– De modo que vamos a jugar a eso, ?eh? -sonrio Dylan-. A que las mujeres son superiores.

– Ah, ya lo sabes, que bien. Asi todo resultara mas facil.

– Creida -le espeto con enojo burlon.

– Fanfarron.

– ?Hemos terminado ya con los halagos?

– Creo que si.

– Entonces, llevare mi bolsa a mi habitacion. Ah, antes de que se me olvide -abrio la cremallera del bolsillo lateral y saco su telefono movil-. Esta cargado, y he traido la bateria. ?Dijiste que solo tenias que llamar? Si quieres recibir llamadas no me importa darte el numero.

Molly se quedo mirando el telefono. Habia algo extrano en aquella mirada, Dylan trato de descifrar que era pero no pudo. ?Por que querria tener acceso a un telefono? ?Habia peleado con su novio? ?Iban a darle un soplo sobre unas acciones? ?Que era tan importante para ella? Pero Dylan no se lo pregunto y ella no contesto, sino que le brindo una rapida sonrisa que no parecio del todo sincera.

– Gracias -dijo, acercandose al telefono. No recibire llamadas, pero me gustaria oir los mensajes de mi contestador todos los dias.

– No hay problema. Lo dejare sobre el mostrador de la cocina -Dylan empezo a salir de la habitacion, luego se volvio hacia ella-. ?Que te gustaria cenar?

Su mirada pensativa se desvanecio al instante y la sonrisa que le dedico parecio genuina.

– No lo se. ?Que te gustaria cocinar?

Dylan se sorprendio riendo con ella. Molly era una extrana combinacion de una nina asustadiza y una mujer confiada. Le gustaba eso de ella, en realidad, le gustaban muchas cosas. Dylan sabia que muy poca gente le caia bien y que era muy dificil ganarse su confianza.

– Yo conduje -le recordo-. Estoy de acuerdo en repartirnos las labores de la cocina, pero creo que hoy me debes una.

– ?Ah, si? -suspiro con dramatismo-. Bueno, si tanto te importa ir a medias en todo, cocinare. Pero que sea algo sencillo.

– Hay barbacoas en la playa. Podemos comprar carbon en el supermercado.

– Tendra que ser una bolsa pequena, si vamos en moto.

– Cabra.

– Si tu lo dices.

Mientras hablaba, se quito la chaqueta de cuero que le habia dado. El movimiento hizo que el jersey se cinera a sus senos y Dylan se sintio hipnotizado con sus curvas. Nunca se habia obsesionado con el pecho de una mujer. Siempre que ellas estuvieran contentas con lo que tenian, el tambien. Tal vez su actitud se debiera a que la mayoria de las mujeres con las que habia salido tenian mas bien poco pecho. Pero empezaba a darse cuenta del atractivo de las curvas generosas.

La fantasia crecio, lo mismo que su reaccion, y desecho rapidamente la imagen de el lamiendo lentamente cada centimetro de aquellas curvas blancas. Carraspeo.

– Primero me gustaria deshacer el equipaje. ?Estaras lista para ir de compras en quince minutos?

– Claro. No es ningun problema.

Dylan se dirigio a su habitacion. Era evidente que no habia pensado a fondo en aquel viaje. Iba a haber complicaciones… complicaciones que no habia anticipado.

Molly se sentia como si fueran las dos ultimas personas en el planeta. Se apoyo en el grueso tronco que habia junto al fuego y contemplo el cielo. Solo eran las nueve de la noche, pero parecia mas tarde, tal vez porque estaban completamente solos. Al atardecer, habian visto pasar a varias personas haciendo jogging, pero desde entonces no habian visto ni un alma.

Era una noche perfecta, penso. El sonido del mar llenaba sus oidos. Le gustaba sentir como las olas chocaban en la orilla, aunque no podia distinguir sus siluetas en la oscuridad. Inspiro el aroma del aire salado y del agua. No habia criaturas nocturnas que los distrajeran, ni pajaros ni nada que se moviera a su alrededor.

Levanto la copa que tenia en la mano y tomo un sorbo. El whisky era suave. Nunca habia bebido mucho, pero tal vez aprendiera a disfrutar haciendolo, penso con pereza. Al otro lado del fuego, Dylan suspiro.

