El hombre se dio la vuelta y casi salio corriendo en la otra direccion. Montana corrio hacia ella.

– Esto es genial. Estoy deseando que empiece el concurso de talentos. Un tipo me ha metido mano. Deberia estar enfadada, pero casi me ha resultado divertido.

– Espera una hora mas y entonces empezaras a encontrarlo irritante. Le estoy diciendo a todo el que me habla que estoy embarazada y es muy efectivo.

Dakota se unio a ellas. Llevaba un refresco en una mano y palomitas en la otra.

– La mujer del perro bailarin es la primera en el concurso de talentos. Me muero de ganas por verlo.

Pia se rio.

– Es un evento serio, chicas. Comportaos.

– Es una mujer bailando con su caniche -apunto Dakota entre carcajadas-. Me encanta este pueblo.

Pia miro a su alrededor y vio la multitud que abarrotaba el centro de convenciones. Y, a pesar de la locura, ?le encanto!

A la tarde siguiente, Pia logro estar presente en la reunion del consejo sin quedarse dormida. Y, dada la noche que habia pasado en la subasta, eso era decir mucho.

Las actuaciones se habian sucedido a su tiempo y en la subasta de solteros los hombres mas atractivos que habian dicho tener trabajo habian sido los mas solicitados: no habia sucedido nada embarazoso y eso significaba que los medios de comunicacion serian relativamente benevolos con ellos.

Una crisis superada y ahora aguardaban otras cuarenta y siete. Por lo menos los actos de esa noche habian evitado que pensara en lo pesima que era como futura madre.

Estaba intentandolo y eso deberia contar, se dijo. A medida que se viera mas embarazada, se vinculara con los bebes. Se prometio que leeria mas y que sabria que pasos debia ir dando.

– Esperamos que ayuden los ingresos de la afluencia de turistas -estaba diciendo la tesorera.

– Y con «turistas» se refiere a hombres -aclaro la alcaldesa con un suspiro-. Pia, la subasta se desarrollo sin incidentes anoche. Muchas gracias.

– De nada. Aun no tengo el total del dinero recadado, pero hicimos mucho. Vamos a descontar los costes de los preparativos y todos los beneficios van directamente al pueblo.

– Supongo que si tenemos que estar en mitad del circo, podriamos sacar algun beneficio -dijo Marsha-. ?Quien es el siguiente?

Pasaron a hablar de los presupuestos. En un momento determinado, Charity intento contener un bostezo, pero vio a Pia y sonrio.

Pia asintio. No era un tema que pudiera mantener a una muy despierta y prestando atencion. Se movio en su silla y sintio un calambre en la tripa. Al principio no penso en ello y se limito a escuchar la ultima informacion sobre el incendio y los costes de reparacion.

Los calambres aumentaron e intento recordar si le tocaba el periodo. Normalmente lo anotaba en su agenda para estar preparada…

La invadio el miedo. No podia tener el periodo. Estaba embarazada. No debia tener esos calambres.

– Oh, Dios -dijo con la respiracion entrecortada y sin atreverse a moverse, no segura de que hacer.

Todo el mundo se volvio hacia ella y otro calambre la sacudio, uno que fue mucho peor.

Y entonces lo sintio. Algo liquido. Se levanto y bajo la mirada. Tenia la silla cubierta de sangre.

Comenzo a gritar.

Capitulo 16

Le costaba respirar y se atraganto con un sollozo. A pesar de la insistencia de la enfermera en que tenia que calmarse, no podia dejar de llorar.

La enfermera le agarro la mano.

– Cielo, ?hay alguien a quien pueda llamar? ?Quieres que llame a tu madre?

La ironia de la pregunta hizo que Pia llorara mas aun. Marsha ya habria llamado a Raul y el llegaria alli lo antes posible.

No tenia a nadie mas.

– Estoy bien -logro decir.

– Tienes que calmarte. Esto no es bueno ni para ti ni para los bebes.

Bebes. Porque quedaban dos. Al menos eso era lo que habia mostrado la ecografia. Solo habia perdido a uno.

Hizo lo que pudo por respirar con normalidad. Disgustarse no haria mas que empeorar las cosas. Lo sabia, pero no podia controlarse. No, cuando sabia que ella era la culpable.

– ?Donde esta? -pregunto una voz masculina desde el pasillo-. Pia O’Brian. Es mi prometida.

– ?Raul!

La enfermera corrio hacia la puerta.

– ?Aqui!

Raul entro.

– Pia -se agacho, le tomo la mano y la beso en la frente-. ?Estas bien?

Ver su mirada de preocupacion la hizo echarse a llorar otra vez, pero en lugar de apartarse, el se acerco mas y la rodeo con sus brazos.

Pia lloro y lloro hasta que se sintio vacia por dentro. Hasta que ya no hubo modo de encontrar alivio.

– He perdido a uno de los bebes -dijo.

– Lo se -el le acariciaba el pelo-. No pasa nada.

– Claro que pasa. Soy la culpable. Es culpa mia -se le volvieron a llenar los ojos de lagrimas. Agarrandole la mano, lo miro a los ojos-. Es culpa mia. Yo he hecho esto. Nunca me parecieron reales. No queria contartelo, pero no lo sentia. No tenia instinto maternal. El bebe lo sabia. Lo sabia y ahora ya no esta.

– Pia, no. Eso no es lo que ha pasado.

– Si que lo es. Ayer sali con Charity. Queria que mirara ropa de premama, pero yo no quise. No queria pensar en lo gorda que me pondria ni en lo que le pasaria a mi cuerpo. Despues, me entro el panico al ver los muebles. Ni siquiera sabia cuantos panales utiliza un bebe a la semana.

Las lagrimas volvieron a brotar y se deslizaron por sus mejillas.

– Crystal confiaba en mi. Confiaba en mi y ahora he perdido uno de sus bebes y no puedo solucionarlo. No puedo hacerlo mejor. La queria y ella creia en mi y mira lo que he hecho.

Raul sacudia la cabeza al verla desesperada e impaciente.

– A veces los bebes no lo logran.

Ella alzo un poco su cama para poder verlo mejor.

– Hay mas. Yo tengo la culpa -trago saliva sabiendo que tenia que decirle la verdad, aunque eso supusiera que el se alejara para siempre de su lado.

Tal vez seria lo mejor, penso. Y despues, cuando los bebes nacieran, el podria hacer que los servicios sociales se los arrebataran para que no les hiciera mas dano.

– Me quede embarazada cuando estaba en la universidad.

Raul no queria oir nada mas. Sabia adonde iria a parar la historia, que iba a decir ella. La furia crecia en su interior. Aparto la mano.

Pia estaba hablando y el se forzo a escucharla, a fingir que no la estaba juzgando.

– Sabia que no se casaria conmigo y comence a… Comence a desear que el bebe muriera. Eso era lo que tenia en la cabeza. Que todo seria mejor si no estuviera.

Cerro los ojos. Las lagrimas seguian brotando, pero ya no le conmovian.

– Y entonces paso -susurro.

– Hiciste algo.

Ella asintio.

– Lo se. El bebe sabia o sentia que no lo queria y murio. La doctora Galloway dice que no puedo

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