Capitulo 3

Habia un buzon con el numero de la casa al pie de la colina. Mientras Molly metia la primera marcha para poder subir por la pendiente, se pregunto si habia cometido un error. ?Realmente vivia Dylan alli?

Al tomar la ultima curva y ver aparecer la casa ante sus ojos, se convencio aun mas de que debia de haber tomado un desvio que no era. Era una mansion enorme, toda de madera y cristal. La parte posterior se fundia con la colina que se elevaba detras de la casa. La fachada daba a la ciudad y al desierto que habia mas alla. Desde donde estaba, podia ver un garaje de cuatro plazas y lo que parecia formar parte de un jardin.

Molly inspiro profundamente. Tenia que ser alli. Solo habia otros tres buzones en la calle y ninguno de los numeros se parecia. Sabia que los inmuebles eran mas baratos por aquella zona, pero, diablos, no esperaba encontrar una mansion. Al contemplar aquella impresionante estructura, se alegro de no haberlo sabido de antemano, de lo contrario, nunca habria reunido el valor para abordar a Dylan.

Aparco el coche a un lado, delante de una de las puertas dobles del garaje, y apago el motor. Decidio dejar la maleta en el maletero hasta estar completamente segura de que era alli. Se dirigio por el camino de entrada hasta la amplia puerta delantera y saco la llave que Dylan le habia dado.

Giro con facilidad en la cerradura. Le habia dicho que no habia alarma, asi que se limito a entrar. El techo del vestibulo se elevaba al menos a seis metros de altura. Unas ventanas enormes dejaban entrar la luz del exterior, iluminando vigas oscuras de madera, paredes blancas de estuco y muchas plantas exuberantes. La sala de estar estaba justo en frente, pero para llegar hasta alli, tenia que cruzar un puente de adobe y un arroyo interior. ?Un arroyo?

Molly parpadeo varias veces, pero la corriente de agua no desaparecio. Siguio deslizandose sobre una formacion de rocas a su derecha, luego bajo el puente hasta formar un pequeno estanque a su izquierda. Varios peces nadaban en el agua clara. ?Donde diablos se habia metido?

Entro en la sala de estar. Los muebles eran gigantescos. Sofas de cuero azul oscuro, mesas de cristal y mas ventanas. La vista era espectacular. Giro lentamente en circulo, fijandose en las bonitas lamparas de pie, las obras de arte, el comedor que habia detras. Supuso que todo su apartamento cabria comodamente en el espacio ocupado por aquellas dos habitaciones. Y todavia quedaba mucha casa por ver.

Hacia casi once anos, cuando Janet habia pensado en cortar con Dylan, Molly recordo haber escuchado detras de la puerta mientras su hermana hablaba con su madre, decidiendo que podia hacer. Janet se mostraba preocupada por sus diferencias en estilo de vida y expectativas. Dylan se habia criado en el barrio pobre de la ciudad, en una casa remolque. Lo unico que parecia importarle eran su moto y Janet. Janet queria un hombre ambicioso y, en aquel momento, Molly habia pensado que su hermana era rematadamente estupida. La ambicion estaba bien, pero hablaban de Dylan Black. Valia por diez medicos o abogados.

Mientras Molly estudiaba la impresionante estancia, comprendio que habia tenido razon, y una sonrisa se dibujo en sus labios. Habia llegado muy lejos despues de dejar su vieja casa remolque. Tal vez, mientras estuvieran de viaje, podria pedirle que le contara como habia progresado tanto.

Volvio a su coche y descargo la maleta, luego entro de nuevo en la casa. Dylan le habia descrito la distribucion general y le habia dicho que se pusiera comoda. No era por naturaleza fisgona y, aunque hubiese querido echar un vistazo, aquel lugar la intimidaba demasiado para su gusto, asi que no asomo la cabeza por las puertas abiertas a lo largo del pasillo, sino que se dirigio directamente a la ultima habitacion a la izquierda, la habitacion de invitados que Dylan le habia indicado.

La cama de matrimonio con baldaquino era atractiva, asi como los muebles sencillos de madera de pino. El motivo de la colcha hacia juego con las cortinas y unos cuadros de buen gusto decoraban las paredes pintadas de color crema. Detras de una puerta a la izquierda estaba el bano, enorme y muy completo, con jacuzzi incluido. Todo estaba perfectamente limpio. Era evidente que Dylan tenia un servicio, o una senora de la limpieza que iba varios dias a la semana.