– La cena estaba fantastica.

– Si. Gracias por ayudarme.

– Una hoguera al aire libre, carne cruda, no pude evitarlo -dijo senalando las llamas-. Creo que es algo genetico.

– Solo faltaba que hubieramos comido carne de mamut.

– He oido que la carne de mamut se parece mucho al pollo -sonrio Dylan.

Molly rio entre dientes. Habian hecho la cena enseguida. Envolvieron patatas en papel de aluminio y sirvieron una ensalada ya hecha. Dylan habia asado la carne, y en la casa habia un kilo de helado en la nevera. A veces, penso Molly, la vida era hermosa.

Sus ojos se posaron en su acompanante. Dylan era increiblemente hermoso. Sabia que le horrorizarian sus palabras, pues los hombres no debian ser hermosos, pero el lo era. Sus rasgos marcados y los pomulos salientes se difuminaban a la luz del fuego. Tenia una solida mandibula y los labios perfectamente moldeados. Llevaba vaqueros y un jersey negro y casi desaparecia entre las sombras. Por un momento, se pregunto si seguia alli. ?Acababa de imaginarlo?

Luego recordo el viaje en motocicleta, como habia sentido su cuerpo tan proximo al suyo. No, aquello no habia sido una fantasia, aunque la situacion daba pie a muchas. Bueno, se dijo, habia peores destinos que enamorarse de Dylan. Si, era un poco vergonzoso a su edad, pero eso la distraia y le hacia recordar que seguia viva.

Asi que podia permitirse enamorarse de el… como una colegiala. Y cuando pasaran los quince dias y volviera a su vida… Molly suspiro. No sabia que haria entonces, pero por el momento, no importaba.

– Te has puesto seria -dijo Dylan-. ?En que estabas pensando?

– En nada interesante.

Su expresion no reflejo nada mas que educado interes, pero Molly dudaba que hubiera aplacado su curiosidad. Su siguiente pregunta confirmo sus sospechas.

– ?Quieres contarme por que estas aqui? -pregunto.

Molly no fingio haberle entendido mal. No tenia sentido. Dylan queria saber por que, despues de todos aquellos anos, lo habia buscado y le habia invitado a hacer un viaje con ella. Habia aparecido sin previo aviso, asi que seguramente le debia una explicacion.

– ?Me creerias si te dijera que he pasado una semana realmente desastrosa?

– Si es la verdad…

– Por sorprendente que te parezca, lo es. Es evidente que algo me ha impulsado a querer escapar del mundo -cambio de postura, doblando las rodillas para acercarlas a su pecho. Se habia quitado los zapatos y los calcetines y sentia la arena fresca bajo sus pies-. He pasado la peor semana de mi vida -le dijo-. Todo empezo el lunes pasado, y lo que mas me molesta es que no sabia lo que se me venia encima. Supongo que siempre es asi. La gente sigue haciendo lo mismo dia tras dia hasta que, de repente, cambia. Sin previo aviso.

– Tendemos a sobrevalorar nuestra capacidad para controlar el destino -dijo Dylan.

– Exactamente -Molly se coloco un mechon de pelo suelto detras de la oreja-. Pero lo que realmente me irrita es que he vivido una vida tan intrascendente… Antes no me daba cuenta, pero ahora si. Tengo una licenciatura en empresariales y trabajaba como contable en una compania de comunicaciones. Hace poco nos compro una de las empresas mas grandes del mercado y el lunes pasado me dijeron que habian prescindido de mis servicios.

Tomo otro sorbo de whisky. El fiero liquido ardio hasta legar a su estomago, desde donde le calento todo el cuerpo.

– La cuestion es -continuo-, que me habian entrevistado. Se suponia que tenia trabajo. Luego mi nuevo jefe me llamo a su despacho y me dio la noticia -Molly recordo la conversacion-. El canalla de el ni siquiera me miro a los ojos. Dijo que habian cambiado de idea y que me dejaban marchar. Al menos la compensacion fue razonable. Tengo el sueldo de seis meses en mi cuenta de ahorros. Lo que de verdad me frustra es que rechace otras dos ofertas de trabajo al pensar que la nueva compania queria quedarse conmigo. Ahora, esos dos puestos ya estan ocupados.

Вы читаете Sin miedo a la vida
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату