Will lo agarro del brazo.
– Matarlo no nos ayudara a rescatar a Emma.
Reyhan se sentia consumido por la ira. Queria destruir con sus propias manos al hombre que se habia atrevido a llevarse a Emma.
Pero tambien sentia miedo. Miedo por ella y por lo que debia de estar sintiendo. Miedo de que no confiara en que el removeria cielo y tierra hasta encontrarla. Se habia mostrado tan frio y la habia rechazado tantas veces… Sus esfuerzos para convencerla de que no le importaba habian tenido exito.
Apreto los punos y se volvio hacia Will.
– Averigua cuanto quieren. Solo se trata de dinero.
Will asintio y se marcho, y Reyhan miro a Fadl.
– Tus intentos por jugar a ser hombre me han costado lo mas preciado que tengo. Pagaras por ello, y tambien toda tu familia. Esta deuda sangrara durante generaciones.
– Lo siento -susurro Fadl entre sollozos.
Reyhan salio de la sala. Necesitaba moverse, actuar, hacer algo. Pero solo podia esperar a recibir informacion. En la central de seguridad, una docena de hombres hacian llamadas y trabajaban con los ordenadores. Will se acerco a el.
– Los refuerzos llegaran dentro de una hora. Las tropas vienen de El Bahar y de la Ciudad de los Ladrones. Tengo a mi mejor informatico trabajando en un virus especial. Consiste en mostrar la cantidad del rescate en la cuenta de destino, pero solo durante noventa minutos. Pasado ese tiempo, el dinero desaparece de la cuenta.
– Eso no nos da mucho tiempo para rescatar a Emma -dijo Reyhan, que pagaria lo que fuera con tal de recuperar a su mujer.
– Prepararemos el cambio para que sea cara a cara. Cuando veamos a Emma, haremos la transferencia. Ellos veran el dinero en la cuenta y soltaran a Emma. La operacion solo deberia llevar cinco minutos. Tendremos los ochenta y cinco restantes para escapar.
– Adelante -dijo Reyhan.
– En cuanto nos digan cuanto quieren, haremos…
Un joven uniformado se acerco corriendo.
– Senor, ya esta. Quieren sesenta millones de euros. Han dado el numero de la cuenta. Will miro a Reyhan, quien asintio.
– Vamos alla. El joven trago saliva.
– Hay algo mas, senor. Una tormenta. Hace una hora no parecia gran cosa, pero ahora…
– ?Una tormenta de arena? -pregunto Reyhan, sintiendo una punzada en el pecho.
– Asi es, senor. Y tiene muy mal aspecto.
– Los helicopteros no podran volar -le dijo Reyhan a Will. Lo que significaba que los refuerzos no llegarian a tiempo.
– Podemos retrasar el encuentro -sugirio el joven-. Explicarles que hace falta tiempo para reunir esa cantidad de dinero y…
– ?No! -Exclamo Reyhan-. Mi mujer no se quedara con ellos un segundo mas de lo necesario. ?Entendido?
– Si, senor. Por supuesto -dijo el joven, y se es esfumo rapidamente.
Will sacudio la cabeza.
– Sera mas arriesgado sin los refuerzos, pero aun asi podremos hacerlo.
– No tenemos eleccion. Si es necesario, yo mismo luchare contra ellos.
El hombre del tatuaje, que resulto llamarse Billy, saco a Emma del camion.
– Parece que hoy tambien es tu dia de suerte, carino -le dijo-. Tu marido va a pagar. Sesenta millones, de euros. No esta mal para el trabajo de una sola tarde.
Emma se quedo atonita. ?Sesenta millones de euros? Era una locura. No podia imaginar tanto dinero junto. Reyhan no podria pagarlo. Solo de pensarlo se le revolvia el estomago.
