vino.

– Nos llevaremos dos botellas de Merlot y tres de Chardonnay.

– Mm, me has leido el pensamiento -dijo Molly, y luego se llevo la mano a la frente-. Estoy un poco mareada. Ni siquiera son las cuatro de la tarde y estoy borracha. Que patetico.

– La hora no es el problema, sino que en total solo has tomado dos copas de vino. No sales cara.

– Todo el mundo tiene alguna habilidad -dijo Molly-. Supongo que esa es la mia -parpadeo como para aclararse la vista.

– Esta bien, vamonos -dijo Dylan, la tomo del brazo y miro a la vendedora-. Volveremos en unos minutos.

– Les envolvere el vino.

– Gracias.

Dylan condujo a Molly al exterior. Habia varios arboles junto al aparcamiento, asi como varias mesas de picnic.

– Sentemonos en la sombra -le dijo a Molly, guiandola hacia los bancos.

– Podemos cantar canciones del colegio. No se si me acuerdo de muchas, pero entre los dos no sera dificil reconstruirlas.

– Estas borracha, pero feliz. No esta mal.

– No estoy borracha -Molly lo miro con enojo, obviamente indignada-. Si estuviera borracha, me habria arrojado a tus brazos.

Dylan penso en el trayecto en moto hasta Solvang, y en como habia sentido el cuerpo de Molly apretado contra el suyo.

– Me pregunto si habra alguna licoreria donde vendan tequila -murmuro.

– ?Que? -dijo Molly.

– Nada, sientate -la agarro del brazo hasta que se hubo sentado sobre el banco, luego tomo asiento en el banco que habia frente al suyo, utilizando la mesa como respaldo.

– No estoy borracha, de verdad.

– Lo se. Solo estas feliz.

– Tienes razon -dijo Molly despues de quedarse pensativa un momento-. Estoy feliz y no lo habia estado hacia mucho tiempo -se inclino hacia atras y apoyo los codos en la mesa que estaba a sus espaldas-. Creeras que estar prometida a Grant me habria hecho feliz, pero no fue asi. Que cretino. Cobarde. Canalla. Menudo capullo sin corazon…

– ?Molly?

– ?Que pasa? -Molly lo miro fijamente-. Estaba usando palabras que empezaran por ce.

– Ya lo se, pero los dos sabemos ya que Grant no es un tipo agradable.

– Es una rata.

Dylan rio entre dientes y espero a ver si Molly recitaba una retahila de calificativos que empezaran por erre, pero no dijo nada mas, sino que miro al cielo. Su postura, con los brazos hacia atras y los codos casi a la altura de los hombros, hacia que sus senos sobresalieran en direccion hacia el. Trato de no mirar, pero la tentacion fue demasiado fuerte. Llevaba una sudadera, una prenda lo bastante holgada como para ocultar sus curvas, pero sabia que estaban alli. Que estuvieran y que no pudiera verlas lo estaba volviendo loco. Todo en ella lo volvia loco, pero le gustaba. Le gustaba desear y no tener. Le gustaba estar con ella. Le gustaba ella. Lo cierto era que no tenia muchos amigos y que le gustaba pensar en Molly como en uno de ellos. La miro a la cara y vio que lo estaba observando.

– ?Que pasa?

– Estaba pensando. Hace unos dias me preguntaste por que queria desaparecer durante quince dias. ?Que motivos tienes tu, Dylan? ?Por que lo dejaste todo para acompanarme?

– Muy facil. Tengo que tomar algunas decisiones y no estoy seguro de que hacer. Pense que el descanso me ayudaria.

– ?Cual es el problema?

– Relampago Black.

– ?Tu compania? Pensaba que iba muy bien.

