querian involucrarse en una relacion, estaban diciendo la verdad. El problema era que Zara no queria aceptarlo.

Suspiro y recordo que Rafe le habia dicho que ella era una mujer para casarse y tener hijos y que el era un hombre para el que el matrimonio y la paternidad estaban fuera de discusion. En el fondo, sabia que el estaba diciendo la verdad en ambos casos aunque, desafortunadamente, saber que Rafe era un error no lo volvia menos atractivo a sus ojos,

Lo deseaba. Parte de la atraccion era sexual; la hacia pensar en cosas que jamas habia considerado y, por primera vez en su vida, se sentia dominada por la quimica. Sin embargo, no podia adjudicar todo a una cuestion hormonal. Mas alla de las reacciones fisicas, Rafe le gustaba. Y, por mucho que se resistiera a admitirlo, lo cierto era que le gustaba estar con el, charlar, compartir momentos y que hasta disfrutaba de cuando discutian. El era amable y no cabia duda de que tambien se sentia atraido por ella.

Zara no podia recordar cuando habia sido la ultima vez que un hombre se habia mostrado tan interesado fisicamente por ella como Rafe. Podia ver el deseo que lo atravesaba, podia sentirlo. Se preguntaba como podria resistirse a el cuando la combinacion entre la atraccion sexual y el aprecio personal lo convertian en una tentacion de la que no podia escapar. Cuando Rafe estaba cerca, se sentia a salvo y capaz de hacer todo lo que sonaba. En toda su vida, jamas habia experimentado una sensacion semejante.

Zara estaba decidida a encontrar la manera de estar con el; sabia que no seria una tarea facil, pero no estaba dispuesta a permitir que le rompieran el corazon.

– Esta es la espada que uno de mis ancestros utilizo durante las Cruzadas -comento el rey Hassan-. En algunas batallas, la sangre corria como un rio a traves de los valles de Tierra Santa.

Zara observo la antigua pieza que decoraba uno de los estantes del salon. Tenia una empunadura de oro decorada con zafiros y rubies y la hoja de acero brillaba con su filo amenazante. No era dificil imaginarla cubierta de sangre.

– No sabia que Bahania habia sido escenario de las Cruzadas.

Hassan movio la cabeza en sentido negativo.

– Aqui no se libro ninguna batalla, pero los creyentes viajaron para echar a los infieles -dijo, con gesto adusto-. Fue un tiempo plagado de disturbios y muchos murieron. Con el paso de los anos, la familia real comprendio que una actitud mas tolerante seria mejor para nuestro pueblo y, para el siglo XVI, todos los cultos estaban permitidos. Eramos muy progresistas.

– Eso parece.

Zara sabia que en aquella epoca, Europa habia sido una tierra de intolerancia religiosa.

– Aunque debo reconocer que con las mujeres no eramos tan progresistas -manifesto Hassan con tono de disculpa-. El haren real existio hasta el reinado de mi padre.

– No puedo imaginar una cosa asi.

– Yo si. Lo que no alcanzo a entender es donde sacaban tiempo para disfrutar de tantas mujeres. Al menos a mi, los asuntos de estado me mantienen muy ocupado.

Siguieron caminando por los pasillos de la parte vieja del palacio. El lugar estaba lleno de tesoros, incluyendo pinturas, mosaicos increibles, estatuas y esculturas talladas en paredes y techos.

Un pequeno gato gris se unio a ellos. Hassan se agacho y alzo al animal en sus brazos.

– ?Como estas, mi precioso? -pregunto, con ternura.

Habia una chapa colgando del collar del felino y el rey la tomo entre sus dedos para leer lo que decia.

– Ah, eres Muffin -dijo y miro a Zara-. De tanto en tanto, permito que los chicos del colegio vengan al palacio y les pongan nombre a los gatos nuevos. Pero la verdad es que a veces lamento esas visitas.

Ella solto una carcajada.

– ?Muffin no te parece un buen nombre para un gato?

– No para un gato de la realeza -aseguro Hassan, mientras acariciaba al animal.

– ?Como te volviste tan amante de los gatos?

– Mi madre disfrutaba de tenerlos alrededor -explico el hombre, dejando al gato en el suelo-. Llevas su nombre, ?sabias?

