los musculos de esa manera impidiera una muerte subita, asi que trato de relajar esa parte del cuerpo. Salieron a Wilshire Boulevard y se dirigieron a la autovia 405.

?Iban a la autovia? ?Acaso no sabia que tendrian que ir a cien kilometros por hora? No podrian alcanzar esa velocidad en motocicleta. Como minimo, se le meterian insectos entre los dientes.

La via de incorporacion estaba delante de ellos. Molly escondio la cabeza tras la espalda de Dylan y grito al sentir que aceleraban. Cerro los ojos con fuerza, rezo y espero.

Pasaron los minutos. No hubo un choque brusco, ni derrapes ni una sensacion de muerte inminente. Poco a poco, levanto la cabeza. El visor transparente le apartaba el viento de la cara y de los ojos. Si mantenia la boca cerrada, el problema de los insectos estaria controlado.

Se dirigian hacia el norte. No sabia a que velocidad iban, pero parecia que volaban. El aire era fresco, pero tanto Dylan como la chaqueta la mantenian en calor. Habia recorrido aquella autovia miles de veces, pero en aquella ocasion parecia diferente. Era como si estuviera viendo el mundo por primera vez.

Se enderezo un poco y redujo la presion en los abdominales de Dylan. La motocicleta era mas estable de lo que habia pensado. Por nada del mundo querria conducirla, pero no estaba mal ir en el asiento de atras. La opresion de miedo en el pecho se suavizo un poco. Por primera vez en semanas, pudo inspirar profundamente sin sentir dolor. El proposito del viaje era vivir el momento, se dijo. No podia cambiar lo que iba a pasar, solo podia enfrentarse con el ahora.

Pasado un rato, Molly empezo a leer senales de trafico. Acerco los labios al oido de Dylan.

– ?San Francisco? -pregunto.

El lo nego con un movimiento de cabeza.

– Vas a tener que esperar.

– No puedo. Dimelo ya.

– De eso nada.

Molly rio. Metio las manos en sus bolsillos y trato de no ser demasiado consciente de su cuerpo contra el suyo. ?O era ella la que se apretaba contra el? No importaba. Solo era un hombre, se dijo. Estaba familiarizada con todos los organos y Dylan no podia ser muy diferente a los demas. No habia posibilidades de que estuviera interesada en ella y solo se exponia a que le rompiera el corazon si imaginaba lo contrario. Aunque no habia nada malo en disfrutar de su fabuloso cuerpo en aquella motocicleta, seria mejor que recordara que se trataba de un simple medio de transporte.

Sus hormonas rebeldes no parecian escucharla. Cada vez le resultaba mas y mas dificil no fijarse en como los muslos presionaban su fabuloso trasero. Molly contuvo una risita. Bueno, tendria que soportar aquella tortura, habia cosas peores en la vida. Y si volvia a enamorarse de el, ya lo superaria, como todo en su vida ultimamente. Aquellos dias eran para ella, y si eso significaba apretarse contra el cuerpo musculoso de Dylan, cerraria la boca y disfrutaria.

Capitulo 4

El trafico se intensifico como siempre lo hacia en lo alto del puerto de Sepulveda. Dylan se desplazo al carril derecho para poder salir de la via. No le importaba lo que pasara despues, pero queria estar un par de dias junto al oceano. Solo podia ser una rata del desierto durante cierto tiempo antes de necesitar oler el aire salado.

El motor de la moto reverbero. Aunque no habia tenido oportunidad de conducir en moto durante semanas, siempre las mantenia en perfectas condiciones. Era una costumbre contraida durante sus anos en las carreras, y no se habia molestado en cambiarla. Tomo la curva de la via de salida y luego salio a la autovia 101. Molly ya se habia acostumbrado a la moto y se movia con el en lugar de luchar contra el en cada curva. Aprendia deprisa, penso, tratando de ignorar el contacto de sus manos levemente sujetas a su cintura.

Para distraerse, contemplo los coches que rodaban entre ellos y las senales de trafico. No tardarian mucho, tal vez una hora o dos en llegar a su primer destino. Podrian hacer acopio de comida, tal vez cocinar en la playa y ver la puesta de sol. Solo habian pasado unas horas desde que se habia ido de la oficina, pero ya se sentia mas ligero. Como si hubiera sido capaz de dejar atras sus preocupaciones.

Habia estado trabajando demasiado y hacia tiempo que se merecia unas vacaciones. Pero entre las presiones del trabajo, los disenos de las nuevas motos y los esfuerzos por hacer competitiva su empresa dentro de la industria, no habia dispuesto de mucho tiempo libre.

