antebrazos. Tenia curvas. A juicio de Evie, era gruesa. Dylan no estaba seguro de que pensaba de Molly, no era a lo que estaba acostumbrado en una mujer. De acuerdo, nadie la llamaria hermosa, pero a la luz de aquella lampara, gesticulando mientras hablaba y sonriendo, era bonita. Tenia una sinceridad que le gustaba. Molly era una persona de verdad.
– ?Te preocupa que el precio sea demasiado alto? -le pregunto-. ?Crees que has tenido que renunciar a demasiadas cosas para conseguir lo que querias?
Molly veia mas alla de lo que Dylan queria que viese.
– Una conversacion demasiado seria -dijo en tono desenfadado, y se puso en pie-. Si echaste un vistazo a la nevera, te habras dado cuenta de que no tengo comida en casa. ?Te apetece una pizza para cenar?
– ?Por que no?
– Conozco una pizzeria que las envia a domicilio. ?Que te gusta que lleve?
– Cualquier cosa -Molly tambien se puso en pie-. ?Quieres que llame yo?
– No, me se el numero de memoria. Un hombre soltero que vive solo… No es ninguna sorpresa, ?verdad? Voy a ponerme unos vaqueros y llamare a la pizzeria. Luego tendre que ponerme a trabajar.
Molly le enseno su libro.
– No te preocupes por hacer de anfitrion. Estare entretenida.
– Te lo agradezco. No me gusta dejar asuntos pendientes si vamos a estar fuera unos dias -se dirigio hacia la puerta, pero se detuvo al recordar algo-. Me gustaria que nos fueramos manana a mediodia. Pense que podriamos pasar por tu casa y dejar alli tu coche. De lo contrario, tendrias que volver aqui para recogerlo y eso te llevaria una hora.
– Bien -repuso Molly-. Entonces, ?no vamos en direccion este?
Si lo hacian, dejar su coche alli tendria mas sentido.
– No, pero no pienso decirte nada mas.
– Creo que me gusta la idea de una agradable sorpresa -le dijo.
Charlaron durante un par de minutos mas y, luego, Dylan la dejo en la biblioteca y se dirigio hacia su dormitorio. La habitacion de invitados estaba al otro extremo del pasillo. Se habia olvidado de preguntar a Molly si habia encontrado todo lo que necesitaba, pero cuando regreso a la biblioteca, ya no estaba alli. Pidio la pizza, fue a por su cartera y se dispuso a trabajar.
Aproximadamente media hora despues, oyo un golpe suave en la puerta.
– Pasa -dijo con aire ausente, sin apartar la vista del ordenador.
– La cena esta lista -le dijo Molly.
Le dejo en la mesa un plato enorme con varios trozos de pizza humeante y un botellin de cerveza. Antes de poder darle las gracias, se habia ido.
Dylan se quedo mirando la puerta cerrada, dividido entre el trabajo y la curiosidad. Luego penso que lo mejor seria volver a prestar atencion a sus papeles.
Casi era la una y media de la tarde cuando Molly cerro la puerta delantera de su apartamento. Lanzo una mirada a traves del jardin hasta la calle, donde Dylan la estaba esperando. Habia aparcado su utilitario, subido la maleta al apartamento y mirado si tenia algun mensaje en el contestador. Ya estaba lista para empezar la aventura.
El estomago se le encogio por la emocion y los nervios. Por un segundo, penso en tirar la toalla. Despues de todo, apenas conocia a Dylan. ?En que diablos habia estado pensando cuando le pidio que la llevara con el a correr una aventura?
– No voy a echarme atras ahora -dijo en voz baja-. Si lo hago, me quedare sola. Me niego a pasar los proximos quince dias esperando a que suene el telefono.
Zanjada la cuestion, se cuadro de hombros y bajo a la entrada del edificio. Cuando Dylan la vio, se enderezo y tomo el casco de pasajero que habia dejado en el asiento detras de el. Ya habia cargado la pequena bolsa de ropa con su neceser. Molly vio el casco, luego la moto y se lo penso dos veces.
– Se que estas pensando -dijo Dylan, acercandose a ella para tenderle el casco-. Llevo conduciendo en moto anos, asi que no tienes nada de que preocuparte.