– Pareces sorprendida -dijo Billy-. No lo estes. Esos principes no soportan que otros hombres tengan a sus mujeres. Pense que intentaria negociar conmigo, pero no lo ha hecho. Y yo no voy a quejarme, claro esta. Eso son veinte millones para cada uno.
Emma paso la vista por el campamento. El cielo se habia nublado y el aire parecia espeso y enrarecido, pero consiguio distinguir a casi dos docenas de hombres.
– Se lo que estas pensando -dijo Billy-. Somos mas de tres. Pero veras, estos no son mis hombres. Son los chicos que nos contrataron. Los que se han rajado. Asi que me dije: «que los zurzan». Mis hombres y yo habremos desaparecido con el dinero mientras estos estupidos cargan con la culpa. Un plan estupendo, ?eh?
Ella asintio y se pregunto como podria pasarle la informacion a Reyhan.
– Espera -dijo el, y le quito la mordaza-. ?Mejor?
Emma asintio mientras tomaba aire. Tenia la boca demasiado seca para hablar.
– Va a haber tormenta -dijo Billy mirando al cielo-. Estupendo para nosotros, malo para ellos. Seguro que habran pedido ayuda, pero no podran recibirla en medio de una tormenta de arena. Vamos, princesa. Tu montura esta lista.
Emma lo siguio. Mientras caminaba, intento calcular el tiempo que habia estado en el camion. Tres horas como mucho. No habia forma de saberlo por el sol, pues estaba cubierto por las nubes. Ademas, el aire estaba tan lleno de arena que costaba respirar.
?Deberia intentar escapar? Si Reyhan habia hecho un trato, tal vez fuera mejor seguir adelante con el plan. Pero queria avisarlo de que los jovenes que habian capturado no tenian nada que ver con aquello.
– Estate preparado -le dijo Reyhan a Will-. Si las cosas salen mal y no podemos escapar a tiempo, tendremos que luchar.
– Entendido -respondio Will, palpandole la pistola-. Mis hombres estan preparados.
Reyhan tambien iba armado y decidido. Habia dado instrucciones precisas de que nadie hiciera nada hasta que el tuviese a Emma en sus brazos.
– ?Tu equipo esta en posicion?
– Estaran apostados detras de los camiones. Cuando la tormenta se levante, enviaremos un contingente armado a apresarlos -sonrio-. No se daran cuenta ni de quien los ataca.
– Muy bien.
El primer instinto de Reyhan era castigar inmediatamente a los hombres, pero tenia que pensar en Emma. Ponerla a salvo era su mayor preocupacion. Los bastardos que la habian apresado serian llevados ante la justicia. No descansaria hasta que asi fuera.
Consulto la hora y se subio al Jeep descapotable. El vehiculo apenas ofrecia proteccion contra la tormenta creciente.
– Es la hora -grito contra el viento.
Will arranco y se internaron en el desierto.
Emma miro con ojos entornados a traves del parabrisas. No podia ver nada. La arena lo cubria todo.
– ?Como sabes adonde te diriges? -le pregunto a Billy.
El le dio un golpecito a la brujula del salpicadero.
– Encontrare el lugar de la cita. No te preocupes, princesa.
Emma no estaba preocupada. No por ella misma. ?Tenian Billy y sus hombres la menor idea del peligro que corrian? Reyhan no iba simplemente a pagarles el dinero, y si Billy pensaba que si, era un idiota.
Sus dos companeros iban en otro camion tras ellos, y mas atras iban los jovenes rebeldes. La visibilidad se habia reducido a unos cientos de metros, y la carretera estaba cubierta de arena y escombros. Emma escudrino el exterior y creyo ver un promontorio rocoso en la distancia.
– Ahi esta -dijo Billy, deteniendo el camion. Saco las llaves del contacto y se las metio en el bolsillo-. Voy a dejarte aqui, princesa. Dime que no eres tan estupida como para intentar escapar en esta tormenta.
– Me quedare aqui -prometio ella, sabiendo que eso haria. Echar a correr ahora seria un suicidio.