y por si fuera poco no sabia controlar al energetico pura sangre que le habian dado.

– ?Como te va? -pregunto Byron.

– Muy bien -mintio.

Byron se estaba portando de forma encantadora con ella. Pero por desgracia, Zara solo tenia ojos para Rafe.

– Hace una manana preciosa.

– Si, es verdad.

Zara estaba teniendo verdaderos problemas con el caballo. En los establos le habian asegurado que era muy tranquilo, pero le habian tomado el pelo o todos los caballos de Bahania eran tan rapidos como aquel. Ademas, detras de ellos avanzaban cinco vehiculos del servicio de seguridad y hacian tanto ruido que ponian nerviosa a su montura e impedian que entendiera la mitad de las frases de Byron. Cada vez que decia algo, se aproximaban y no se oia otra cosa que el ruido de los motores.

Por fin, detuvo al caballo y toda la caravana se paro al mismo tiempo.

– ?Que ocurre? -pregunto Byron.

– Nada. He pensado que, si nos deteniamos, tambien se detendrian los coches y dejarian de hacer tanto ruido. Siento todas estas molestias…

– Es logico. Tu padre quiere que estes a salvo.

Zara estuvo a punto de gemir. El hecho de que Byron supiera o hubiera imaginado que era hija del rey Hassan no resultaba nada extrano. Pero se sintio decepcionada porque penso que su interes por ella podia depender de razones ocultas.

Unos segundos mas tarde se aproximo Rafe, que cabalgaba a lomos de otro caballo a cierta distancia.

– ?Va todo bien?

– Si. El duque y yo intentabamos mantener una conversacion.

Sorprendentemente, Rafe sonrio y tuvo la audacia de preguntar:

– ?Sobre que?

Capitulo 9

ZARA salio de la cuadra sin decir nada. Rafe era consciente de que probablemente habia ido demasiado lejos con los cinco vehiculos del servicio de seguridad; eso, sin mencionar los guardias armados. Las posibilidades de un secuestro eran escasas porque casi nadie sabia de ella y, aunque las noticias corrian como la polvora, de momento estaba a salvo. Aun asi, no habia podido resistirse a molestar al duque.

Sin embargo, Zara no veia las cosas de ese modo. Seguramente le habia molestado que tanta gente la hubiera visto forcejear con su montura para no caer, porque dejaba en evidencia su falta de practica con los caballos de raza.

– Espera, Zara…

Rafe consiguio alcanzarla en el patio que separaba la casa de los establos. El sol estaba alto, el calor dificultaba la respiracion y, aunque estaban a la sombra de unas palmeras, la temperatura resultaba insoportable.

Zara se volvio para mirarlo con furia.

– ?Que quieres? -exclamo-. Creia que ya te habias divertido bastante por hoy.

– Lo siento -dijo -. Supongo que me he excedido un poco.

– Si, lo has hecho y mucho.

Zara suspiro y se sento sobre la hierba, bajo los arboles. Despues, flexiono las piernas y recosto la cabeza sobre las rodillas.

Estaban en un pequeno palmar y el follaje los protegia de miradas indiscretas. Salvo por el gato que ronroneaba al sol a pocos metros, se encontraban solos.

– No es por ti -murmuro Zara-. Estoy enfadada con Byron.

Rafe se puso de cuclillas junto a ella. Estaba tranquilo porque sabia que, por mucho que Byron hubiera intentado coquetear con Zara, no los habia dejado solos el tiempo suficiente como para que pasara nada.

– ?Que ha hecho?

– No es lo que ha hecho, es lo que ha dicho – puntualizo Zara-. ?A ti te parezco estupida?

– En absoluto.

– No se que pensar. A los hombres nunca les ha preocupado mucho que fuera tonta; de hecho, suelen pensar que soy demasiado inteligente.

– ?Y el duque piensa que eres tonta?

– Aparentemente -contesto ella, frotandose la frente-. Ni siquiera lo puedo decir. Es tan humillante…

Rafe se puso de pie.

– Si te ha insultado…

– Lo ha hecho, pero no de la manera que estas pensando -lo interrumpio Zara, apartando la vista-. Ha dicho que era hermosa.

– ?Que?

Rafe fruncio el ceno. No entendia por que consideraba aquello como un insulto pero, a la vez, se sentia extranamente molesto al pensar que el duque estaba coqueteando con ella.

– Ya me has oido.

– ?Por que te parece tan horrible? -pregunto-. ?No quieres que te diga cosas bonitas?

– No quiero que me mienta y espere que lo crea. Podria haber aceptado que dijera que soy linda o atractiva, ?pero hermosa? Sin duda, cree que soy imbecil o que sus halagos me van a dejar tan impresionada que no voy a dudar de su sinceridad.

– Me parece que estas buscando un problema donde no lo hay.

– Sabia que dirias algo asi. Eres hombre y no entiendes la importancia que tiene para mi.

Rafe sintio que se estaba adentrando en una zona peligrosa y decidio ir despacio y con cuidado. Odiaba tener que defender a ese tipo, aunque solo fuera de manera tangencial, pero sentia que debia decirle lo que pensaba.

– Eres una mujer atractiva, Zara. Byron te ha dicho lo que a su juicio es verdad, pero a ti te incomoda admitirlo.

– Y tal vez los camellos vuelan en el desierto -ironizo ella-. No soy tonta y entiendo como son las cosas. La atraccion que se siente por otra persona puede distorsionar la realidad, pero eso no significa que su mirada sea exacta. Quiero decir… tu te sientes atraido sexualmente por mi, o al menos eso sentias cuando nos besamos, pero nunca has dicho que fuera hermosa.

Zara se detuvo y lo miro con gesto desafiante. La pausa fue tan larga que Rafe comenzo a transpirar y decidio sentarse. Tenia ante si una conversacion tan profunda y oscura que no estaba seguro de poder salir bien parado de la situacion. Por suerte, ella retomo la palabra.

– Si conociera a Byron desde hace tiempo, quiza lo creeria. Sin embargo, se que solo esta jugando conmigo y eso me desconcierta. ?Siempre va a ser asi? Antes creia que salir con alguien era malo, pero esto es imposible.

Rafe desvio la mirada hacia el gato antes de volver la atencion a Zara.

– Respira hondo e intenta tranquilizarte -le dijo-. En primer lugar, estas ante una situacion nueva para ti. No siempre sera tan confusa. En segundo, confia un poco mas en ti. Actuas como si fueses la version femenina del hombre elefante y eso no es cierto.

– Se la clase de mujer que soy y se lo que dicen los hombres de mi -aseguro-. Soy inteligente e intimido. Ni hermosa ni sexy. Cleo es la que atrae a los hombres en esta familia.

– Eres muy dura contigo -le reprocho el.

Rafe la consideraba una mujer endiabladamente sexy, pero no podia decirselo sin que eso le supusiera otro tipo de problemas.

– Seamos realistas -imploro ella-. Nunca voy a encontrar a nadie que me desee.

Zara habia pasado de la rabia a la vulnerabilidad absoluta en un segundo. Rafe podia soportar lo primero; lo

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