– ?Dylan! -grito Molly, y luego aparto a un lado la cortina de plastico para meterse en la banera con el-. ?Dylan! ?He llamado, he llamado!
Estaba riendo y llorando y abrazandolo con tanta fuerza que no podia respirar. Se habia empapado de pies a cabeza. Lo beso en los labios y, entonces, comprendio.
Se sintio lleno de gozo. Era como si la cuerda que habian tensado alrededor de su pecho desde que habia sabido que le habian extirpado un bulto del pecho se hubiera soltado sola. La estrecho con fuerza, dando vueltas con ella de pie en la banera.
– Has tenido noticias del medico.
Molly lo miro y asintio. El pelo humedo le caia por la espalda y la camiseta se adheria a sus senos. Sonreia de oreja a oreja.
– Ni siquiera se por que he llamado. Lo habia hecho hace un par de horas, ?recuerdas? Fue como si alguien me hablara al oido y tuviera que llamar. Mi medico habia dejado un mensaje hacia diez minutos. El bulto era benigno. No era cancer ni nada por el estilo. ?No es estupendo?
Era un regalo del cielo.
– Maravilloso -dijo Dylan, y la beso.
El agua siguio cayendo sobre ellos. Dylan entreabrio los labios y Molly hizo lo mismo, luego profundizo el beso. Sabia tan dulce como siempre. Calida y accesible.
Estaba bien. El mensaje llego a su cerebro y lo libero de su miedo. No iba a perderla, no iba a morir en cualquier momento. La garganta se le cerro y los ojos le escocieron. No sabia si el agua en las mejillas era de la ducha o de las lagrimas de alegria, pero no le importaba. Molly estaba sana y salva.
El agua empezo a enfriarse. Dylan corto el beso y cerro el grifo.
– Sera mejor que te quites esa ropa mojada -le dijo.
– Lo siento -rio Molly-. No pretendia interrumpirte la ducha.
– Lo hiciste, pero me alegro -le toco la mejilla-. Me alegro por todo.
– Yo tambien. Dylan, ?sabes lo que esto significa? Tengo una segunda oportunidad. Te juro que no voy a volver a la vida patetica que llevaba antes. Juro que sera diferente.
– Te creo -le dijo Dylan, contemplando su mirada intensa.
Molly se quito la ropa mojada y se envolvio en una toalla.
– ?Te importa que haga una rapida llamada a Janet? Ella tambien ha estado preocupada.
– Adelante.
Salio corriendo del cuarto de bano y en un par de segundos oyo su voz alegre, seguida de risas. Se sentia tan feliz por ella. Era lo que se merecia… Habia recuperado su trabajo y tenia una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Muy pocas personas la tenian.
Se seco con la toalla. Habia dejado la ropa limpia en la habitacion, asi que se sujeto la toalla alrededor de la cintura y salio a la cocina. En la balda inferior de la nevera, escondida detras de una bolsa llena de broculi, habia guardado una botella de champan. La habia comprado una tarde en que Molly se habia quedado echandose la siesta y el habia hecho la compra. No creia que la hubiera visto.
Si las noticias hubieran sido malas, habria mantenido oculta la botella y la habria dejado alli al volver a Los Angeles. Pero habia confiado en poder tener la oportunidad de abrirla. Mientras hablaba con su hermana, Dylan saco dos copas, luego la botella y la abrio. Cuando Molly vio lo que estaba haciendo, sus ojos se agrandaron. Enseguida le dijo a Janet que tenia que dejarla y prometio llamarla al dia siguiente.
– ?Que es eso? -pregunto.
– ?A ti que te parece?
– Champan. ?Vamos a celebrarlo?
Le paso su copa y sonrio.
– ?Tu que crees?
– Gracias, Dylan -su expresion alegre se torno seria-. Por todo. Por estar a mi lado y por el champan. Me sorprende que pudieras meterlo en casa sin que me diera cuenta.
– Soy un tipo listo -acerco su copa a la suya-. Por que vivas muchos anos rebosante de salud. Por tu futuro.
– Gracias.
