que parara.

Ella le acaricio los hombros, la espalda, el sedoso pelo. El dejo de besarla en los labios para pasar a su cuello. Victoria metio las manos por debajo de su camisa para sentir el delicioso calor de su piel desnuda. Kateb bajo y, a traves de la tela, tomo uno de sus pechos con la boca.

Aquel movimiento inesperado hizo que Victoria gritase de placer. Sus pezones se irguieron y sintio humedad en su interior. Estaba consumida por el deseo.

Nunca habia sentido semejante pasion. Era tanto el deseo que si Kateb no la hacia suya, moriria. Intento quitarle la camisa. El se incorporo para quitarsela y luego le agarro a ella del vestido y estirando con fuerza, lo rompio en dos.

La tela cedio al instante y Victoria se quedo desnuda ante el. Se deshizo de la tela y alargo las manos hacia su cuerpo.

– Todavia no -le dijo Kateb en voz baja, llena de deseo-. Eres tan perfecta.

La miro de arriba abajo, acaricio sus pechos con un dedo y luego fue bajando por su vientre. Victoria se quedo inmovil, esperando a ver que le hacia con el.

Nadie la habia observado nunca con tanta intensidad, con tanta posesion. Sintio que su sexo sufria con la espera.

Y por fin la acaricio alli. Fue una unica caricia que hizo que abriese las piernas y contuviese la respiracion. Kateb se agacho a lamerle el vientre antes de colocarse entre sus muslos y hacerla gemir con un intimo beso.

Victoria ya estaba temblando y desesperada. Kateb se movio contra ella con una seguridad que hizo que se relajase. Se aferro a los cojines, clavo los talones en la alfombra y se ofrecio a el.

Kateb se agarro a sus caderas y movio la lengua a un ritmo constante, imposible de resistir. Victoria noto que los temblores se convertian en sacudidas y le costo respirar.

El siguio acariciandola con la lengua, llevandola al limite. Hizo que arquease la cabeza hacia atras y para esperar a que llegase…

Fue un orgasmo comparable a una tormenta en el desierto: rapido, bello, fuera de control. Victoria grito mientras todo su cuerpo se sacudia. El continuo moviendo la lengua hasta que se quedo por fin quieta, sorprendida por la reaccion de su cuerpo. Entonces Kateb se quito los pantalones y la penetro.

Su sexo era grande y estaba duro, y encajaba dentro de ella a la perfeccion. Puso las piernas alrededor de el, para ayudarlo a llegar mas hondo, deseando tenerlo todo dentro. Abrio los ojos y se dio cuenta de que la estaba observando, su mirada era intensa. Victoria no pudo apartar la vista. Se quedo mirando su rostro y supo que estaba a punto de llegar al climax.

Fue un momento de intimidad como no habia tenido otro, y a pesar de que le daba miedo, no pudo apartar la mirada. Entonces Kateb entro un poco mas y llego a un lugar que hizo que volviese a sacudirse de nuevo. Victoria dijo su nombre entre dientes. Cerro los ojos. Unos segundos mas tarde, lo oyo gemir y noto que se quedaba inmovil.

Kateb quiso convencerse de que habria tomado a Victoria hubiese sido quien hubiese sido. De que su deseo habia sido muy fuerte y ella habia estado desnuda. No obstante, durante cada segundo habia sabido con quien estaba, y que la deseaba a ella en concreto. En esos momentos, todavia en su interior, la miro a los ojos y no supo que debia decirle.

Podia decirle que habia sido ella la que lo habia liberado de su promesa, lo que no podia decirle era que habia perdido el control.

Lo atraia fisicamente. Y no era mala amante. Aunque, en realidad, el nunca habia pensado en hacerla suya. La habia llevado al Palacio de Invierno porque ella se habia ofrecido a cambio de su padre. Tal vez la habia llevado para castigarla, aunque no sabia que delito habia cometido.

Se retiro. A reganadientes.

Ella se puso en pie, tomo lo que quedaba de su vestido y se tapo.

– Veo que odias este vestido -murmuro antes de recoger tambien la capa y cubrirse-, ?Puedo marcharme o tengo que pedir permiso?

