– ?Quien querrias ser?
– Cualquier persona que no sea yo.
– ?Que tiene de malo ser Molly Anderson?
Ah, no. No iba a seguir respondiendo a mas preguntas.
– Tendras que creerme, Dylan. Simplemente, es malo.
Permanecieron en silencio durante varios minutos. Molly penso en comer una patata, pero la verdad era que no tenia hambre. Debian de ser los nervios. Cielos, si seguia asi durante unos meses, tal vez perdiera esos nueve kilos.
– Llegas en un buen momento -dijo Dylan, y se recosto en el asiento. Tomo su botella de cerveza y bebio un trago.
Algo salto a la vida en el pecho de Molly. Hasta aquel momento, no habia querido albergar esperanzas de que Dylan estuviera siendo algo mas que educado. Incluso cuando le habia dicho que todavia no habia rechazado su propuesta, no habia querido creerlo. Sintio una aceleracion casi trepidante.
– ?En que sentido? -le pregunto.
– Yo tambien me estoy enfrentando a decisiones dificiles. Principalmente sobre mi negocio -le quito importancia con un gesto de la mano-. No voy a aburrirte con los detalles, pero por diversas razones, ahora mismo estoy en una encrucijada.
Sus ojos oscuros la miraban con intensidad. Sintio como si estuviera tratando de ver su alma. Molly quiso apartar la vista porque sabia que alli no habia muchas cosas que pudieran impresionarlo. Deseaba ser diferente, ser maravillosa e interesante para que un hombre como Dylan la deseara. Pero sabia la verdad. No era mas que Molly, inteligente pero no brillante, agradable, a veces divertida. No era terriblemente atractiva ni ingeniosa o encantadora, ni ninguna de esas cosas que normalmente atraian a hombres como el.
Ojala fuera hermosa como Janet. O delgada, tambien como Janet. Suprimio una sonrisa. Si Janet estuviera alli, bromearia con ella diciendo de si misma que era demasiado fastidiosa como para ser amada. Su sentido se disipo al pensar en lo bien que se habia portado su hermana en todo aquel asunto. Molly estaba muy agradecida de que por fin se llevaran bien y estuvieran unidas.
– ?Que tenias pensado como aventura? – pregunto Dylan.
Si Molly hubiera estado bebiendo en aquellos momentos, se habria atragantado, pero tuvo que limitarse a mirarlo con expresion atonita.
– ?Perdon?
– Tu aventura -tomo el anillo en una mano y se lo enseno-. Por eso estas aqui. ?Que querias hacer?
Molly abrio la boca, luego la cerro. Su mente se quedo en blanco.
– ?Estas diciendo que si?
– Lo estoy considerando, hay una diferencia. Quiero saber que tenias pensado.
Molly se removio en su asiento, dividida entre la excitacion mas absoluta y el
Despues de todo, no lo habia visto hacia diez anos y casi era un extrano. Estaria loca… Inspiro profundamente. No, no estaba loca. Dylan tenia veintitres anos la ultima vez que lo habia visto y conocia basicamente como era. Molly se habia prometido no volver a lamentarse por nada. Ya tenia muchos lamentos a sus espaldas.
– No habia pensado en ningun sitio en concreto -le dijo con sinceridad-. No me importa donde sea ni lo que hagamos, solo quiero irme. Mi unica condicion es tener acceso a un telefono. Tengo que oir los mensajes de mi contestador automatico todos los dias.
– Dejame adivinarlo. Intentas poner celoso a tu novio.
Si su afirmacion no hubiera estado tan lejos de la realidad, tal vez se habria reido.
– No es eso. Ahora mismo no salgo con nadie, y aunque lo hiciera, no es mi estilo. Nunca se me han dado bien esa clase de juegos.
– Bien. No creia que fuera ese el caso, pero tenia que preguntarlo -su mirada se volvio mas perspicaz-. Estoy tratando de averiguar cuanto queda de la Molly que yo recuerdo.
– Bastante. He crecido, pero no creo haber cambiado mucho.