– No hasta que me lo dijeron. Hace algun tiempo estuve buscando el origen de mi nombre, vi que era una derivacion de Sara y supuse que, sencillamente, a mi madre le habia gustado.

Hassan la guio hasta un rincon desde el que se veia un exuberante jardin a traves de los ventanales. Zara se dio cuenta de que Bahania era mucho mas lujosa de lo que ella habia esperado.

Se sento junto al rey y trato de hacer caso omiso al pequeno grupo de guardias que los seguia en su paseo. Al parecer, Hassan no iba solo a ninguna parte.

– Me sorprende que Fiona recordara lo que le habia contado sobre mi madre -dijo el hombre, acariciandole el pelo-. Me sorprende y me complace. Mi madre tambien se habria alegrado de saber que no la habia olvidado.

Zara no sabia que decir. Fiona nunca le habia hablado de Hassan ni de su madre. El rey parecio adivinar lo que estaba pensando.

– Aunque si lo que sabes de mi es solo por lo que decian los periodicos, imagino que no te habra contado nada.

– Bueno, yo hacia muchas preguntas -dijo Zara-. Solia suplicarle que me contara cosas de mi padre, pero nunca dijo una palabra y yo no entendia por que.

– Tu vida habria sido muy distinta si ella te hubiera hablado de nosotros. Me gustaria creer que yo la habria dejado vivir a su antojo, aunque no estoy seguro.

El rey desvio la mirada hacia el horizonte y Zara supo que estaba pensando en el tiempo que habia compartido con Fiona.

– Hablame de tu infancia -rogo el-. Hablame de Fiona.

Zara se acerco un poco mas a el porque sabia que aquella era una conversacion demasiado intima como para arriesgarse a que el sequito real los oyera. El grupo estaba formado por un par de ayudantes, alguien que parecia el guardaespaldas del rey, y Rafe, cuya presencia no era una incomodidad para ella.

– Fiona siempre fue hermosa -declaro Zara-. Alta, elegante y llena de gracia. Era capaz de conseguir que la tarea mas ordinaria del mundo pareciera algo complejo y divertido. Yo queria ser como ella.

– Te pareces mucho… -aseguro Hassan.

Ella rio a carcajadas.

– Oh, vamos, bailaste conmigo en la cena y estoy segura de haberte pisado mas de una vez -dijo-. He heredado muchas de las cualidades de mi madre, pero no su gracia, precisamente. Aunque lo intente durante anos, no tengo talento para la danza. En las clases era un tropiezo tras otro y, por fin, atendio a mis ruegos y permitio que pasara las tardes en la biblioteca en lugar de en su estudio.

– Fiona tenia un estilo muy particular -aseguro el rey y carraspeo, incomodo con el tema-. Seguro que hubo muchos hombres en su vida. Antes has dicho que no hubo ninguno especial, pero debio tener admiradores…

Zara penso que la charla estaba en un terreno peligroso. Por suerte, podia decir la verdad.

– De tanto en tanto, salia con alguien, pero sus relaciones jamas duraban mas de dos meses. Decia que no le interesaba casarse. Creo que ya le habian robado el corazon.

Hassan se encogio de hombros.

– Fiona fue mi gran amor. Si hubiera aceptado casarse conmigo…

Zara se estremecio al pensar que si su madre se hubiera casado con el rey, habrian vivido en Bahania; y no sabia lo que habria sido de ellas en semejante lugar.

Penso en la infancia de Sabrina, repartida entre Bahania y California, entre dos mundos completamente distintos y se pregunto si ella y Cleo habrian corrido la misma suerte.

– Es dificil imaginar una vida diferente -admitio ella-. Fiona te dijo la verdad cuando aseguro que no podia vivir en el mismo sitio durante mucho tiempo. Nos mudabamos casi todos los anos. Nunca supe que era lo que mi madre estaba buscando solo que, al parecer, no lo encontraba. O, tal vez, no tenia un objetivo especifico y lo unico que pretendia era cambiar de vida.

– Nunca lo sabremos -comento Hassan y le palmeo una mano-. Quisiera discutir un asunto contigo, hija…

Zara se estremecio al oir que la llamaba hija. Aunque llevaba una semana en el palacio, todavia le costaba

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