– De nada. Sientese, por favor.

– Hable con Annie en la fiesta de Navidad -empezo a decir ella, nerviosa-. Le conte algunas ideas que tenia y ella me animo a que hablase con usted.

Ah, que tipico de Annie, penso Duncan, irritado y sorprendido a la vez.

– Annie cree firmemente en la comunicacion.

La senora Morgan trago saliva.

– Si, bueno, vera, soy contable y, como sabe, tenemos que hacer cursos sobre cuestiones fiscales cada ano.

– Si, claro.

– Hace poco acudi a un curso sobre depreciacion y ha habido varios cambios que podrian tener un gran impacto en la empresa. Si pudiera explicarselo…

La mujer abrio una carpeta y le entrego varios documentos. Luego, mientras el los estudiaba, le explico que no estaban aprovechando las ventajas de las nuevas clasificaciones fiscales y los pequenos cambios eran importantes cuando se trataba de una gran flota de camiones, barcos y trenes.

– El ahorro en impuestos con esta nueva exencion seria una cantidad de seis cifras.

– Impresionante -murmuro Duncan-. Gracias, senora Morgan. Le agradezco mucho que se haya tomado la molestia de contarmelo. Hablare con el director administrativo y le pedire que eche un vistazo a esas nuevas exenciones.

La mujer sonrio.

– Me alegro de haber podido ayudar.

Y era cierto, podia verlo en su expresion. El siempre habia dirigido la empresa con mano de hierro y jamas habia confraternizado con los empleados. Para dirigir un imperio habia que aprender a tener mentalidad de gran empresa o la empresa seguiria siendo siempre pequena.

Pero, aunque el habia aprendido la leccion, nunca le habia gustado. Ahora, viendo a la senora Morgan recoger sus papeles, entendia los beneficios de animar a los empleados. Tal vez Annie tenia razon, tal vez deberia hablar mas con ellos, confiar en que hicieran lo correcto y recompensarlos si aportaban alguna idea.

– Recibira un cheque por el diez por ciento del dinero que nos ahorremos, senora Morgan.

Ella parpadeo, sorprendida.

– ?Perdone?

– Va a ahorrarle a la empresa mucho dinero y lo mas justo es que reciba una parte -dijo Duncan-. Es una nueva norma de la empresa. Quiero animar a la gente a que haga sugerencias que mejoren el negocio. Si llevamos a cabo la idea que propongan, el empleado recibira un diez por ciento de los beneficios.

La senora Morgan se puso palida.

– Pero el diez por ciento seria… mas que el sueldo de un ano entero.

Duncan se encogio de hombros.

– Entonces es un buen dia de trabajo, ?no?

– ?Esta seguro?

– Por supuesto.

– Gracias, senor Patrick. Yo… no se que decir. Gracias. Gracias.

Cuando llego a la puerta, Duncan estaba seguro de que iba llorando.

Sonriendo, se echo hacia atras en la silla. Se sentia bien… como si hubiera hecho una buena accion. Tal vez era posible que lo de ser una buena persona no estuviera tan mal, penso, irguiendose para escribir una nota al director de Recursos Humanos pidiendole que informase de la nueva norma a todos los empleados. Tal vez alguien en Relaciones Publicas podria tambien informar a la prensa… y de ese modo conseguiria que lo sacaran de la lista de los empresarios mas odiados.

Despues de eso, seguiria adelante con su plan de comprar las acciones del consejo de administracion para quedarse como unico propietario, como a el le gustaba, sin tener que darle explicaciones a nadie. Aunque mantendria la nueva normativa. No por Annie, se dijo a si mismo. La mantendria porque era una buena idea.

Capitulo Ocho

Annie llamo a la puerta del duplex de Duncan. Estaba mas nerviosa que durante la primera cita, pero la ansiedad no tenia nada que ver con el. Iba a conocer a su unico pariente, el tio Lawrence, y queria caerle bien.

Llevaba una tarta y dos peliculas en DVD, pero no sabia si habia hecho bien. Tal vez deberia haber llevado a sus primas y a Kami para que lo distrajesen…

La puerta se abrio y Annie vio a un hombre alto y atractivo con el pelo gris y los ojos iguales a los de Duncan.

– Tu debes ser Annie -sonrio-. Entra, por favor. Estaba deseando conocerte, pero Duncan insistia en tenerte para el solo. Probablemente porque sabe que se me dan bien las mujeres -Lawrence le hizo un guino y el gesto hizo que los nervios de Annie se calmasen un poco-. ?Huele a chocolate?

– Si, he traido una tarta de chocolate -asintio ella-. Encantada de conocerlo, senor Patrick.

– Lo mismo digo. He oido muchas cosas buenas de ti. Mi sobrino no suele hablar bien de los demas, asi que tu debes ser muy especial.

Duncan se acerco en ese momento.

– Venga, Lawrence -le dijo con un suspiro de resignacion-. Espera al menos diez minutos antes de contarle a Annie todos mis defectos.

– Muy bien, pero solo diez minutos -rio el hombre-. Duncan tiene una tele conferencia con China dentro de un rato. Tendremos tiempo de conocernos mientras el esta ocupado.

– Ah, encantada.

– Genial -murmuro Duncan, con un brillo de humor en los ojos-. No te enamores de este viejo. Ha tenido decadas de practica con las mujeres.

Annie solto una carcajada.

– A lo mejor me interesa un hombre que sabe lo que hace.

– Ah, descarada -rio Lawrence-. Eso me gusta.

Una vez en el salon, Annie saco uno de las dos peliculas que habia llevado.

– No he podido resistirme a la tentacion.

Lawrence miro la cubierta y solto una carcajada.

– Lo estas animando -la regano Duncan, burlon.

Annie dejo el DVD de Rocky sobre la mesa y se sento en el sofa, con Lawrence en un sillon a su lado.

– Rocky era zurdo -dijo el tio de Duncan-. Son gente especial, muchos boxeadores no quieren saber nada de ellos porque no se ajustan a la norma. Pero un gran boxeador sabe pensar, anticiparse.

– Bueno, yo voy a preparar la conferencia -anuncio Duncan entonces-. Puedes dormirte si quieres, Annie. A Lawrence le encanta hablar.

– Pienso contarle todos tus secretos -dijo el.

– No tengo la menor duda.

Lawrence apenas espero hasta que se cerro la puerta del estudio antes de decir:

– Se lo del acuerdo que tienes con mi sobrino, por que estas ayudandolo.

– Ah -Annie no sabia que decir-. Mi hermano tenia un problema… y esta parecia la unica manera de ayudarlo.

– No estoy diciendo que sea malo, pero no actuas como alguien que esta haciendo un trabajo. ?Tan buena actriz eres?

Ella se miro las manos antes de mirarlo de nuevo.

– No, no lo soy. Me gusta Duncan. Se que puede parecer frio y distante, pero yo creo que no lo es. En el fondo es una buena persona.

Lawrence asintio con la cabeza.

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