– Es mi trabajo -dijo Pia, preguntandose si golpeando fuerte a Raul podria hacerle entender.

– No puedes pasar el dia de pie.

– No lo hare. Tengo sillas preparadas por todo el parque y varias personas que se aseguraran de que me siente -a pesar de lo que le habia dicho la doctora Galloway, no estaba dispuesta a correr ningun riesgo-. Estare bien.

El se acerco y la rodeo por la cintura.

– Me preocupo por ti.

– Yo tambien me preocupo por mi, pero tengo un trabajo que adoro y tengo que volver.

El la agarro un segundo mas mirandola fijamente.

Lo cierto era que Pia no queria moverse aun. Adoraba estar en sus brazos, sintiendo su cuerpo contra el suyo. Era genial estar juntos, pero habia un momento y un lugar para los mimos y no era ese.

Ella dio un paso atras.

– Tengo que irme.

– Te veo esta noche.

– Si.

Pia agarro su bolso y se marcho. De camino al parque, se vio pensando en Raul en lugar de en el inminente evento. Y eso no era bueno. Pensar en el era peligroso para su corazon. El trabajo le suponia seguridad.

Camino las pocas manzanas hasta llegar al parque y encontro la disposicion preparada desde temprana hora de la manana. Los puestos recorrian el pasillo y los vendedores ya estaban preparando sus articulos. El olor a barbacoa se mezclaba con el dulce olor del caramelo fundido.

El Festival del Otono era uno de sus favoritos. Era cierto que los dias eran mas cortos y que las primeras nieves estaban a la vuelta de la esquina, pero adoraba los cambiantes colores, la prometida tranquilidad del invierno, el aroma a lena.

Cada festival tenia su personalidad. Ese seria distinto por todos los hombres que habia en el pueblo. Ella habia anadido juegos extra para tenerlos contentos y un segundo puesto de cerveza. Y para contrarrestar esto ultimo, tambien habia solicitado vigilancia policial extra.

Un hombre se acerco a ella.

– Pia, nos faltan cinco vateres portatiles. El tipo se ha perdido.

– No por mucho tiempo. Que alguien localice su movil y llamadlo. Necesitamos esos banos de mas.

Se necesitaba un electricista para que arreglara una toma de corriente defectuosa, el cambio del viento significaba que el humo del puesto de carne ahumada estaba ahogando a los vendedores de joyas y alguien habia olvidado colocar los conos de «No aparcar» para reservar zonas para los camiones de bomberos.

Pia se ocupaba de cada crisis rapida y facilmente, como lo habia hecho durante anos. Dio una vuelta al recinto y se topo con Denise Hendrix que caminaba hacia ella con una silla plegable bajo el brazo.

– Me toca el primer turno. Son las ocho y media. Tienes que sentarte hasta las nueve.

– Pero tengo que ir a comprobar una cosa.

– No, no puedes -Denise batio las pestanas-. No me hagas usar mi voz de madre porque no te gustara.

– Si, senora -dijo Pia docilmente antes de dejarse caer en la silla.

Denise vio a Montana y la saludo.

– Hola, mama -dijo la chica sonriendo, y dirigiendose a Pia, anadio-: Tengo el turno de las once y media y despues vuelvo esta tarde. Mandarte es divertido.

– Vaya, gracias -la estaban obligando a sentarse media hora cada hora-. ?Puedes ir a hablar con los vendedores para asegurarte de que tienen todo lo que necesitan? Ademas, hay agua para ellos en la parte trasera de la camioneta de Jo. Encuentrala y asegurate de que la coloca donde los vendedores puedan verla. Y si ves a un tipo con banos portatiles en la parte trasera de un camion, avisame.

Montana se quedo mirandola.

– ?Esperas que haga todo eso?

Pia le mostro la carpeta.

– Eso ni siquiera ocupa la primera pagina.

– Vaya, no querria tener tu trabajo. Mama, si ves a Nevada, dile que venga a ayudarme.

– Claro, carino.

Montana se marcho.

– Impresionante -le dijo Denise-. Estas descansando y trabajando al mismo tiempo.

– Soy experta en multifunciones.

Denise se quedo mirando a su hija.

– Montana parece emocionada con su nuevo trabajo.

– Si. La admiro, se entrega al maximo en todo lo hace.

– Se que esta preocupada por encontrar el trabajo adecuado: lo hara, pero le esta llevando mucho tiempo. No dejo de decirle que todo el mundo acaba encontrando su camino, pero no me escucha. Es una de las emociones de ser madre. Espera a que tus pequenos sean adolescentes y ya veras.

– Ahora mismo lo unico que quiero es que sean mas grandes que un grano de arroz.

– Eso tambien sucedera.

El ruido de un gran camion las hizo girarse. Denise se cubrio los ojos con la mano y se volvio hacia Pa.

– Interesante. ?Esperabas elefantes?

Raul caminaba con Peter por el parque abarrotado. Fool’s Gold estaba celebrando otro de sus muchos festivales y el, al saber que Pia estaria trabajando, lo habia preparado todo para llevarse a Peter a pasar la tarde con el. A los Folio no parecia importarles que quisiera pasar tiempo con el chico. Aunque la pareja parecia agradable, Raul aun seguia preocupado por su capacidad para cuidar del nino.

Peter y el ya habian ido a ver como se encontraba Pia, que estaba confinada en una silla de jardin hasta que le llegara la hora del cambio. Juro que no estaba cansada y que nunca habia tenido tantos ayudantes ni habia trabajado tan poco en un festival.

– ?Quieres helado?

– ?Claro!

Peter marco el camino. Ambos lo pidieron de dos bolas y se sentaron en un banco.

– Esto es guai -dijo Peter-. Me gusta que haya festivales en cada epoca del ano. Es muy divertido. Mis padres solian traerme todo el tiempo.

– ?Creciste en Fool’s Gold?

– Mas o menos. Mi padre trabajaba en una bodega y viviamos fuera del pueblo. Pero venia aqui al colegio -su sonrisa se desvanecio-. Cuando murieron, me metieron un tiempo en una casa comunal. No me gusto. Fue duro porque los demas ninos se reian de mi cuando lloraba.

Raul sintio su dolor.

– No pasa nada por sentir y estar triste.

– Los chicos no lloran.

– Muchos chicos lloran -Raul vacilo, sabiendo la fina linea que existia entre decir lo que uno siente y la realidad de que te torturen tus companeros-. Perder a tus padres es demasiado duro.

– Lo se. Aun los echo de menos.

– Eso es bueno. Los querias. Hay que echar de menos a las personas que se quieren.

– La senorita Dawson dice que estan mirandome desde el cielo, pero no se si es verdad.

– Cada vez que los recuerdes, sabras lo mucho que te querian. Eso es lo que importa.

Peter dio unos lametazos mas a su helado y alzo su escayola.

– Me la quitan en un par de semanas. La doctora dice que se me esta curando muy rapido.

Esa era la ventaja de la juventud, penso Raul.

– Espera a ver tu brazo. Tendra una forma extrana despues de estar en la escayola.

– ?Guai! Ojala pudiera verlo ahora -alzo el brazo y lo giro, como si intentara ver dentro de la escayola. Despues, se giro hacia Raul-: ?Sabes que la semana que viene hay un carnaval en el cole? Vamos a hacer juegos. No sera tan grande como esto, pero sera divertido.

Mientras el chico le contaba los distintos eventos que se celebrarian en el colegio, Raul se fijo en las tres mujeres que habia de pie en un camino cercano. No las habia visto nunca, asi que supuso que eran turistas que

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