– Es cierto. Tengo mas trabajo del que puedo abarcar. Rechazamos pedidos todas las semanas. Pronto empezaremos a expandirnos, pero no quiero hacerlo demasiado deprisa para no perder el control de calidad. No me gusta pasar tanto tiempo en el despacho, en lugar de en la fabrica, y tampoco he estado haciendo muchos disenos ultimamente. El problema es que una multinacional de motocicletas quiere comprarme. Me han prometido un puesto en la empresa, mi propio equipo de diseno y mucho dinero. Podria hacer lo que me gusta, pero perderia el control. Al final, a eso se reduce todo: dinero o libertad. Si acepto la oferta, ?estoy siendo inteligente o me estoy vendiendo?

– Buena pregunta. ?Que te dice tu instinto?

– Ahora mismo no dice nada.

– Mentiroso -Molly estiro los brazos por encima de la cabeza y luego dejo caer las manos en el regazo-. ?Quieres saber lo que pienso?

Por sorprendente que pareciera, si queria. De repente, su opinion era muy importante para el, aunque, de momento, no pensaba pararse a analizar el porque.

– Si.

– ?Te importa el dinero? He visto tu casa. No se puede decir que seas pobre.

– De acuerdo -rio Dylan-. La verdad es que no me va mal. Parte del atractivo de la oferta es que podria expandirme enseguida. Tendria el capital y el tiempo para mantener el control de calidad. Si espero, quien sabe cuanto tiempo, tendre que esperar a tener el capital necesario.

– ?No te afectara trabajar para otro? -pregunto-. No estas acostumbrado al trabajo en equipo, Dylan, siempre has hecho las cosas a tu manera. ?Crees que podrias sobrevivir acatando ordenes?

– Buena pregunta -dijo Dylan, y reflexiono al respecto-, pero no tengo la respuesta. Me siento como si el diablo me estuviera tentando.

– Tal vez. Creo que el diablo tiene la habilidad de hacer que sus ofertas parezcan muy estimulantes. A fin de cuentas, es su trabajo. Mi consejo es que escuches lo que te dice el corazon. Hasta que no sepas lo que Relampago Black significa para ti, no sabras lo que perderas renunciando a ella.

Sus palabras tenian mucho sentido.

– Agradezco tu aportacion.

– De nada. Me parece que los dos tenemos muchas cosas en que pensar.

Ella mas que el, se dijo Dylan. La compania lo amenazaba con retirar su oferta si no respondia, pero sabia que volverian a intentarlo. Tenia tiempo, pero Molly… Tenia que tomar algunas decisiones dificiles. Grant, su trabajo. Teniendo en cuenta por lo que estaba pasando, parecia muy serena.

– ?Y tu que vas a hacer? -le pregunto.

Un mechon de pelo se solto de su trenza y cayo sobre su rostro. Molly se lo coloco detras de la oreja.

– No lo se. Ahora mismo, ni me importa. Tengo dinero en el banco, asi que no tengo prisa. Supongo que es una suerte, aunque no me considero afortunada precisamente -dijo, y suspiro.

– ?Te gustaria volver a hacer el mismo trabajo?

– Tal vez. Me gustaba, pero no me apasionaba. Echare de menos mas a la gente que al trabajo.

– ?Que es lo que te apasiona? Tal vez puedas empezar por ahi.

Se quedo inmovil, y luego la tristeza empano su rostro. Por un momento penso que iba a llorar y trato de suprimir el panico. ?Que habia dicho? Pero Molly no lloro, se limito a encogerse de hombros.

– Antes te habria dicho que me apasionaba Grant, pero ahora me pregunto si era cierto -volvio a suspirar-. Ya ni siquiera quiero ponerle calificativos, asi que creo que los efectos del vino se estan pasando. Como respuesta a tu pregunta, te dire que no se que es lo que me apasiona. Tal vez sea eso lo que tengo que averiguar.

– Hay centros de orientacion laboral -dijo Dylan-. Podrias hacer unos tests para saber que se te da bien. Tal vez la misma clase de trabajo en un area distinta.

– Tal vez -Molly se puso en pie-. No quiero hablar de este tema ahora mismo.

– No puedes esperar siempre. Algun dia tendras que buscar trabajo.

– Lo se, pero hoy no -le dijo con mirada firme-. Si no te importa, me gustaria que volvieramos a la casa.

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