Al menos, no habia perdido el sentido del humor.
– Esta bien, es una locura, lo reconozco. Seguramente pensaras que estoy loca de verdad, y tal vez lo este, pero no te preocupes, no soy peligrosa.
Dylan contemplo el anillo que estaba en la palma de su mano. La hilera de callos en la base de sus dedos atrajeron la atencion de Molly. Era evidente que habia pasado mucho tiempo haciendo trabajo manual. Seguramente durante los primeros anos desde que monto su negocio, habia hecho el mismo casi todo el ensamblaje. Posiblemente de noche, solo en un almacen. Dylan siempre habia sido decidido y resuelto, y dudaba que hubiera cambiado. No era la clase de hombre que renunciaba facilmente, ni habia prosperado tanto escuchando propuestas alocadas. Iba a decirle que no.
Le dio vueltas a aquella posibilidad y se sorprendio aceptandola facilmente. Bastaba con que se lo hubiera pedido. Por una vez, habia sido ella quien habia tomado la iniciativa. No habia esperado, habia ido tras algo que era importante para ella. Tal vez hubiera esperanza. La invadio un sentimiento de orgullo y se cuadro de hombros. Aquel era un diminuto paso en direccion a su nueva vida.
– Aqui tienen -dijo la camarera, pasandoles unos platos enormes con hamburguesas gigantescas y una montana de patatas fritas. Saco unos botes de ketchup y mostaza de un bolsillo de su delantal y un monton de servilletas extra del otro-. Que aproveche -anadio con una amplia sonrisa.
La comida olia maravillosamente. El estomago de Molly rugio con expectacion, pero dudaba que fuera capaz de probar bocado.
Dylan extendio un poco de mostaza sobre la hamburguesa y la cubrio con la parte de arriba del panecillo, pero no hizo ademan de llevarse la hamburguesa a la boca. Levanto la vista y la miro a los ojos.
– ?Por que?
Molly sabia que podia fingir no comprender lo que le estaba preguntando, pero eso era hacer trampas. ?Por que? Una pregunta muy simple, pero por desgracia, no tenia una respuesta simple. Al menos, ninguna que estuviera dispuesta a compartir con el. Era demasiado personal y humillante, pero Dylan se merecia una explicacion de algun tipo. Molly tomo la mostaza y extendio un poco en la cara interna del panecillo.
– He llegado a un punto muerto en mi vida. Hay muchas cosas sobre las que debo pensar, algunas decisiones que tomar. No puedo concentrarme en nada, asi que he decidido dejarlo todo atras. No tenia ni idea de que hacer o a donde ir.
– Siempre esta el circo -dijo.
Le brindo una media sonrisa. Todavia sentia los labios un poco aturdidos por la margarita.
– Supongo que si, pero creo que soy un poco vieja para eso. Ademas, nunca me han gustado los elefantes. Me dan miedo.
– A mi no me haria gracia que me dieran un pisoton -corroboro Dylan.
Molly tomo la hamburguesa en las manos, luego la dejo otra vez sobre el plato.
– Como te he dicho, no habia decidido a donde ir, pero supuse que tendria alguna inspiracion y empece a hacer la maleta. Mientras vaciaba los cajones, encontre el anillo. Me dio una idea, y aqui estoy.
A decir verdad, lamentaba un poco haber cedido al impulso. Con cada minuto que pasaba, se sentia mas y mas tonta. ?En que diablos habia estado pensando? Bueno, en realidad no habia pensado.
– Ya te he confesado que ha sido una locura. No suelo dejarme llevar por mis impulsos, asi que no puedo explicarlo. Supongo que no debia haber venido. Lo siento, Dylan. Olvida todo lo que te he dicho.
Aparto el plato a un lado y se pregunto como podria salir airosamente de aquella situacion. Despues de todo, habian ido al restaurante en el coche deportivo de Dylan. Aunque no estuviera muy lejos andando, no tenia ni idea de donde estaba su oficina. Dylan mordisqueo una patata y dijo:
– Todavia no he dicho que no.
– No puedes estar considerando mi propuesta -Molly sintio que lo miraba con ojos muy abiertos.
– Tal vez lo haga -sonrio.
Aquella sonrisa era diferente de la primera que le habia dedicado nada mas verla, agradable pero mas impersonal. Eran cien vatios de calor masculino, y los sintio hasta en los dedos de los pies. Estaba segura de que si bajaba la vista, veria el humo saliendo de sus mocasines.
– ?Te das cuenta de que si la consideras, tu tambien estaras loco? -dijo Molly.
– No seria la primera vez que alguien dice que lo estoy.
