mas interesados en Cleo.

Al cabo de un rato, el rey se acerco a ella y le dijo en voz baja:

– Se que estas nerviosa, pero tranquilizate. Solo es un acto sencillo, sin demasiada relevancia.

– Ten en cuenta que no estoy acostumbrada a estas cosas…

– Tonterias. Ademas, esta noche solo vendran unos cuantos cientos de personas.

– ?Unos cuantos cientos? No pensaras decir nada sobre mi, ?verdad? -pregunto, aterrorizada.

– Por supuesto que no. Primero quiero que te acostumbres a la vida en palacio.

– No se si conseguire acostumbrarme. Ademas, creo que deberiamos esperar a que me hiciera unas pruebas para saber si efectivamente soy tu hija.

Hassan rio.

– Querida mia, no necesito ninguna prueba. Se que lo eres.

A lo largo de los siguientes minutos le presentaron a todo tipo de personas, incluido el principe Kardal, que resulto ser bastante mas amable y agradable que su esposa. Y ya casi se habia convencido de que conseguiria sobrevivir a la velada cuando aparecio un mayordomo y anuncio que era hora de pasar al salon.

Hassan fue el primero en entrar. Por desgracia, Zara no tuvo mas remedio que abrir la marcha con el porque el rey la tomo del brazo. Pero unos segundos mas tarde se acerco un hombre para hablar con el monarca y ella aprovecho la ocasion para apartarse unos metros.

Rafe se dio cuenta, se acerco a ella y murmuro:

– Simula que te estas divirtiendo.

– ?Mi incomodidad es tan evidente?

– Bueno, los invitados del rey no suelen comportarse como si estuvieran apunto de matarlos.

– Preferiria ir al dentista antes que estar aqui.

– Pero no tienes eleccion. Asi que preparate: estas a punto de conocer a las personas mas importantes del pais.

– Oh, Dios mio… No podre hacerlo. Siempre olvido los nombres.

– Prueba a asociarlos con algo, con algun detalle distintivo. Por ejemplo, si algun conde tiene nariz de gancho, piensa en el como conde Gancho.

– ?Es que hay alguno que se llame asi?

– No, solo era un ejemplo…

– ?Y si me da un ataque de risa?

– Me vere obligado a lanzarte un vaso de agua a la cara.

– En tal caso, intentare controlarme.

– Piensa en el rey. Esta muy contento y dudo que pretendas herir sus sentimientos.

Hassan volvio entonces a su lado y comenzo a presentarle a los invitados. Intento aplicar la tecnica que le habia recomendado Rafe para recordar los nombres, pero todos ellos le parecieron perfectos y, en cierto sentido, iguales.

Entonces se detuvieron ante un hombre joven, de treinta y pocos anos, alto y de ojos azules.

– Zara, me gustaria presentarte al duque de Netherton.

– Alteza, siempre es un honor encontrarse con usted. Senorita Paxton…

Zara deseo salir corriendo y esconderse. Pero en lugar de huir, se obligo a sonreir e intento ser espontanea y sincera hasta cierto punto.

– Es la primera vez que me presentan a un duque. ?Como debo llamarlo?

– Byron, por favor. Y le ruego que no haga bromas al respecto. Digamos que mi madre es una fanatica de Lord Byron…

Tras el encuentro con el duque, Zara se sintio mas animada. Lo estaba haciendo mejor de lo que habria imaginado.

Poco despues se les unio otro hombre, llamado Jean Paul. No tenia titulo, pero no tardo en mencionar que su familia poseia un castillo desde hacia quinientos anos, asi como infinidad de vinedos y de obras de arte que naturalmente le invito a ver.

– ?Quieres una copa de champan? -pregunto Jean Paul en determinado momento.

Byron, con quien ya habia empezado a tutearse, intervino.

– Lo siento, pero Zara ya me habia dicho que me acompanaria al bar.

Hassan sonrio.

– Esta bien, os dejare a solas. Asi podreis competir tranquilamente por el afecto de Zara.

Zara miro a Rafe como pidiendole que la ayudara, pero Rafe se mantuvo alejado. Sin embargo, los siguio a cierta distancia cuando se dirigieron al bar.

– Solo tomare agua con gas -comento ella.

– ?No prefieres champan? -pregunto Jean Paul.

– Esta noche no, gracias.

Ya habian servido las copas cuando Jean Paul dijo:

– Tengo entendido que has conocido recientemente al rey…

– Si. Mi hermana y yo llevamos poco tiempo en Bahania.

– ?No lo habias visto antes? -pregunto Byron, sorprendido-. ?No habiais tenido ningun tipo de contacto?

– No.

Jean Paul asintio.

– Eres tan encantadora, Zara… Dime una cosa: ?que haces cuando no te dedicas a volver locos a los hombres?

– Soy profesora en una universidad de Washington.

– ?Y hay alguien especial en tu vida? -pregunto Byron.

– Ahora ya lo hay -dijo Jean Paul, molesto.

Byron no hizo caso alguno a su rival e insistio:

– Suelo visitar a menudo tu pais. Vivi alli casi un ano, cuando termine la carrera en Oxford.

Jean Paul no tardo en contraatacar.

– Lo unico tan bello como tu es la vision de los vinedos en el verano, despues de la lluvia. Las uvas brillan bajo el sol y no seria capaz de describir la inmensa belleza de los olores… Como Bahania, Francia es un festin para los sentidos. No como esa fria y oscura isla de la que procedes, Byron.

– ?Has estado alguna vez en Inglaterra? -pregunto Byron a Zara-. Nuestro palacio esta abierto al publico de miercoles a sabado. Nuestra residencia londinense, en cambio, es privada. Pero si quisieras venir alguna vez…

Los dos hombres siguieron con su particular competicion hasta que Zara se canso y decidio cortar por lo sano.

– Si me perdonais, tengo que dejaros. He de hablar con mi hermana.

Zara giro en redondo y se perdio entre la multitud.

– Si estas buscando a Cleo, esta al fondo.

Al oir la voz de Rafe, se sorprendio. Siempre se las arreglaba para aparecer a su lado.

– Ha sido terrible. No puedo creer que esos dos sean tan maleducados.

– No han sido maleducados. Les gustas, nada mas.

– Oh, vamos. Seguro que han sabido la verdad de algun modo y que solo intentaban acercarse a mi porque soy la hija del rey.

– Dudo que el duque necesite mas dinero y poder del que ya tiene.

– Entonces querra otra cosa.

– No. Tanto el como el frances son muy ricos y estan solteros. Te dije que tuvieras cuidado, no que fueras demasiado desconfiada. Sencillamente les has gustado, como acabo de decirte.

Zara lo miro y se sintio molesta por la actitud de Rafe. Se lo tomaba con tal naturalidad que casi parecia que estaba deseando que mantuviera una relacion con otro hombre.

– Pues bien, no me interesan -espeto.

Entonces, se alejo de el y camino hacia su hermana, Cleo, que estaba hablando con uno de los principes. Le basto mirarlos para saber que se lo estaban pasando en grande.

– Hola -dijo Cleo al verla-. ?Te acuerdas del principe Sadik?

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