Todavia tenia la habilidad de hacer latir su corazon, pero no iba a decirselo. Dylan se froto la mandibula. Era tan atractivo. Molly se quedo por un momento impresionada de haber tenido el valor de hacerle la propuesta. Aunque el tequila le hubiera dado el empujon, todavia le correspondia a ella casi todo el merito.
– Quince dias -dijo sin previo aviso-. Podria tomarme ese tiempo libre. Podemos llevarnos un telefono movil para que puedas oir tus mensajes. Elegire el primer lugar al que iremos, luego tu podras decidir que haremos cuando estemos alli. Despues negociaremos los destinos entre los dos.
Dylan hizo una pausa y la miro con expectacion. Molly solo podia observarlo mientras trataba de asimilar lo que estaba diciendo. ?De verdad lo habia oido bien? El corazon le latia, pero por primera vez en semanas, no era por miedo sino por emocion.
– Esta bien -dijo con cautela, sin saber a ciencia cierta si realmente estaba accediendo o solo barajando ideas.
Pero Molly queria creer que era verdad, que habia dicho que si. Dylan siempre habia sido su fantasia. Los dos habian cambiado y madurado y dudaba que siguiera enamorada de el, pero le gustaria tener la oportunidad de averiguar si el adulto era distinto del joven que recordaba.
– Dormiremos en habitaciones separadas e iremos a medias en los gastos -anadio Dylan-. ?De acuerdo?
Molly tuvo que resistir la urgencia de poner los ojos en blanco. Sin duda, el pobre estaba aterrorizado de que fuera a arrojarse a sus brazos en cuanto se quedaran solos. Suspiro. Tenia sentido. Despues de todo, habia estado seriamente enamorada de el hacia diez anos y seguia siendo increiblemente atractivo, pero haria lo posible para controlarse en su presencia.
Por un momento, quiso creer que habia especificado que dormirian en habitaciones separadas para que se sintiera segura. Ojala fuera cierto. Ojala Dylan pudiera mirarla y encontrarla atractiva. Pero sabia que era pedir la luna. Y no solo por su aspecto. Su Dylan supiera la verdad sobre ella, saldria corriendo tan lejos y tan rapidamente, que dejaria marcas en la carretera.
– Me parece justo -accedio.
– Entonces, ya esta. ?Trato hecho?
– ?Estas dispuesto a hacerlo? -pregunto Molly, y luego se sintio estupida al instante. Pero queria estar segura-. ?Vamos a irnos juntos de aventura?
– Yo estoy dispuesto si tu lo estas.
«Ten cuidado con lo que deseas», le susurro una voz en la cabeza. Molly la ignoro y sonrio.
– Mi equipaje ya esta hecho.
– Estupendo -Dylan extendio el brazo. Demonos la mano para sellar el acuerdo.
Sus largos dedos envolvieron los suyos y el calor paso de uno a otro. Molly sintio un ligero hormigueo por todo el cuerpo, y no le importo que sus reacciones fueran el resultado de tomar una copa con el estomago vacio, o tal vez las reminiscencias del enamoramiento que habia tenido hacia anos. No le importo ser ella la unica que experimentaba todas las reacciones. Bastaba con que Dylan hubiese accedido. Cuando le solto la mano, Dylan tomo su hamburguesa.
– Necesitare el resto del dia y parte de la manana para poner mis asuntos en orden. Podriamos irnos manana despues del mediodia, si te parece bien.
Molly se sintio de repente muerta de hambre, asi que extendio un poco mas de mostaza en el panecillo.
– Perfecto. Estoy lista para partir en cualquier momento. Si me das tu numero de telefono, te llamare y te dire donde voy a alojarme esta noche.
– ?Donde vives?
– En Los Angeles. Pero me referia a que buscaria un hotel para pasar la noche por aqui.
– No te preocupes, puedes alojarte conmigo -sonrio-. Tengo una casa enorme en una de esas colinas. Me enamore de las vistas, pero el sitio es demasiado grande para mi. Hay cinco dormitorios, y un par de ellos estan preparados para los invitados.
– No me gustaria molestar -vacilo Molly.
Lo cierto era que se sentia incomoda ante la idea de pasar la noche en su casa. Seria demasiado intimo.