Samantha abrio la boca para decirle que claro que le habia gustado lo que habia sucedido, pero se mordio la lengua.
– Veras, tienes algunas cosas en comun con mi ex marido -admitio.
Jack hizo una mueca de disgusto.
– Y me imagino que no seran las buenas, ?verdad?
– Lo siento, pero no.
– Vaya, menuda suerte la mia -murmuro Jack mirando por la ventana-. La vida seria mucho mas sencilla si no existieran las relaciones.
– Eso es imposible porque, de ser asi, seriamos robots.
– O, tal vez, personas muy equilibradas… sin problemas…
– ?Demasiada presion?
– Si, demasiada -admitio Jack-. ?Sabes? Recuerdo cuando era joven y me llevaba bien con mis hermanos. Mi padre estaba todo el dia trabajando, asi que nosotros estabamos juntos con la ninera.
– Pobre ninera…
Jack sonrio.
– Si, eramos ninos muy dinamicos e imaginativos. Lo que queria decir es que no recuerdo cuando dejamos de ser una familia. Mi tio me lo dice constantemente y tiene razon. Yo siempre le he echado la culpa a mi padre de que no estemos unidos, pero ahora que ya no esta y que nosotros tres somos adultos nos vamos a tener que buscar otra excusa.
– Tal vez ha llegado el momento de cambiar las cosas. ?Te gustaria tener una relacion mas estrecha con tus hermanos?
Jack asintio lentamente.
– Si estuvieramos juntos, a lo mejor dilucidariamos la manera de arreglar este caos, pero no consigo ponerme en contacto con ellos. Los he llamado varias veces, pero no me devuelven las llamadas. Cuando llegue el momento de leer el testamento, los voy a tener que hacer venir por la fuerza. Es de locos.
– Convencelos.
– No se que decirles. Que triste, ?verdad? Desde luego, a Samantha le parecia una situacion realmente triste. Si ella tuviera hermanos, no le gustaria haber perdido el contacto por completo con ellos.
– ?Y por que no hablas con Helen? A lo mejor a ella se le ocurre algo.
– No, gracias.
Aquello no le hizo ninguna gracia a Samantha.
– ?Que te pasa? ?Por que no le das una oportunidad? El otro dia dijiste que te fiabas de mi y que, si me parecia una buena persona, estabas dispuesto a cambiar tu parecer sobre ella. Ademas, es una mujer muy inteligente y que podria ayudarte con la empresa.
– No creo que mi padre le contara nada de todo esto.
– ?Y tu que sabes?
– Nunca hablaba de trabajo con nadie.
– Eso es lo que tu crees, pero, ?no se te ha ocurrido que a lo mejor se caso con Helen porque es una mujer inteligente y valida? A lo mejor, cuando las cosas empezaron a ir mal en los negocios, hablo con ella. Yo no estoy diciendo que Helen vaya a saber algo, pero tu tampoco sabes nada. La tratas como si fuera una chica de veintiun anos con la que tu padre se hubiera obsesionado con su cuerpo. Te advierto que estas dejando fuera una gran baza.
– Desde luego, eres una amiga muy leal.
– Con Helen no es dificil. ?Por lo menos te vas a pensar lo que te he dicho?
– Si -prometio Jack.
Samantha se pregunto por que Jack, que era tan razonable con otros asuntos, se mostraba tan intransigente con su madrastra.
Todas las familias tenian secretos, pero aquella parecia tener mas que ninguna.
– Yo no tengo hermanos, ya sabes, eramos solamente mi madre y yo, asi que no tengo ni idea de los problemas que surgen en una familia numerosa.
– ?Te gustaria que cambiaramos de familia durante un rato? -propuso Jack haciendo una mueca de disgusto a continuacion-. Perdon, tu te llevabas muy bien con tu madre. Supongo que la echas de menos.
Samantha asintio.
– Siempre tuvimos una relacion muy especial, pero nos unimos todavia mas cuando mi padre se fue. Aquello de tener que estar pendientes de lo que ibamos a comer nos unia mucho.
– Desde luego, menudo canalla. ?Has vuelto a saber algo de el?
– No, nunca quiso hablar conmigo. Cuando creci, intente varias veces ponerme en contacto con el, pero, el final, me di por vencida. No le interesaba lo mas minimo. Me entere de que murio un par de anos despues que mi madre.
– Vaya…
– Las cosas podrian haber sido diferentes. A mi no me interesaba tener una relacion con el para sacarle nada, yo lo unico que queria era tener contacto con mi padre, pero el nunca lo entendio. ?Por que seran las relaciones entre humanos tan dificiles?
– No tengo ni idea.
Samantha se puso en pie.
– Bueno, ya te he quitado mucho tiempo. Lo unico que queria era decirte que lo siento.
– No tienes nada que sentir.
– Gracias, Jack.
Mientras se iba, Samantha tuvo la sensacion de no saber si habia mejorado o empeorado las cosas entre ellos. Lo que tenia que hacer era tomar una decision de una vez y mantenerse firme.
Si estaba decidida a que entre ellos solamente hubiera una relacion de trabajo, no debia ir a su despacho a charlar. Claro que, si queria algo mas, podia hacerlo sin problemas.
«Complicaciones», penso. Preguntas sin respuesta.
Al menos, su vida no era nunca aburrida.
Jack volvio de la reunion que habia tenido a la hora de comer con el director del departamento de economia y se encontro con que su madrastra estaba esperandolo en su despacho.
Helen sonrio al verlo.
– Estaba por aqui y he pasado a verte -lo saludo.
En otras circunstancias, Jack se hubiera mostrado educado y hubiera intentado quitarsela de encima cuanto antes, pero despues de la ultima conversacion que habia mantenido con Samantha, le provocaba curiosidad descubrir que era lo que queria Helen.
Le indico que se sentara en el sofa y, mientras lo hacia, se quedo mirandola y se pregunto por que le parecia diferente aquel dia. Seguia siendo guapa, rubia y tan solo unos anos mas joven que el.
Desde luego, una preciosa mujer florero.
– ?Que necesitas? ?Va todo bien por casa? -le pregunto.
Helen fruncio el ceno.
– No entiendo.
– Estas sola en esa casa, que es muy grande, y me preguntaba si no se te caia encima.
Helen enarco las cejas levemente.
– No me puedo creer que estes preocupado por mi.
Jack se encogio de hombros.
– Bueno, estoy bien, gracias por preguntar. Si, es cierto que la casa es muy grande y ahora se me hace muy vacia, pero tu padre trabajaba mucho y estoy acostumbrada a estar sola.
Jack se revolvio incomodo en su butaca y deseo no haber comenzado jamas aquella conversacion, pero ya no habia marcha atras.
– ?Duermes bien?
Helen suspiro.
– No -admitio-. Lo cierto es que todas las noches espero que George entre en la habitacion y me pida