– Por extrano que te parezca, mi integridad fisica no me preocupa -le dijo alegremente-, sino mi estabilidad mental. Esto es una locura, ?o no te habias dado cuenta?
Dylan le coloco el casco y le ajusto la cinta bajo la barbilla.
– Entonces, los dos estamos locos porque he accedido a hacer esto, ?no?
– Supongo que si.
– Oye, se supone que esto deberia hacerte sentirte mejor.
Descalzo, Dylan le sacaba mas de veinte centimetros. Con botas, se cernia sobre ella. Al mirarlo a los ojos, algo se agito en su interior. Una sensacion, un estremecimiento de calor, pero desde luego capto su atencion. Se sentia atraida por aquel hombre. A sus veintitres anos, Dylan habia sido un seductor. A los treinta y dos, era irresistible.
Pero que Dylan le resultara atractivo era tan util como utilizar una cucharilla de te para sacar un barco del mar. Aun asi, seria una distraccion. Siempre que no perdiera el sentido comun, estaria bien.
– ?Tienes todo? -le pregunto-. No esperaba que metieras todas tus cosas en esa bolsa, asi que te deje un poco de espacio en la mia.
– Puedo seguir instrucciones -le dijo-. No te preocupes por mi, tengo todo lo que necesito.
Por razones que todavia no comprendia, habia vuelto a guardar el anillo. Queria tenerlo cerca. Tal vez como una especie de talisman que la protegiera de lo que iba a ocurrir.
– Entonces, pongamonos en marcha -le dijo, y le entrego una chaqueta de cuero-. Te quedara un poco grande, pero la necesitaras para no quedarte fria. La brisa es un poco cortante yendo en moto.
La ayudo a ponersela y luego se la cerro. Sus atenciones le hacian sentirse como una nina. Seguramente era asi como pensaba en ella, pero no iba a protestar. Por una vez, era agradable tener a alguien que cuidara de ella. Cuando termino, Dylan le toco la cara.
– Todavia estas a tiempo de cambiar de idea -le dijo.
– Lo mismo te digo.
– No. Yo me voy.
– Entonces, voy contigo.
– Estupendo.
Dylan le obsequio con una rapida sonrisa que le hizo estremecerse hasta los muslos y luego subio a la motocicleta. Bajo el visor de plastico de su casco y le indico que subiera detras de el.
Molly trago saliva. Vaya, no habia pensado en todo. No se habia dado cuenta de que viajar en moto con Dylan significaba que iria detras de el, abrazada a el de forma increiblemente intima. No sabia si reir o gritar. Al final, emitio un gemido forzado, se bajo el visor de plastico y se acerco a la moto. Tenia que pasar la pierna derecha por encima del asiento y luego colocarse en su sitio. No lo hizo airosamente. Se sintio torpe e incomoda y muy pesada al colocarse sobre el asiento. El vehiculo se hundio con sus movimientos. Dylan puso en marcha la moto.
– Tendras que agarrarte con fuerza -le dijo por encima del ronroneo del motor-. Puedes meter las manos en los bolsillos de mi chaqueta o sujetarte a mi cintura. Lo que te resulte mas comodo.
– Claro -dijo Molly, como si no tuviera importancia. De acuerdo. Ella, como millones de mujeres norteamericanas, se pasaba gran parte del dia en una moto detras de un hombre, tocandolo, abrazandolo, sintiendo…
La moto avanzo hacia delante. Molly lanzo un grito y se agarro a Dylan, que acelero calle abajo y luego tomo una curva. Los tres, el, ella y la moto, se inclinaron hacia el suelo. Molly volvio a chillar y se agarro con todas sus fuerzas, rodeandole la cintura con los brazos y apretando con fuerza.
– Nunca habias subido a una moto, ?verdad?
Molly lo nego con la cabeza, pero luego comprendio que no podia verla.
– No -le dijo, hablandole directamente al oido.
– Relajate. No te resistas, ni a mi ni a la moto. No pasara nada. Conmigo estaras segura.
Claro. A Molly no le cabia ninguna duda.
Pasados un par de minutos, se dio cuenta de que estaba apretando los dientes. No era probable que contraer