responsabilizarme por ello, que no todos los bebes empiezan bien y que cuando eso sucede, la naturaleza toma parte. Es la explicacion medica, que el bebe no estaba bien. Pero no era el bebe, era yo.
El la miraba, confundido por lo que estaba diciendo.
– ?No te practicaron un aborto?
– ?Que? No, claro que no. Estaba pensando en dar al bebe en adopcion. Incluso tenia los folletos, pero desaparecio sin mas, igual que hoy. Eso es lo que no dejo de pensar. Que me han castigado por no querer a aquel primer bebe.
La furia y la sensacion de verse traicionado fueron disipandose como si nunca hubieran existido y quedaron reemplazados por la verguenza. Por pensar lo peor de Pia. Ella no era como Caro. Eso el ya lo sabia.
Volvio a la cama, agradecido de que ella no se hubiera percatado de su reaccion y la acerco hacia si.
– Lo siento -le dijo disculpandose por el error.
– No has hecho nada.
Mas tarde se lo diria, penso. Cuando se encontrara mejor.
– Tu tampoco. Nadie te esta castigando.
– Eso no puedes saberlo.
El la miro a los ojos.
– Si que puedo.
– He perdido uno de los bebes de Crystal.
– No. Los dos hemos perdido a uno de los nuestros.
Gemelos, penso Raul con tristeza. Gemelos, no trillizos.
Ella abrio los ojos como platos.
– Tienes razon -dijo con un sollozo-. Oh, Dios mio, haz que vuelva.
Una plegaria que jamas seria escuchada, penso el tristemente mientras la abrazaba.
Se quedaron asi un largo rato y cuando ella parecia haberse calmado un poco, el se sento a su lado sobre la cama y le acaricio la cara.
– Tengo un aspecto terrible -dijo Pia-. Estoy hinchada.
– Estas preciosa.
– O eres un mentiroso o necesitas que te revisen la vista.
Raul le sonrio y, despues de besarla en la boca, dijo:
– No pienses ni por un segundo que es culpa tuya. No puede serlo. La culpa va acompanada de un acto deliberado.
Se detuvo y decidio que habia llegado el momento de contarselo.
– Sabes que estuve casado. Caro era una antigua reina de la belleza convertida en presentadora de noticias. Nos conocimos en una gala benefica en Dallas.
Pia se recosto contra las almohadas.
– ?Puedo odiarla?
– Claro.
– Bien, porque la odio.
Hubo un momento en que el la habia odiado mucho mas, pero el tiempo lo habia curado todo. Jamas lo comprenderia, pero habia dejado de querer verla castigada.
– Eramos la pareja perfecta -siguio diciendo-. Pero despues de comprometernos, le ofrecieron un trabajo en Los Angeles. Su carrera era muy importante para ella y se mudo; yo iba yendo y viniendo.
– Eso suena muy civilizado.
– Lo era. Hablabamos de formar una familia. Los dos queriamos hijos. Un dia me dijeron que Caro estaba en el hospital. Llegue todo lo deprisa que pude. No comprendia que estaba pasando y ella no queria que me lo contaran.
Podia recordarlo todo sobre aquel momento: de pie en el pasillo, mirando al medico que no le decia que le pasaba a su mujer.
– No lo comprendo -dijo Pia-. ?El medico no te lo decia?
– No, sin su permiso. Entre en su habitacion. Estaba palida y le estaban haciendo una transfusion.
Eso era lo que mas lo habia asustado. La idea de que podia morir.
– Habia tenido un aborto esa tarde y algo habia salido mal. Habia tenido hemorragias internas. La operaron y todo salio bien. Eso es lo que me dijo. «Estoy bien».
Raul sacudio la cabeza.
– Ni siquiera sabia que estaba embarazada. No me lo habia dicho. Me decia que queria tener hijos algun dia, pero aun no. No cuando su carrera iba tan bien. Si no hubiera acabado en el hospital, jamas lo habria sabido. Tomo la decision sin mi. Aunque creo que una mujer tiene derecho a elegir, aquello fue distinto. Estabamos casados. Intentabamos tener un hijo, lo intentamos activamente para que yo pudiera estar a su lado cuando naciera fuera de la temporada de partidos. Pero todo era mentira.
Pia no podia creer lo que estaba oyendo, que la mujer de Raul lo hubiera traicionado de ese modo. Una cosa era posponer el momento de tener hijos o hablar sobre un embarazo inesperado, pero fingir estar intentando tener un bebe y abortar al quedarse embarazada era algo inexcusable.
– Lo siento -susurro ella-. Se que suena estupido, pero lo siento.
Podia ver la expresion de dolor y de perdida en sus ojos.
– Yo tambien lo siento.
Se quedaron mirandose el uno al otro compartiendo su dolor. A pesar de su practico acuerdo, nunca se habia sentido mas unida a el, mas conectada.
Alguien llamo a la puerta. Ambos se giraron y vieron a la doctora Galloway.
– Pia, querida. Lo siento mucho.
– Yo tambien.
La doctora le estrecho la mano a Raul y fue al lado de ella.
– Por lo que he visto, los otros dos bebes estan bien. Estan creciendo y parecen sanos.
– Quiere decir que no pierda la esperanza.
La mujer le dio una palmadita en el hombro.
– Digo que no te rindas. Quiero que intentes relajarte. Te quedaras aqui esta noche y haremos otra ecografia por la manana. Espero que todo salga bien y entonces podras irte a casa. No hay razon para creer que tendras mas problemas, pero tomaremos precauciones para aseguramos.
Pia asintio.
– Dire que te suban algo de comida. Quiero que comas. ?Lo prometes?
– Si.
– Yo me quedo -dijo Raul con firmeza-. Me asegurare de que come.
– Sospecho que lo haras -respondio la doctora con tono animado-. Bueno, Pia, descansa. Te veo por la manana.
– Gracias.
– De nada. Y no te culpes por esto, ?de acuerdo?
– Lo intentare.
Cuando la doctora se marcho, Raul volvio a su lado.
– Lo superaremos -le prometio.
– Lo se.
Tenerlo a su lado la ayudo mucho, penso mientras se relajaba contra las almohadas. Podia depender de el, apoyarse en el y ahora mismo eso era lo mejor de todo.
Pia se estiro en el sofa e intento ponerse comoda. No es que tuviera dolor, sino que se sentia extrana por dentro. Incomoda. Asustada. Y esas eran unas emociones no disenadas exactamente para que su dia fuera tranquilo.
Habia vuelto a casa del hospital esa manana y le habia costado convencer a Raul de que era absolutamente seguro dejarla sola unas horas. De hecho, no habian sido sus palabras las que habian surtido efecto, sino el flujo de visitantes que se habian presentado con flores, tarjetas, comida y regalos para los mellizos. Cuando el habia visto que era casi imposible que se quedara sola mucho tiempo, habia accedido a ir a su oficina a comprobar unas