Dylan le dio un mordisco a su hamburguesa y mastico. Molly se esforzo por dejar de mirarlo, pero no podia controlar sus ojos. Parte de su tristeza y miedo se disiparon. Era suficiente que no le hubiese dicho que no bruscamente. No importaba, recordaria aquellos momentos, y cuando la realidad se pusiera demasiado fea, buscaria aquel recuerdo para sonreir.
La luz del sol entro en el restaurante, pero no llego a su mesa. Las lamparas electricas del techo derramaban una suave luz en su direccion, iluminando a Dylan como focos en el escenario de una pelicula. Era lo bastante atractivo como para ser el personaje principal, penso, complacida de ver que aunque habia madurado, todavia estaba tan maravilloso y perfecto como siempre. Habia algo muy grato en pasar unas horas en presencia de un hombre atractivo. No importaba que ella no estuviera a su altura fisicamente o que ni siquiera fuera su tipo. No lo deseaba como lo habia hecho a los diecisiete anos, cuando estaba enamorada platonicamente de el.
Esteticamente, la atraia. Su pelo oscuro, corto, que ni siquiera le llegaba al cuello de la camisa. Anos antes, lo llevaba mas largo, casi hasta los hombros. Decidio que le gustaba mas el estilo conservador. Sus ojos eran como los recordaba, aunque habia leves arrugas a su alrededor. Sus labios eran firmes, y su mandibula bien marcada. El pendiente de oro habia desaparecido, y estaba un poco mas ancho. Por lo que percibia a traves de la camisa del traje y los pantalones, estaba tan en forma como antes. Seguia siendo el hombre mas increible que habia conocido.
Irradiaba una seguridad que dejaba traslucir su poder. Seguramente era mejor que no fueran a ninguna parte juntos. Despues de todo, no sabia si podria controlar sus hormonas. Lo ultimo que necesitaba en su vida era volver a enamorarse de el. Era estupido.
Una vocecita en su cabeza le dijo que en aquellos momentos podia permitirse un poco de estupidez, pero ignoro las palabras. Tal vez podrian olvidarse del viaje y caer juntos en la cama. Una noche de sexo salvaje la despejaria durante un mes.
Molly se puso rigida al instante, apreto los labios y rezo con todas sus fuerzas para no haber expresado en voz alta aquel ultimo pensamiento. Inspiro profundamente y vio como Dylan daba otro mordisco a su hamburguesa. Su expresion no parecia haber cambiado.
De acuerdo, no habia pasado nada. Dylan no se sentiria incomodo ni se reiria de ella. Molly levanto su copa y tomo otro sorbo de margarita. ?Que le pasaba? Sabia que no debia pedir la luna. Los hombres como Dylan Black estaban interesados en mujeres como su hermana, esbeltas y de piernas largas con rostros perfectos de modelo. Ella no… no era asi. Algunas personas pensaban que su pelo ondulado era poco corriente, pero para ella era un fastidio, por eso lo solia llevar en una trenza. Sus ojos castanos eran de color del lodo y, aunque su sonrisa no estaba mal, sus labios eran demasiado pequenos. La nariz demasiado grande, aunque las orejas eran bonitas. Tenia la piel traslucida, aunque la adolescencia no le habia sentado bien a su piel. Luego estaba la cuestion de los nueve kilos que habia estado intentando perder desde que nacio.
– Estas furiosa por algo -dijo Dylan.
– Nada importante.
– ?Tienes problemas, Molly? -el buen humor de Dylan se disipo-. ?Estas huyendo de algo?
Si, pero no de lo que el imaginaba. Ademas, no estaba dispuesta a explicarselo.
– Si lo que me preguntas es si he cometido un delito, la respuesta es no -le dijo-. Estoy huyendo, pero solo de mi misma. No he hecho nada malo -y aquello era parte del problema, penso. Si tuviera que lamentarse por lo que habia hecho en lugar de lamentarse por lo que nunca habia llegado a hacer…-. Solo queria desaparecer un tiempo -anadio, y todavia pretendia hacerlo, independientemente de lo que Dylan dijera. Dejo la copa sobre la mesa y se inclino hacia el-. ?Nunca te has sentido como si se te cayera el mundo encima? No importa a donde vayas o lo que hagas, no hay salida. Como si las cosas no cambiaran o nunca fuesen a cambiar, aunque la realidad te indica que ya nada es lo mismo -se encogio de hombros-. Se que lo que digo no tiene sentido.
– Te sorprenderia saber cuanto sentido tiene lo que dices -dijo Dylan, mirandola fijamente.
– Solo quiero dejarlo todo durante unos dias -continuo-. Quiero tener la oportunidad de aclarar las ideas, de pensar las cosas bien -le brindo otra media sonrisa-. Tal vez tenga suerte y encuentre la manera de ser otra persona.