segundo, no. Al verla tan apenada, tuvo que hacer un esfuerzo para contener la necesidad de abrazarla y darle consuelo. Sabia que era alguien contratado para ayudar y nada mas.

– Lo encontraras, creeme -le aseguro-. El hombre apropiado para ti esta en alguna parte.

– ?Como lo voy a encontrar? ?Y donde esta? Si se te ocurre alguien, por favor, dile que lo estoy esperando ansiosa.

Acto seguido, Zara hizo ademan de levantarse. Sin pensar, Rafe la tomo de la cintura para ayudarla a incorporarse. En cuanto sus dedos rozaron aquella piel tersa y suave, supo que habia cometido un error. En especial, cuando ella lo miro y pudo ver la inquietud en sus grandes ojos. Inquietud y deseo.

Sintio que perdia las fuerzas; estaba hambriento y solo habia una manera de saciar su apetito.

– Rafe… -susurro ella.

La anticipacion y el anhelo que habia en la voz de Zara encendieron un fuego interior en Rafe y barrieron todas sus resistencias. Embriagado por la pasion, la atrajo hacia su cuerpo.

Ella se fundio contra el, le rodeo el cuello con los brazos y se dejo llevar. Rafe se inclino hacia atras, la sento sobre el y se apoyo en el tronco de la palmera. Zara era intensa, dulce y mucho mas deseable que el resto de las mujeres que conocia y sentia que se iba a morir si no la besaba.

Entonces, la beso. Las sensaciones eran abrumadoras; no solo por el contacto de sus labios, tambien por el aliento calido y entrecortado entrando en su boca mientras unos dedos delicados y tremulos le acariciaban la nuca. Le lamio el labio inferior e introdujo su lengua impaciente para probarla y rendirse ante la deliciosa boca de aquella mujer unica. Ella no protesto ni intento apartarse. Bien al contrario, se apreto contra el y respondio al beso con ansiedad.

La necesidad empezaba a inquietar el sexo de Rafe y lo hacia sentirse incomodo. Maldijo en silencio, consciente de que no podria ganar: Zara era una tentacion irresistible. Le deslizo una mano por el muslo hasta la curva de la cadera y, de alli, siguio hasta el trasero. Con una suave presion en la carne redondeada, la ayudo a acomodarse hasta quedar sentada con las piernas separadas sobre su regazo. Sexo contra sexo. Necesidad contra necesidad.

Era una combinacion tan insoportable de placer y dolor que Rafe no pudo evitar aferrarla por la cadera y atraerla, aun mas, hacia el. El ritmico movimiento los hizo jadear casi al unisono. Ella le tomo la cara y continuo con los besos; la tension la hacia temblar. Sentir la excitacion de Zara hacia que Rafe se desesperase mas y mas. En el momento en que comenzo a calcular la distancia que deberian recorrer para llegar a un lugar mas privado, supo que habia cruzado una linea sin retorno. La tomo de la cintura y la aparto.

El gesto la tomo por sorpresa.

– No puedes detenerte ahora -imploro.

– Tengo que hacerlo, Zara.

Despues, Rafe se puso de pie y le dio la espalda. Le dolia el cuerpo de desearla tanto. Cada centimetro de su piel temblaba al compas de su corazon acelerado. Se preguntaba que estaba haciendo; nunca se habia dejado llevar de esa manera durante una mision. Sabia muy bien que, en otras circunstancias, una distraccion semejante podria haberle significado la muerte.

– Lo siento -se excuso-. No deberia haberte besado.

Rafe sintio que ella se movia a sus espaldas y se volvio para verla incorporarse.

– No lo empeores con una disculpa -murmuro-. No entiendo cual es el problema porque es obvio que existe una fuerte atraccion entre nosotros. Nadie tiene por que enterarse de lo que hemos hecho.

– No es tan sencillo. Soy responsable de protegerte, incluso de ti misma. Y si ese motivo no te basta, intenta comprender que esta clase de cosas no estan bajo nuestro exclusivo control. ?O es que quieres que tu vida privada se convierta en un tema para las revistas del corazon?

– Eso no va a pasar.

Rafe no se atrevio a contestar. Zara era nueva en ese mundo pero el no y conocia las consecuencias desastrosas de un romance inoportuno.

