Billy desaparecio en la tormenta de arena y Emma espero, intentando ser paciente y convencida de que Reyhan estaba cerca. Ansiaba correr hacia el, pero no podia suponerle una distraccion. Seguramente Reyhan tenia un plan, y ella no queria estropearlo.
Despues de lo que parecio una eternidad, aunque no debian de haber pasado mas de diez o quince minutos, Billy abrio la puerta del camion.
– Es la hora de la funcion -dijo, sacando un cuchillo.
Le corto las cuerdas de las munecas, pero cuando ella intento mover los brazos sintio un dolor terrible. Se obligo a ignorarlo y flexiono los brazos hasta moverlos con facilidad.
Vio que los dos companeros de Billy estaban tras el. Tambien ellos tenian un aspecto escalofriante, con sus cabezas casi rapadas y armados hasta los dientes.
– Baja -le ordeno Billy.
Ella piso la tierra y entonces se dio cuenta de que sus captores eran el menor de sus problemas. La arena la atacaba como una bestia hambrienta. No podia ver, ni respirar ni apenas moverse. Agradeciendo la cantidad de ropa que cubria su cuerpo, se puso la capucha y tiro de los bordes para protegerse la nariz y la boca. Tras andar un trecho, se detuvieron y ella pudo ver a Reyhan.
– ?Estoy aqui! -grito, intentando soltarse del agarre de Billy, sin exito.
– Transfieran el dinero -grito el mercenario, y se giro hacia sus amigos-. Comprobad la transferencia.
Los hombres sacaron unos pequenos aparatos electronicos y un ordenador portatil. Emma luchaba por liberarse, sin apartar los ojos de Reyhan. Casi podia oir su voz, gritandole que fuera fuerte.
– La transferencia se ha realizado -grito el amigo de Billy.
– ?Que habeis hecho? -pregunto una voz furiosa desde alguna parte.
Billy se giro hacia el hombre que corria hacia ellos.
– Callate, chaval. No te metas en esto.
– ?No! ?Habeis raptado a la mujer del principe Reyhan y ahora pedis un rescate por ella?
– Bienvenido a los juegos de la gente grande. Tus amigos y tu sois unas nenazas sin agallas, asi que tuve que buscarme otra forma de conseguir el dinero -de repente tenia una pistola en la mano-. Vete de aqui o moriras. Tu decides, chico.
Emma estaba tan aturdida que casi se desplomo.
– No le hagas dano -exigio. Tiro del brazo y consiguio soltarse.
– No lo fastidies ahora, carino -le advirtio Billy-. No dudare en matarte si es necesario.
– Emma -la voz de Reyhan se oyo mas fuerte que la tormenta, que el miedo y que los acelerados latidos de su corazon.
– Sueltala -dijo el joven y cargo contra Billy. Emma supo cual era la intencion del mercenario antes incluso de que actuara. Se arrojo contra el al tiempo que Billy levantaba el arma y lo empujo con fuerza. La pistola cayo al suelo.
El sonido de un disparo desgarro el rugido de la tormenta. De repente aparecieron hombres por todas partes y las balas cruzaron el aire. Emma no sabia donde esconderse, pero no importaba. Solo podia pensar en que tenia que llegar hasta Reyhan. Entonces algo grande y pesado choco contra ella y la lanzo contra el suelo.
El panico la invadio. No podia respirar. Se retorcio con violencia hasta que oyo una voz familiar al oido.
– No te muevas. Estas a salvo. Reyhan. Una alegria inconmensurable la recorrio por todo el cuerpo, a pesar de que seguia en medio de un tiroteo.
Las balas seguian silbando peligrosamente cerca. Hubo gritos de dolor, maldiciones y el aullido del viento. De pronto Reyhan se aparto y tiro de ella para levantarla.
Los dos echaron a correr hacia el camion.
– Billy tiene las llaves -grito ella-. En el bolsillo de su camisa.
Reyhan no respondio. Rodeo el vehiculo y la metio en el asiento del copiloto.
– Agachate -le ordeno, y desaparecio. Emma se escondio debajo del salpicadero rezo como nunca habia rezado en su vida. Rezo porque no le pasara nada a Reyhan. Porque nadie mas resultara herido. Porque todos salieran vivos de alli.
El tiempo paso. ?Horas? ?Minutos? No estaba segura. Cuando finalmente solo se oyo el bramido de la tormenta, se arriesgo a mirar por la ventanilla.
Los tres mercenarios habian sido capturados y estaban sentados en el suelo, con los brazos y piernas atados. Varios de los heridos estaban siendo atendidos por hombres que seguramente trabajaban para Reyhan. Un inmenso alivio la inundo, haciendola sentirse debil y mareada. Habian sobrevivido.
Al cabo de un rato, Reyhan volvio al camion.
– ?Estas bien? -le pregunto mientras se sentaba junto a ella y arrancaba el motor.
– Si. ?Hay…? -Empezo a preguntar, mirando por la ventanilla-. ?Hay muchos heridos? ?Y mis guardaespaldas?
– Unos pocos. Uno de los mercenarios recibio un disparo en el brazo. Dos de los rebeldes han sido heridos, asi como tres de los hombres de Will. Ninguno grave.
– Bien -trago saliva-. ?Ha muerto alguien?
– Uno de los rebeldes. Yo lo conocia, y tambien a su padre. Solo tenia diecisiete anos.
Parecia cansado y afligido. A Emma le dio un vuelco el estomago.
– Oh, Dios mio… Ha sido por mi culpa.
– No -dijo el, mirandola-. No ha sido culpa tuya. Nadie tomo en serio a esos chicos que querian jugar a ser hombres. Ni siquiera yo. Pense que solo estaban jugando y que acabarian madurando. Todos nos equivocamos. Ahora hay que sacarte de aqui.
Emma se habia quedado aturdida al enterarse de que habia habido un muerto.
– Soy enfermera. Puedo ayudar.
– Todos estaran bien. Los hombres de Will saben como prestar los primeros auxilios. Es muy concienzudo. Por eso lo contrate.
Puso el camion en marcha. Emma miro al vacio e intento asimilar lo que habia ocurrido en las ultimas horas.
– Siento que me apresaran -dijo-. No queria causar problemas.
– La culpa es mia. No deberia haberte permitido venir aqui. Tendria que haber ignorado las ordenes de mi padre.
– Eso es muy dificil. Es el rey. Reyhan agarro el volante con mas fuerza.
– Mi padre presupone demasiado y juega con todos nosotros. Este juego podria haberte costado la vida. Jamas podre perdonarlo.
La vehemencia de sus palabras la sorprendio.
– Reyhan, el no lo sabia. Ninguno de nosotros lo sabia.
– Cierto. Pero era una posibilidad. Se comportaba como si ella le importase, no como el hombre que estaba impaciente por divorciarse. Pero estaba demasiado cansada como para pensar.
– Cierra los ojos y duerme un poco -le dijo el.
– No. Quiero permanecer despierta y hacerte compania durante todo el trayecto -insistio ella. La tormenta se arremolinaba en torno a ellos y hacia casi imposible la visibilidad.
– Conozco el camino.
Emma lo creyo. Aquella era su tierra, su desierto. Se apoyo contra la puerta y dejo que los ojos se le cerraran. Tal vez se relajara durante unos minutos.
No supo cuanto tiempo permanecio dormida, pero un espeluznante estruendo la desperto de golpe. El camion estaba detenido en lo que parecia la falda de una montana.
Por un segundo estuvo desorientada, mirando frenetica a su alrededor. Entonces vio a Reyhan desplomado sobre el volante y recordo donde estaba.
?Se habian salido de la carretera? ?Por que Reyhan habia conducido entre las rocas? Se desabrocho el cinturon y se inclino hacia Reyhan para echarlo hacia atras en el asiento.
– Reyhan -lo llamo, llena de panico-. ?Puedes oirme?
El no respondio.
?Por que estaba inconsciente? Empezo a examinarlo en busca de heridas. Primero los hombros, luego los