Ella recordo lo que le habia contado Maggie.

– Hablando de todo un poco, no me contaste que el expediente de Natasha habia desaparecido.

– No queria que te disgustaras.

– Eso lo entiendo, pero estamos hablando de mi hija. Necesito saber que debo buscar -le dijo ella-. Si hay peligros ocultos, quiero estar alerta.

El asintio.

– Ojala supiera mas. En este momento estoy luchando contra las sombras y es muy frustrante. No he averiguado nada nuevo. Ninguno de mis contactos sabe nada.

– ?Tienes contactos?

– Soy un tipo muy util -respondio sonriendo.

– Si lo eres.

Se miraron fijamente y de repente, la tension estallo. Liz tuvo ganas de abrazarlo y llevarlo hasta la cama que habia en la habitacion. Queria que la besara, que la acariciara y que la transportara a un lugar donde nada tuviera importancia, salvo ellos dos.

Natasha hizo un gorgorito, como si quisiera recordarle que habia tres personas en la habitacion.

David le tomo la cara entre las manos a Liz.

– Liz, tengo que ir a una reunion importante en la embajada. ?Estaras bien esta noche?

– Claro. Hay un fornido guardia de seguridad en el pasillo, ?no?

– Efectivamente. Estara de servicio hasta que yo venga. Volvere tarde.

Liz sentia sus dedos calidos y suaves contra la piel. Queria volver la cara y darle un beso en la palma de la mano. En vez de eso, suspiro.

– Ah, es cierto. Esa cita que dices que es una reunion importante.

– Es una reunion importante.

– Ya, claro.

El la miro y se rio.

– ?Me estas llamando mentiroso?

– Estoy diciendo que me ocultas cosas.

– Pero solo de trabajo. No sobre mujeres -respondio el y se puso muy serio-. ?Me crees?

– Si, te creo -susurro ella y David la beso suavemente.

– Ahora tengo que irme a la reunion -murmuro-, pero quiero volver despues a comprobar que estas bien. Sera sobre las doce de la noche. ?Te parece muy tarde?

A comprobar que estaba bien, ?eh? Ella queria leer mas cosas entre lineas, pero tenia la sensacion de que David queria decir exactamente lo que estaba diciendo.

– No te preocupes por no despertarme -le dijo-. No creo que duerma.

– Lo se. Por eso voy a volver.

El miro la cama, como si se diera cuenta de lo que podria ocurrir despues.

– Estare aqui en mision oficial -dijo.

– ?Es esa tu forma de decirme que no vas a intentar seducirme?

El gruno ligeramente.

– Eres toda una tentacion, Liz, tienes que saberlo. Pero se trata de que estes a salvo.

A ella le habria gustado que se tratara de ambas cosas.

– Eres muy amable por preocuparte. Yo no haria nada que no debiera.

– Bien -dijo el y se dirigio hacia la puerta-. Porque en lo que a ti respecta, mi capacidad de control es nula.

Ella se rio mientras David salia de la habitacion. Cuando se quedo sola con Natasha, la buena sensacion se desvanecio y de repente, tuvo ganas de llorar.

– Estoy bien -se dijo-. Las dos estamos bien.

Ojala pudiera creerlo.

Vladimir Kosanisky solto un juramento mientras marcaba un numero de telefono. Respondieron a la llamada al segundo tono.

– Aun no hemos encontrado a la chica -le dijo al americano, con la voz tensa de frustracion-. Hemos malgastado un dia entero. Creo que sera mejor que la olvidemos y busquemos a la nina.

– ?Y si la chica habla?

Kosanisky penso en aquella posibilidad. Sophia siempre habia sido dificil. Era una pena que el siempre hubiera tenido cierta debilidad por ella. Los sentimientos le habian nublado el juicio.

– La eliminaremos.

– Bien. ?Cuando tendreis al bebe?

– Esta noche -respondio Kosanisky-. Mis hombres entraran en la habitacion de la mujer y se llevaran a la nina.

– ?Haran que parezca un robo?

– No sera necesario -dijo Kosanisky, mientras encendia un cigarrillo-. Mi pregunta es sobre la mujer americana. Elizabeth Duncan. ?Quieres que la mate o no?

Capitulo 8

Liz estuvo relativamente tranquila mientras duro la luz del dia. Sin embargo, a medida que oscurecia, comenzo a sentirse mas y mas nerviosa.

– No pasa nada -se decia una y otra vez.

David le habia prometido que iria mas tarde y se quedaria con ella y Liz confiaba por completo en el. David cumpliria su promesa. La unica pregunta era cuando iba a llegar.

Comprobo que Natasha estaba bien. La nina estaba profundamente dormida en su cuna. Parecia que la tension de la situacion no la afectaba en absoluto.

– Preciosa -murmuro Liz-. Muy pronto volveremos a casa.

A Portland. A su casa sobre el rio, a su vida normal. Habia tenido muchas ganas de ir a Moscu, pero en aquel momento solo queria marcharse.

A las nueve y media ya era noche cerrada. Liz miro por la ventana y observo las luces de la ciudad. El corazon le latia con mas fuerza cada vez que respiraba. Tenia los nervios de punta y el cuerpo en estado de alerta. Iban a ir por ella, lo sabia, lo sentia en los huesos. ?Y si aparecian antes de que llegara David?

– No podemos quedarnos aqui -murmuro en el silencio.

Abrio la puerta de la habitacion y miro a ambos lados del pasillo. Se le tensaron todos los musculos del cuerpo al darse cuenta de que no habia nadie. Rapidamente, antes de poder cambiar de intenciones, tomo la llave de la habitacion y llamo a la puerta de al lado. Diana Winston aparecio a los pocos segundos.

– ?Liz! ?Que ocurre?

– Tengo que bajar al vestibulo a hablar con el recepcionista -respondio ella, intentando mantenerse calmada-. Natasha esta dormida, pero me preguntaba si te importaria quedarte con ella un segundo, hasta que yo vuelva.

Diana sonrio.

– Claro que no -dijo. Entro en la habitacion de nuevo, aviso a su marido de que salia un momento y siguio a Liz por el pasillo.

Liz la dejo con Natasha y bajo sigilosamente las escaleras, intentando no dejarse ver demasiado. Desde el ultimo rellano diviso al recepcionista, sentado tras el mostrador, leyendo el periodico. Paseo la mirada rapidamente por todo el vestibulo y no vio a nadie mas. ?Que habia ocurrido con el guardia de seguridad fornido? ?Se habia tomado un descanso, o acaso David le habia mentido acerca de que iba a incrementar la seguridad del hotel para protegerla?

Parecia que se le iba a escapar el corazon del pecho y tenia la garganta oprimida. ?Que estaba ocurriendo?

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