– No te entiendo, Rafe -declaro ella-. Te deseo como nunca desee a nadie. Y lo que es peor, te lo estoy confesando y dejandome llevar por mis impulsos. No soy asi y no entiendo lo que sucede. No se si es algo de Bahania, si es que me han echado alguna droga en el agua o si son signos de senilidad temprana, pero…

Rafe no sabia que decir. O quizas se resistia a asumir la verdad. Zara y el se deseaban y el calor era peligroso para ambos.

Ella se llevo las manos a la cadera y pregunto:

– ?Debo asumir que tu silencio se debe a que tampoco tienes una respuesta?

– No una que tenga sentido.

– Toda esta situacion me desconcierta. La verdad es que te he incitado para que me besaras. Nunca hago esas cosas.

– Y yo jamas permito que lo personal interfiera con el trabajo.

– Entonces, ?esto tambien es inusual para ti?

– Absolutamente.

– Ahora me siento un poco mejor -dijo Zara, con una sonrisa.

Rafe no dijo nada. Pensaba que se estaba ablandando y que necesitaba alguna emocion fuerte, como pasar un par de semanas en zona de guerra, para recuperar sus reflejos y su capacidad de control.

– ?Que vamos a hacer? -pregunto ella.

– Nada. No ha cambiado nada. Trabajo para el rey y no puedo mantener una relacion sexual con su hija.

– Tendras que encontrar una excusa mejor, porque esa historia se esta volviendo vieja.

Acto seguido, Zara se dio media vuelta y comenzo a caminar hacia el palacio. Pero a los pocos metros se detuvo.

– Por cierto -declaro-, Jean Paul me ha invitado a cenar y he aceptado. Creo que tendras que vestirte de forma elegante para la ocasion.

Rafe la miro alejarse con la cabeza erguida y moviendo las caderas. De nuevo estaba furiosa y, encima, habia dicho la ultima palabra. La princesa Zara, la profesora Zara Paxton, se estaba convirtiendo en un problema mayor del que habia imaginado. Y a pesar de todo, se alegraba de haberla conocido.

Zara se dirigio a su habitacion en cuanto llego a palacio. Tenia la cabeza hecha un lio y no sabia que hacer. Su vida habia dado un vuelco increible desde su llegada a Bahania. Se habia preparado para el encuentro con un extrano que podia ser su padre, pero nunca habia pensado que podria enfrentarse a un problema con los hombres.

Por primera vez en su vida, tenia a dos hombres que buscaban su atencion. Desde luego, ninguno de los dos estaba realmente interesado en ella, solo querian relacionarse con la familia real. Cada uno tenia sus motivos; quizas, el duque necesitaba dinero para reparar su viejo feudo y Jean Paul queria un prestamo para ampliar sus vinedos. Fueran cuales fueran los motivos que los impulsaban a cortejarla, no tenian nada que ver con ella como persona sino como una especie de moneda de cambio.

Giro en la esquina del corredor y entro en la suite que compartia con Cleo. Llamo a su hermana, pero no obtuvo respuesta. Cleo debia estar afuera, tal vez con el apuesto principe Sadik. En la cena habia quedado claro que se sentia atraido por ella.

Zara echo un vistazo al espacioso salon y despues se tumbo en el sofa. Podia ver el mar Arabigo en la distancia. El sol ya estaba en lo alto, la temperatura subiria y pronto le seria dificil soportar el calor del exterior. En cualquier caso, en el palacio el ambiente estaba fresco y agradable.

Despues, contemplo el elegante mobiliario que la rodeaba, la costosa tapiceria y el pequeno bar en la esquina. Sabia que si iba hasta alli y abria la nevera, encontraria un monton de bebidas, incluyendo su refresco favorito. La encimera estaba llena de refrigerios a cual mas apetitoso e incluso asi, podia llamar a la cocina y pedir que le enviaran algo de comer.

Bahania era una fantasia que se habia vuelto realidad. De hecho, era mucho mejor de lo que habia imaginado. Estaba viviendo en un palacio y, si se confirmaba que el rey Hassan era su padre, a punto de convertirse en princesa.

Se puso de pie y camino hacia el balcon. Estaba inquieta y conocia la causa: Rafe. No entendia lo que pasaba con el pero era consciente de que estaban jugando un juego muy peligroso. En sus veinte anos de vida habia aprendido algunas cosas, y una de ellas era que los hombres no mentian sobre algunos asuntos; si decian que no

Вы читаете El jeque y la princesa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату