reia de ellos, extendia rumores, contaba mentiras. Y todos me creian por quienes eran sus padres -intento sonreir, pero no lo logro-. Me habrias odiado.

– Lo dudo.

– Lo habrias hecho y yo me lo habria merecido. Cuando tenia dieciseis anos, a mi padre lo acusaron de malversar fondos de su empresa. No habia pagado ni impuestos ni facturas y no se sabia donde estaba el dinero. Tal vez nos lo habiamos gastado todo. Cuando comenzo mi ultimo ano de instituto, quedo claro que lo sentenciarian por varios delitos. En lugar de enfrentarse a los cargos, se puso una pistola en la cabeza y apreto el gatillo.

Raul fue hasta ella, pero Pia dio un paso atras. No podia tocarla… ahora no. Si lo hacia, no llegaria a escuchar toda la historia.

– Oi el ruido y vine corriendo. Entre en su estudio -se detuvo-. No es como en las peliculas. No esta tan limpio. Habia sangre por todas partes.

Trago saliva.

– Llame al 911 y despues no recuerdo mucho. Mi madre se marcho a Florida y yo pase a los cuidados tutelares. Todo cambio. Ya no tenia ni esta casa ni la mitad de mis cosas. Y todos esos ninos a los que habia torturado se vengaron. Hicieron que mi vida fuera un infierno.

Se giro para volver a mirar por la ventana.

– No los culpo. Me lo merecia.

– ?Y tu madre? ?Querias ir con ella?

Asintio.

– Pero no me dejo. Me dijo que necesitaba tiempo y en ningun momento se hablo de lo que yo necesitaba. Me dijo que era importante que me graduara con todos mis amigos y cuando intente decirle que ya no tenia amigos, no me escucho.

Se cruzo de brazos.

– No se que paso con la casa. Termine el instituto y mis notas no pudieron ser mejores… supongo que debido a que no habia tenido distracciones de ningun tipo. Me echaron del equipo de animadoras y mi novio me dejo. Solicite un puesto en el Ayuntamiento y por eso ahora tengo el trabajo que tengo. Mi madre no volvio para mi graduacion y me dejo claro que no era bienvenida en Florida. No la he visto desde entonces.

Sintio como Raul se movio hacia ella y aunque quiso apartarse, no tenia la energia necesaria. Era incapaz de moverse, y los brazos de Raul la rodearon y la apretaron con fuerza.

– Lo siento -murmuro con un susurro-. Lo siento mucho.

– Estoy bien.

La giro y la miro a los ojos.

– ?Sabes? Si que lo estas. Has pasado por un infierno y has sobrevivido.

Ella se aparto.

– No seas tan amable.

– ?Por que no?

– Porque entonces podria creerte.

Raul se quedo observandola un largo rato y ella se sintio desnuda y vulnerable. Sola. Rota.

Despues, volvio a acercarla y la abrazo con tanta fuerza que le costo respirar. Deberia haberse apartado pero se estaba muy bien a su lado. Demasiado bien.

– Puedes creer en mi. Voy a casarme contigo, Pia. Nada malo volvera a sucederte.

Ella cerro los ojos y se apoyo en el.

– Eso no puedes prometermelo.

– Lo se, pero hare lo que pueda -la solto lo suficiente para tomarle la cara en sus manos y besarla-. Nadie volvera a abandonarte.

Sus palabras hicieron que se le saltaran las lagrimas.

Raul se aclaro la voz.

– Dado lo que ha pasado esta vez, lo mejor sera que tu elijas la siguiente casa.

A pesar de todo, Pia se rio.

– ?Tu crees?

Raul volvio a besarla.

– ?Estaras bien?

Ella asintio. Porque desde la seguridad que le ofrecian sus brazos, tuvo la sensacion de que todo saldria bien.

Capitulo 14

La subasta de solteros y el concurso de talentos se celebrarian en el Centro de Convenciones de Fool’s Gold un gran termino para lo que en realidad era una estructura de cemento que se habia ideado como un gran almacen. Veinte anos atras, un constructor de la zona se habia suscrito a la filosofia del «si lo construyes, vendran». Lo habia construido y nadie se habia presentado para alquilarlo. La ciudad habia comprado el edificio y lo utilizaba para distintos eventos.

La ventaja era que se trataba de un espacio diafano que podia dividirse como se quisiera. Unos diez anos atras, el interior se habia actualizado con una gran cocina industrial y muchos lavabos. Pia habia ocupado la mitad para los eventos de esa noche. El lugar no era especialmente elegante, pero si que era funcional y gratuito, lo cual era importante, dado el escaso presupuesto de que disponian.

Se habia dispuesto un escenario en un extremo y varios obreros estaban colocando sillas. Aun habia que colgar la pancarta anunciando la Subasta de Solteros de Fool’s Gold y ella hizo lo que pudo por evitar mirarla. Era algo horrendo y el concurso de talentos no haria mas que estropearlo todo. Sin duda, todos los medios de comunicacion harian que el pueblo pareciera un refugio para mujeres ansiosas de hombres de cierta edad.

Como si sus dias no estuvieran ya llenos de cosas que hacer, Raul habia llamado esa manana para decirle que su antiguo entrenador iba a visitarlos. Pia sabia lo mucho que Hawk significaba para el, asi que ella estaba muy nerviosa ante la idea de conocer al equivalente de su familia politica. Hawk iria acompanado de su esposa Nicole.

Desconocia si Raul les contaria o no la verdad sobre su compromiso y sinceramente no podia decidir que preferia. Fingir estar enamorada delante de dos personas que querian a Raul le parecia todo un reto. Pero si ellos sabian lo que de verdad estaba pasando, ?no intentarian hacerle cambiar de opinion? Y por muy extrana que fuera la idea de casarse por razones practicas, Pia dependia del hecho de que Raul fuera a quedarse a su lado.

Dakota llego al centro de convenciones con los brazos ocupados por cajas llenas de tarjetas para la subasta.

– ?De verdad crees que vamos a necesitar tantas?

Pia asintio.

– Oh, si. No solo asistiran senoras de Fool’s Gold, sino tambien de todo el condado.

– Que suerte tenemos.

Montana seguia a su hermana con una caja llena de programas para el concurso de talentos.

– ?Has visto esto? Hay una mujer que baila con un perro.

Pia las llevo hasta la mesa que habia contra la pared.

– La he visto en las audiciones. No da tanto miedo como parece. Hacen ballet.

Las hermanas se miraron.

Dakota dejo la caja en el suelo.

– ?En que planeta eso no da miedo?

– Por lo menos no bailan juntas.

– De acuerdo -dijo Montana poniendo la caja sobre la mesa-. Dime que no es un caniche.

Pia apreto los labios.

– Lo siento. Pero es grande, por si eso ayuda en algo.

– No.

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