planta principal del palacio.

Habia una docena de habitaciones, y al menos tres escaleras. La cocina era inmensa y bien equipada y pertrechada. El agua fresca emanaba del grifo y habia una cocina de propano y un horno, junto a un refrigerador vacio que seguramente necesitara un generador para funcionar.

En el despacho encontro una funda en el escritorio que parecia contener un movil. Tomo nota mental para sacarlo al exterior aquella noche, de modo que pudiera empezar a cargarse por la manana.

En ninguno de los cuatro cuartos de bano habia un botiquin, asi que volvio a la cocina y miro en la despensa. En el estante inferior habia un amplio surtido de material medico. Tomo lo que necesitaba y volvio a la habitacion de Reyhan.

No se habia movido. Le comprobo la temperatura que era normal, y le cambio la venda. Nada mas. Si Reyhan recuperaba la conciencia, intentaria hacerle beber y comer algo. Si no… Afrontaria ese problema mas tarde.

Volvio a la cocina y abrio una lata de sopa. Se la tomo fria, demasiado cansada como para molestarse en calentarla. Despues de comer, utilizo uno de los lujosos cuartos de bano y regreso junto a Reyhan.

Su temperatura no habia variado y no habia vuelto a sangrar. Emma no podia saber si tenia heridas internas, pero esperaba que la bala hubiese salido sin tocar nada.

Completamente exhausta, se acurruco a su lado y cerro los ojos. Solo dormiria unos minutos, se dijo a si misma. Aun tenia que sacar el telefono afuera y pensar en lo que iba a darle de comer a Reyhan cuando despertara…

Alguien le acariciaba el pelo. Emma sintio el ligero tacto en suenos y sonrio. Se sentia agradablemente calida y descansada. En un segundo abriria los ojos y veria…

El recuerdo de lo sucedido el dia anterior la asalto de golpe. Se sento de un salto y vio que habia amanecido y que Reyhan estaba despierto.

– Buenos dias -la saludo el.

Ella lo miro. Le miro el pecho desnudo y el brillo de sus ojos. Su color era bueno, y si no fuera por la venda blanca en la cintura, Emma no sabria que estaba herido.

– ?Como te sientes? -le pregunto.

– Bien -respondio el-. Un poco dolorido, pero nada mas. Tengo hambre y sed.

– Eso es bueno -dijo ella, tocandole la frente-. ?No tienes fiebre?

– Creo que no.

De pronto Emma fue consciente de que estaba presionada contra el y de que estaban en la cama. Se desplazo rapidamente hacia el borde y se levanto.

– Dejame examinar la herida. Si no hay sintomas de infeccion, podremos estar mas tranquilos -le retiro la venda y vio que la herida estaba limpia, rodeada de piel palida-. Esta sanando.

– Estupendo. Entonces podemos comer.

Se levanto sin dificultad. De nuevo parecia fuerte y autosuficiente. Un principe, y no el hombre que la necesitaba.

– Me gustaria darme una ducha -dijo el.

– A mi tambien, pero no hay agua caliente. Al menos no la habia anoche.

– Hay que encender el calentador. Me ocupare de ello si tu te encargas del desayuno.

Ella asintio y lo siguio fuera del dormitorio, sorprendida por su capacidad de recuperacion. Al pasar junto al despacho se acordo del telefono y lo recogio. Reyhan desaparecio en una pequena habitacion detras de la despensa, y ella se llevo el movil al patio y lo saco de la funda para que el sol cargara la placa. Entonces aprovecho el momento para contemplar aquel jardin paradisiaco en medio de un palacio de piedra y arena.

Las plantas florecian por todas partes. La fragancia de las rosas rojas y blancas impregnaba el aire. El agua manaba de varias fuentes y rodeaba el jardin antes de acabar en un estanque delimitado con piedras. En un rincon habia un banco sobre una superficie de hierba.

Era un sitio de ensueno… un lugar donde ella podria vivir para siempre.

Volvio a la cocina y preparo la comida. Reyhan tambien regreso, diciendo que pronto tendrian agua caliente y que ademas habia encendido el generador.

– Enseguida tendremos electricidad. Tendremos que usarla con moderacion hasta que los paneles solares empiecen a funcionar. El agua caliente tardara una hora, mas o menos.

– No hay nada como un dia en el desierto para saber apreciar los pequenos detalles -dijo ella con una sonrisa, como si fuera de aquel palacio no existiera nada mas.

Al sentarse frente a el intento no fijarse en sus rasgos. No habia necesidad de memorizar su rostro. El tiempo que habian pasado juntos la habia cambiado para siempre, y jamas olvidaria el aspecto de Reyhan. Incluso ahora, sin camisa, sin afeitar y menos de veinticuatro horas despues de haber recibido un disparo, Reyhan seguia pareciendo poderosamente regio y varonil.

Вы читаете El jeque enamorado
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату