Las tres se rieron, aunque en el caso de Dakota fue una risa algo forzada. Montana tambien debia de haberse dado cuenta porque se giro hacia su hermana.

– ?Estas bien? No pareces muy contenta.

– Estoy contenta.

– ?Que apostamos? -pregunto Montana.

Dakota se encogio de hombros.

– Es solo que estoy reflexionando sobre mi vida, reevaluando cosas. Me siento como si estuviera flotando.

Eso era nuevo para Pia.

– ?Como?

Montana se hundio en la silla.

– Oh, Dios. Si estas asi cuando vas a obtener un doctorado y trabajas ayudando a ninos, ?que soy yo? ?Un gusano?

– No se trata de lo que hago, esa no es la cuestion. Lo que me pasa es que no se que me importa. No salgo con nadie y tampoco me importa. Quiero despertarme sintiendome emocionada e ilusionada con mi vida. Tengo cosas en las que pensar.

Pia no pudo mas que mostrarse de acuerdo con Montana. Dakota era una de las mujeres mas sensatas que conocia y asustaba un poco ver que alguien que siempre le habia parecido perfecta tuviera esos problemas. Si Dakota tenia problemas para entender algunas cosas, ?que esperanza les quedaba a las demas?

Montana fue hacia su hermana y la abrazo.

– Quiero que seas feliz.

– Soy feliz.

– No, no lo eres -dijo Montana.

Dakota sonrio.

– De acuerdo. Entonces lo sere. ?Que te parece eso?

– Mejor -respondio Montana-. Te quiero.

– Yo tambien te quiero.

Pia sintio un nudo en la garganta al ver a las hermanas abrazarse. Siempre se habia preguntado como seria crecer con un hermano y, aunque ella jamas lo sabria, los hijos de Crystal si que vivirian esa experiencia.

Se toco el vientre suavemente.

– Siempre os tendreis los unos a los otros -susurro-. ?No sera genial?

Antes de que ese momento pudiera convertirse en un espiral de abrazos y llantos, otras dos mujeres se acercaron. Pia reconocio a una como la enfermera del hospital y la otra era una abogada. Ambas pasaban de los cincuenta.

Bea, la abogada, se detuvo delante de Pia.

– En cuanto a la subasta -dijo sin saludar primero-, ?habeis investigado a estos hombres? ?Habeis comprobado si tienen antecedentes, si tienen papeles?

Pia ya habia trabajado antes con Bea y estaba acostumbrada a su seca actitud.

– Vienen a un baile, no son inmigrantes. ?Que clase de papeles quieres?

– ?Como sabemos que no son peligrosos?

Pia suspiro.

– Precaucion al comprador.

Nina, la amiga de Bea, sonrio a Pia.

– ?Podemos verlos antes de la puja? ?Hay una loca de lo que haran o no haran?

Mierda, mierda, mierda.

– Cenaremos, charlaremos y bailaremos, senoras, nada mas.

Bea gruno.

– Cree que estas buscando sexo, Nina.

Nina, una mujer diminuta y morena, se sonrojo.

– Oh, no. No es eso. Solo me preguntaba si podia pedirle a alguno que me limpiara las canaletas del tejado. Ahi arriba todo esta lleno de hojas y odio subirme a las escaleras.

?Canaletas del tejado? Por el rabillo del ojo, Pia vio a Dakota y a Montana intentando no reirse.

– Lo que se gana es una noche que incluye una cena y un baile -repitio Pia diciendose lo importante que era ser paciente-. La mujer paga y los beneficios que genera la subasta van a distintos proyectos de caridad del pueblo.

– ?Quien necesita un hombre para bailar? -murmuro Bea-. Soy demasiado vieja como para que eso importe.

Nina ladeo la cabeza.

– No lo se. Una noche de baile suena muy bien.

– Hay muchas mujeres jovenes que competiran contigo, Nina.

Nina sonrio.

– Si, pero ser de cierta edad tiene sus ventajas. Tenemos mas dinero.

Bea no parecia estar divirtiendose.

– Tal vez deberias usar parte de ese dinero tan preciado para que alguien te limpie las canaletas del tejado.

– Tu siempre tan irascible -se quejo Nina antes de girarse hacia Pia-. Gracias por la informacion. Supongo que tendre que encontrar otro modo de que me limpien las canaletas.

– Busca en el listin telefonico -murmuro Bea y las dos mujeres se marcharon.

– Y yo que pensaba que la subasta seria aburrida -admitio Montana cuando Bea y Nina ya no podian oirla-. Y ahora estoy deseando que empiece.

– ?Vas a pujar? -pregunto Dakota.

– No, pero traere palomitas. Menudo espectaculo.

Pia se dejo caer en una silla y se froto las sienes.

– No me pagan suficiente por hacer esto.

– Probablemente no -dijo Dakota con tono alegre-, pero por lo menos nunca es aburrido.

– Ahora mismo el aburrimiento me suena muy, muy, bien.

Raul entro en el patio del campamento y al instante se vio rodeado de ninos.

– Ven a jugar con nosotros.

– No, ven conmigo.

– ?Puedes ayudarme a lanzarla con mas fuerza?

– Queremos saltar a la comba. ?Puedes sujetarla?

Raul se sentia como el lider de una pequena tribu. Alzo las manos al aire y dijo:

– He venido a ver a mi hombrecito y despues hablaremos de jugar.

Se oyeron unos cuantos grunidos, pero los ninos se apartaron y le dejaron ir hasta Peter. El chico sonrio al verlo y se abalanzo sobre el. Raul lo agarro.

– ?Como estas? ?Todo bien?

Peter habia vuelto a su casa de adopcion la tarde anterior, la senora Dawson habia hecho una investigacion y mientras que admitia que los Folio no eran su familia favorita, no podia llevarse al nino de alli sin tener pruebas.

El chico se aferraba a Raul.

– Todo bien. Estan siendo muy simpaticos. Don dice que va a denunciar a la escuela por la caida, pero no se que quiere decir eso.

Raul dejo al nino en el suelo y se anoto mentalmente que tenia que hablar con Don al respecto. Si pensaba que podia conseguir dinero facil del colegio y quedarselo, tendria que cambiar de idea.

– He estado practicando el lanzamiento -dijo Peter con tono alegre.

– Solo el lanzamiento, ?eh?

El nino suspiro.

– Lo se. No practicare a atrapar el balon hasta que tenga mejor el brazo.

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