– Ah, eso es muy preciso, muchas gracias. ?Cuantas son exactamente? ?Noventa y nueve o noventa y ocho?
– No voy a decirtelo. Un caballero no va contando esas cosas.
– No te pido nombres ni un breve recuento de sus gustos o manias -le dijo-. Aunque seria interesante. Solo quiero tener una idea de cuantas mujeres se han acostado contigo. Quieres decirmelo, y lo sabes.
– En realidad, no. ?Como te sentirias si te hiciera la misma pregunta? Estoy seguro de que no te gustaria contarme tu vida amorosa.
Molly medito en ello por un momento.
– En todo caso -le dijo-, me deprimiria.
– ?Por que?
«Porque no soy como tu», penso, aunque no podia decirselo. No lo comprenderia y no querria pasar por la humillacion de tener que explicarselo. Su vida era tan insignificante. A veces solo de pensarlo queria llorar. Pero iba a cambiar, lo habia prometido. De hecho, ya estaba cambiando. Estar con Dylan era distinto de todo lo que se habia permitido hacer antes.
– ?Molly?
Hablo en voz baja y preocupada, como si realmente se preocupara por ella. Molly suponia que lo hacia… a su manera. Despues de todo, eran amigos. Suspiro al pensarlo. Amigos, genial. Dylan seguia viendola como la hermana pequena de Janet, mientras ella se quedaba despierta todas las noches imaginando lo maravilloso que seria hacer el amor con el.
– Dos -dijo, finalmente, porque no podia pensar en nada gracioso que decir-. Ha habido dos hombres en mi vida. Incluido Grant. Y el haberme acostado con ese cretino me deprime solo de pensarlo.
– Bromeas.
Dylan no estaba boquiabierto, pero casi.
– ?Que esperabas? -pregunto-. La vida es distinta para el resto del mundo. No todos podemos ser atractivos, sino meros mortales.
– Todos somos meros mortales. No comprendo por que te desmereces tanto. Eres muy atractiva.
Aquel fue su turno para quedarse boquiabierta.
– ?Yo? -miro a su alrededor para comprobar si habia alguien mas a bordo-. Dylan, despierta.
– Estoy despierto, y digo la verdad. ?No crees que eres bonita?
– No. Reconozco que no soy repelente, pero no soy lo que un hombre llamaria una mujer atractiva.
– Tonterias.
Parecia sincero, lo cual era de agradecer, e incluso preocupado, como si estuviera buscando la manera de convencerla de que decia la verdad.
– Creo que eres atractiva -le dijo-. Grant debia pensarlo tambien, de lo contrario no habria salido contigo. Son dos contra uno.
– Bueno, dos contra uno -a pesar de la nube negra que amenazaba con ponerla de mal humor, no pudo evitar sonreir-. Esta bien. Eso lo cambia todo -se recosto sobre los cojines-. Supongo que ya no importa. Lo que piensa Grant de mi, quiero decir. Ya todo ha terminado. De hecho, empiezo a preguntarme si alguna vez lo ame -continuo Molly-. Bueno, en realidad, me pregunto si tan siquiera creo en el amor. No puedo encontrar ninguna prueba de que existe. Creo que los padres aman a sus hijos y viceversa. Creo en diferentes clases de amor, no solo el amor romantico. Tal vez sea un montaje de los medios de comunicacion para que todos enviemos flores y tarjetas de felicitacion.
– Eres demasiado joven para ser tan cinica -dijo Dylan.
– La edad no tiene nada que ver. A veces siento que tengo un millon de anos.
– No estas mal para tu edad.
Molly no pudo evitar sonreir.
– Justo cuando empiezo a auto compadecerme, vas tu y me haces reir. Deberia odiarte por eso.
– Pero no me odias.
– No. Ojala fuera diferente. Ojala pudiera creer. Me gustaria que los hombres y las mujeres se amaran y de verdad quisieran estar juntos. Quiero que quieran hacer el amor en lugar de buscar solo la satisfaccion fisica.
– ?Eso piensas? ?Que se trata de una liberacion fisica, no de un vinculo emocional?
– Si -se encogio de hombros-. Tal vez, no lo se. Tu eres el experto, ?que piensas?
– Todavia me sorprende ver tu lado cinico.
Molly se dijo que si supiera la verdad sobre ella no estaria tan sorprendido, pero no iba a compartirla con el. Era mejor dejarlo atonito antes que permitir que se compadeciera de ella, no podria soportarlo.
– No has respondido a mi pregunta -le recordo-. ?Que piensas del amor?
Se quedo callado durante largo tiempo. Molly volvio la cara al sol y absorbio su calor.
– Tenemos que volver -declaro Dylan, colocandose al otro lado de la cana del timon y soltando la vela para que pudieran dar la vuelta-. Cuidado con la cabeza.
Molly agacho la cabeza y se traslado al otro lado de la cabina. Cuando se pusieron otra vez en marcha, rumbo al muelle y al club nautico, Dylan carraspeo.
– No he olvidado tu pregunta -le dijo-. No estoy seguro de como contestarla.
– No tienes por que hacerlo. Podemos cambiar de tema.
– No me importa. No es algo en lo que paso mucho rato pensando. ?Creo en el amor?
De repente, Molly se sorprendio anhelando oir su respuesta, como si pudiera afectar en algo a su situacion. Lo cual era una locura, se dijo.
– No se si alguna vez he estado enamorado -dijo finalmente, en voz baja y pensativa-. He tomado carino a algunas mujeres, pero eso no es enamorarse. Sentia mucho por tu hermana, pero lo de Janet y yo era mas hormonal que carino de verdad.
– Se lo dire -bromeo.
– Vaya, gracias -su fugaz sonrisa se disipo. Con el cambio de rumbo, el viento habia cambiado y un mechon de pelo le caia a Dylan sobre la frente. A Molly le gustaba ver sus cabellos despeinados por la brisa-. No se si soy capaz de amar a alguien porque nunca he visto el amor en accion. Mis padres nunca me quisieron ni se quisieron entre ellos. Tal vez me falte un gen o algo asi.
– ?Y que me dices de las mujeres que te han amado?
– No ha habido ninguna.
– ?Mujeres? -Molly se quedo mirandolo fijamente-. Claro que las ha habido. Acabamos de hablar de ellas.
– Ninguna me amaba, Molly.
– ?Ninguna de las noventa y nueve?
– No.
– No me lo creo.
Dylan se echo el pelo hacia atras.
– Algunas me tomaron carino, pero la mayoria querian algo que yo podia darles: sexo, emocion, una buena pareja de baile.
– ?Bailas? -pregunto Molly.
Dylan solto una carcajada y en aquella ocasion su humor era genuino.
– No, solo intentaba respaldar mi argumentacion.
– Que pena, siempre he querido aprender a bailar.
– Algun dia aprenderemos juntos -le prometio.
Queria creerlo. Queria pensar que habria «algun dia», pero sabia que no. Su relacion, si podia llamarla asi, era estrictamente temporal.
– Lo que queria decir, era que todo el mundo quiere algo.
– ?Quien esta siendo cinico ahora?
– De acuerdo, pero si alguien como tu no cree en el amor, ?que posibilidades tiene un hombre como yo?
– ?Quieres decir que la culpa es mia?
– No, lo que digo es que me gustaria que siguieras creyendo en el amor. Si alguna vez tengo la oportunidad, voy a dejar a Grant hecho trizas.
– Te lo agradezco, pero ya habia empezado a cuestionarme las cosas mucho antes de que Grant se fuera con