– Puedes marcharte.

Ella asintio una vez y desaparecio.

Kateb se levanto despacio y se puso los pantalones. Victoria se habia dejado el vestido, lo recogio y lo apreto entre sus manos.

Aquello no tenia que haber ocurrido. No de ese modo. Si, ella tambien lo habia deseado, pero eso no lo eximia de su responsabilidad. No obstante, tampoco podia disculparse. Era un principe.

Se dijo a si mismo que ella tambien habia disfrutado la experiencia y, aun asi, no pudo apartar de su mente la idea de que la habia tomado en contra de su voluntad.

– Eso no es cierto -dijo en voz alta-. Lo deseaba.

Y mucho. ?Tal vez demasiado?

?Y si habia fingido tener miedo? ?Y si habia deseado que aquello ocurriese para conseguir casarse con el? ?Y si lo habia planeado todo con su padre?

Se fue a su dormitorio. A pesar de haber llegado al climax, solo de pensar en lo que acababa de ocurrir volvio a desearla. Podia llamarla, insistir en que se sometiese a el, pero no lo haria.

Victoria era una complicacion que no necesitaba. Una distraccion. «Mujeres», penso, sintiendose cansado. Con Cantara las cosas habian sido faciles, igual que con las otras mujeres con las que habia estado de forma ocasional. No habia habido malinterpretaciones. Siempre habian sido aventuras de una noche, nada mas.

?Que esperaba Victoria y por que le importaba a el? ?De verdad se estaba sacrificando por su padre, o estaba interpretando un papel? ?Como iba a averiguar el la verdad?

Victoria se paso casi toda la noche sin dormir y cuando se levanto, estaba cansada. Se ducho en el increible cuarto de bano, pero no se sintio como en casa.

Nada tenia sentido, penso mientras se ponia una camiseta de manga corta y una falda larga. Por una parte, no podia arrepentirse de lo que habia hecho. Kateb habia hecho vibrar todas las celulas de su cuerpo, ?quien no habria querido eso de un amante? Iba a estar alli seis meses. ?No debia limitarse a disfrutar con el en la cama?

Por otra parte, le asustaba el hecho de haberse entregado por completo a el. Era la primera vez que le habia ocurrido. Nunca habia deseado a nadie con tanta desesperacion, ni habia perdido asi el control. Era como si le hubiese entregado una parte de si misma y no fuese a recuperarla.

Solo se le ocurrio un modo de recuperar su equilibrio.

Yendo de compras.

Metio dinero en su bolso, busco las gafas de sol y se decidio a comprobar si era cierto que podia ir adonde quisiera, siempre y cuando no saliese del pueblo.

Nadie la detuvo en la puerta del haren. Vio muchas personas por el palacio, algunas vestidas de forma tradicional, otras, de manera occidental. Un par de ellos le sonrieron, aunque la mayoria la ignoraron, pero nadie le pregunto adonde iba. Despues de unos minutos, reconocio un par de cuadros en las paredes y supo que iba en la direccion correcta. Cinco minutos mas tarde, estaba en la entrada y, desde alli, era facil llegar al bazar.

Las tiendas y puestos al aire libre le recordaron el mercado de la ciudad. Sonrio a los vendedores, admiro un par de chales, luego torcio una esquina y se detuvo delante de un increible puesto de joyas hechas a mano.

Todas las piezas eran exquisitas, delicadas y brillaban bajo el sol. Habia pulseras y collares, pendientes con forma de flor y corazon.

– Muy guapa -dijo la vendedora-. ?Le gusta?

– Es todo precioso. Nunca habia visto semejante seleccion. ?Se hace aqui?

– Si. En el pueblo. ?Viene de la ciudad?

Victoria asintio. No tenia suficiente dinero para comprar nada, lo que la disgusto y la alivio al mismo tiempo, asi no se lo gastaria.

– ?Quien hace las joyas?

– Tres o cuatro familias. Las mujeres trabajan juntas. Se ensena de madres a hijas.

Teniendo en cuenta que el arte iba pasando de generacion en generacion, no era de extranar que el trabajo

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