Tomaron un sorbo de champan. Dylan la miro, fijandose en como la luz del techo de la cocina iluminaba sus rasgos. Era tan bonita y estaba tan feliz que resplandecia. ?Como podia haber pensado alguna vez que era menos que hermosa? Molly era una mujer increible y se sentia afortunado de haber pasado aquellas semanas con ella. Solo deseaba que hubiera mas.
Pero bastaba con saber que ella estaba bien.
– Estoy aliviado y feliz, pero tu debes de estar en la gloria -le dijo.
Molly se apoyo en la mesa y sonrio.
– Por dentro estoy temblando. No puedo creer que por fin haya tenido respuesta y que haya sido tan buena noticia -se llevo una mano al pecho-. Mis senos estan encantados.
– Yo tambien.
Molly solto una risita. Cuando se volvio para sacar una silla y sentarse, su toalla se quedo enganchada en una esquina de la mesa y amenazo con caerse. Cuando Molly quiso reafirmarla en su sitio, Dylan le tomo la mano y la detuvo.
– Dejala caer.
Molly se quedo sin aliento. Trago saliva y lo miro mientras la toalla caia lentamente al suelo.
Antes se habria cubierto rapidamente y le habria dado verguenza estar desnuda delante de el. Una noche, en la oscuridad, ella le habia hablado de su cuerpo, de como detestaba que sus senos fuesen tan llenos, y de que pensaba que su vientre sobresalia demasiado y las piernas eran demasiado gruesas. Pero Dylan no veia nada de eso. Veia unas curvas perfectas, una piel suave y blanca, y el lugar dulce entre sus muslos donde encontraba cobijo. Veia a Molly y la deseaba.
Lo miro ociosamente y luego extendio el brazo y tiro de la toalla que llevaba a la cintura.
– Estas demasiado vestido para la ocasion -le dijo con voz ronca y baja. Dylan se puso erecto antes de que la toalla tocara el suelo-. Impresionante -continuo, y lo acaricio todo a lo largo.
Tomo un sorbo de champan y luego dejo la copa sobre la mesa. Despues, se puso de rodillas, se acerco a el y lo tomo en su boca.
Dylan creyo que iba a morir. O al menos, sus piernas cederian y caeria al suelo. Los contrastes eran mas de lo que podia asimilar: el calor de su boca, el frio del champan, la suavidad de sus labios y de su lengua, las burbujas del liquido.
Molly lo rodeo y luego lo tomo hasta el fondo. Tenia que detenerla. Estaba tan excitado que estaba a punto de perder el control, asi que le puso las manos en los hombros y la separo suavemente. Molly trago saliva y sonrio.
– Sentia como palpitaba, Dylan. Vaya, estabas a punto de…
Dylan se inclino y la silencio con un beso. Varios minutos mas tarde, Molly echo la cabeza hacia atras y suspiro.
– Esta bien, tu ganas. Soy docil en tus manos. Pero no creas que ese beso ardiente me ha hecho olvidar que estabas a punto de perder el control como un adolescente.
– Te encanta hacerme perder el control -le dijo mientras se arrodillaba frente a ella.
Molly tomo el rostro entre sus manos y lo miro a los ojos.
– Desde luego. Estoy humeda solo de pensarlo.
Dylan la toco y supo que estaba diciendo la verdad. Estaba mojada y dispuesta. Quiso reprimirse. Solo estaban a unos pasos del dormitorio y tenia sentido buscar la comodidad, pero no podia esperar mas.
– Te necesito -gruno, y la atrajo hacia el.
Molly lo abrazo como si estuviera igual de ansiosa.
– Si, Dylan, tomame. Hazme el amor. Ayudame a celebrar el comienzo de una nueva vida.
Mientras se colocaba entre sus piernas, Molly se estiro sobre la alfombra y le dio la bienvenida. La penetro de una sola vez, con fuerza, y los dos jadearon. Se puso de cuclillas para poder acariciarle el pecho. Los pezones ya estaban duros y los atormento con los dedos. Molly jadeo y luego puso las manos encima de las suyas.
– No pares -jadeo-. No pares porque…