Dejo la maleta sobre la cama y la abrio. Dylan le habia dicho que tendria que llevar pocas cosas para su aventura. Despues de todo, iban a viajar en una de sus motocicletas. Sintio un hormigueo de excitacion en el vientre. No podia creer que realmente fuera a hacer una cosa asi. Ella, la pequena Molly Anderson, iba a correr una aventura con Dylan Black. Era un milagro, y ultimamente los milagros escaseaban en su vida.

Repaso la ropa y decidio que las prendas informales serian lo mejor. Opto por los vaqueros, las camisetas y unos cuantos articulos de tocador. Una camiseta larga de algodon le serviria de camison.

Quince minutos despues, habia metido con cuidado la ropa que iba a llevarse en la comoda y habia dejado el resto en su maleta. Contemplo el anillo que Dylan le habia devuelto. Se sentia extrana llevandolo consigo, pero no estaba dispuesta a dejarlo alli. Se encogio de hombros, luego tomo un Kleenex de un contenedor de ceramica del bano, envolvio el anillo y lo metio en el bolsillo interior de su neceser.

Molly miro su reloj. Tenia unas cuantas horas antes de que Dylan regresara a casa. Le habia hablado de una biblioteca en el otro extremo del edificio. Un buen libro seria una gran distraccion, pero primero tenia que hacer unas cuantas llamadas de telefono. Despues de sacar su tarjeta telefonica de la cartera, se acomodo sobre la cama y coloco el telefono en su regazo. Tecleo el numero de su casa, luego introdujo el numero de su tarjeta y, cuando oyo saltar el contestador, marco el codigo de dos digitos que le permitia escuchar los mensajes. El rapido pitido le indico que no habia ninguno.

En realidad, era demasiado pronto para esperar una respuesta, se dijo en silencio, desechando cualquier sentimiento de decepcion. Pero era tan dificil no albergar esperanzas, no desear un milagro… solo uno mas. ?Acaso era pedir demasiado?

Al ver que no habia respuesta, marco otro numero. Descolgaron el telefono al segundo timbrazo.

– ?Si?

– Hola, soy yo.

– ?Molly! -la voz de Janet era afectuosa y alegre-. ?Como estas? O mejor dicho, ?donde estas? Ya te has ido, ?verdad?

– Si. Estoy… -Molly se quedo mirando la hermosa habitacion de invitados y sonrio-. Nunca adivinarias donde estoy.

– Detesto las adivinanzas -rio su hermana-. Se me dan fatal, ya lo sabes. De acuerdo. Estas en Nueva York.

– No, un segundo intento, y despues te lo dire. Pero te dare una pista. Hace calor y hay unas vistas increibles.

– Ah, eso es facil, Hawai. ?Que maravilla!

– Lo siento, Janet -rio Molly-, ni siquiera te has acercado. Estoy en la habitacion de invitados de Dylan Black.

Se produjo un absoluto silencio. Molly podia imaginar a su hermana quedandose boquiabierta. Estaria tratando de vocalizar sin decir palabra durante treinta segundos.

– ?Que estas donde?

– Lo se, lo se, parece muy extrano, ?pero te acuerdas del anillo del que te hable?

– Claro. En realidad, era mi anillo.

– Le diste calabazas -le recordo Molly-. Cuando lo encontre, recorde que me habia prometido que correriamos juntos una aventura. No podia pensar en ningun otro lugar al que ir, asi que aqui estoy.

– Cielo, ?te encuentras bien? -Janet hablo en voz baja impregnada de preocupacion-. Se que fue tu amor platonico y todo eso, pero han pasado anos. Ya no lo conoces. ?Estas segura de estar a salvo?

Molly reflexiono por un momento.

– No me dices nada que no me haya dicho ya a mi misma. Se que parece una locura, y en cierto sentido lo es, pero no sabia que hacer. Al menos, Dylan es una distraccion fabulosa, y eso es lo que necesito ahora mismo.

– No es un asesino en serie, ?verdad? Aunque no te lo diria si lo fuera.

– No creo que los asesinatos den para tanto -dijo Molly mirando a su alrededor-. Tiene una empresa muy prospera. Su casa es fantastica. Es gigantesca, y esta en lo alto de la colina… -a Molly se le paso una idea por la cabeza-. Janet, ?estas enfadada porque este aqui? ?Te molesta?

– Si lo que me preguntas es si todavia siento algo por el, por favor, no te preocupes. Hace anos que lo he olvidado. Ya sabes que quiero a Thomas. Han pasado diez anos y seguimos igual de enamorados. Dylan fue mi

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