Tambien necesitaba controlar sus hormonas, penso bajando la vista a su entrepierna. Dylan fruncio el ceno, deseando poder cambiar de postura. No habia anticipado aquel problema. Maldijo entre dientes y trato de comprender que iba mal. De acuerdo, estaba en una motocicleta con una mujer. Habia llevado a muchas mujeres en moto y no era nada fuera de lo normal. En aquel caso, la mujer no era mas que la pequena Molly, la hermana pequena de su primera novia. De acuerdo, se habia hecho mayor, pero eso no significaba nada. ?Por que diablos no podia ignorar la presion de su cuerpo contra el suyo? Al parecer, habia dejado pasar demasiado tiempo desde su ultima relacion.

El problema no era Molly, se dijo. No era su tipo y no estaba interesado en ella. Era demasiado redonda para su gusto. Le gustaban las mujeres esbeltas con las minimas curvas posibles. Evie habia dicho que era gruesa y penso que habia sido un poco brusca, pero desnuda Molly tendria un cuerpo… lujurioso.

La palabra surgio de la nada y Dylan deseo que desapareciera de igual modo, pero una vez formada en su cerebro, parecio asentarse ahi, como si no fuera a irse en mucho tiempo. Dylan penso en lo blanda que seria. Sin angulos ni huesos marcados de cadera, solo piel lisa. Sus senos se derramarian fuera de sus manos. Sin querer, se imagino tomando en ellas sus generosas curvas, acariciando su piel palida hasta que Molly se estremeciera de placer.

Podia sentir su calor en aquellos momentos. Maldicion, al parecer, era ese el problema. Sus posiciones en la moto hacian que estuviera pegada a su trasero. ?Era culpa suya que fuera tan calida? Aunque sabia que era su imaginacion, penso que podia inspirar el aroma dulce de su cuerpo. Los dos llevaban chaquetas, asi que no habia forma de que sus senos le presionaran la espalda, pero Dylan juraria que podia sentir su peso. Sus manos… queria que bajara un poco las manos. Ojala se rozara contra el hasta…

– ?Hasta que? -murmuro, consciente de que Molly no podia oirle-. ?Hasta que te distraigas tanto que tengas un accidente?

Pero no podia borrar las imagenes. Cruzaban por su mente: Molly bajo su cuerpo, sus muslos y su vientre como una almohada para el. Ella encima de el, y sus senos balanceandose con cada embestida. El…

Volvio a maldecir, de forma lenta y grafica, utilizando palabras que casi habia olvidado que existian. La solucion era sencilla. Cuando regresara a casa, llamaria a alguna de las mujeres con las que salia de vez en cuando y buscaria un poco de alivio. Mientras tanto, Molly era solo una amiga. A Dylan no le gustaban las relaciones personales y dudaba que ella hubiera echado una cana al aire en la vida. Ademas, todo aquello era pura especulacion. La verdad era que, cuando pensaba en verla desnuda, dudaba que tuviera el poder de excitarlo.

– Se va al infierno no solo por robar sino tambien por mentir -murmuro para si.

Asi que ignoro el contacto de su cuerpo, su calor y el aroma imaginario. Habia, reconocio, cierto placer en desear a alguien. Hacia mucho tiempo que no deseaba algo que no podia tener. Ultimamente, la vida, y las mujeres, se habian vuelto demasiado faciles. Las que elegia, mujeres que solo estaban interesadas en el juego, siempre estaban disponibles. Querian algo de el, y mientras se lo proporcionara, le darian cualquier cosa a cambio.

Kilometros mas tarde, casi se habia acostumbrado a la incomodidad del deseo. De hecho, le producia un placer perverso. Menos mal que Molly no podia saberlo. Si supiera que tenia una ereccion, posiblemente le entraria el panico. No porque fuera virgen, al menos no lo creia. Dylan fruncio el ceno al comprender que no sabia nada de la vida personal de Molly. Podria estar casada y tener media docena de hijos. Tal vez debia haberle hecho algunas cuantas preguntas. Movio la cabeza. Bueno, ya no importaba. Iban a hacer un viaje juntos, no a empezar algo juntos. Pasados los quince dias, habria tomado una decision sobre que hacer con su compania y Molly… Bueno, esperaba que ella tambien hubiese resuelto sus problemas.

Casi habia pasado una hora cuando salio de la autovia 101 y entro en la pequena ciudad de Carpenteria. Aparco la moto a un lado de la carretera.

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