– No puedo creer lo que oigo. Tu fuiste quien dijo que se merecia una paliza.

– Sigo creyendolo, pero tal vez haya aprendido la leccion. Tu has puesto mucho de tu parte en esa relacion. Si realmente ha cambiado, ?quieres arriesgarte a perderlo todo?

«Si», penso Molly lugubremente, pero no lo dijo.

– No lo se.

– Tienes tiempo -dijo Dylan mientras le acariciaba el pelo. Ella apoyo la cabeza en su hombro y se apreto contra el-. Estos quince dias han cumplido su proposito. Los dos hemos tenido la oportunidad de escapar de nuestro mundo y averiguar que es lo que queremos.

Molly cerro los ojos. Tal vez Dylan ya se habia decidido, pero ella estaba mas confundida que nunca. Aunque se sentia feliz por saber que no tenia nada, el resto de sus problemas no eran tan faciles de resolver.

– Gracias por ayudarme con todo esto -le dijo, y para desolacion suya, se echo a llorar.

Dylan la estrecho todavia con mas fuerza.

– No pasa nada -murmuro-. Todo saldra bien.

Claro, lo superaria. Pero queria hacerlo con el. Queria que la magia continuara. Aun asi, no tenia derecho a retenerlo contra su voluntad. Habia sido tan generoso con ella, no podia ser menos con el. Dylan le rozo la frente con los labios y susurro:

– Es hora de que volvamos.

– Lo se -balbuceo Molly, y las lagrimas fluyeron en abundancia. Era hora de volver a casa y recoger los pedazos. De tomar decisiones. Pero no aquella noche. Aquella noche era para ellos-. Abrazame -le dijo-. Y no me sueltes hasta el amanecer.

– Te lo prometo.

Siguio llorando, preguntandose como aquel momento podia ser tan perfecto y tan increible al mismo tiempo. Habian llegado tan lejos juntos, pero en realidad no habian llegado a ninguna parte.

– No quiero que perdamos el contacto – dijo Dylan-. Lo digo en serio. Quiero algo mas que una postal durante las vacaciones.

– Yo tambien -inspiro profundamente y trato de contener las lagrimas-. Quiero que seas muy feliz.

– Lo sere. Vas a tener unos ninos estupendos, y quiero conocerlos a todos.

Ninos. Queria ninos, pero solo con Dylan. Se dio cuenta de que seria un padre fabuloso.

– Los tuyos tambien -dijo Molly-. Quiero decir que tambien quiero conocerlos.

– No soy de los que se casan.

Ya no habia esperanza, asi que sus palabras no le hicieron dano. Por supuesto. Lo habia sabido desde el principio, pero eso no habia impedido que lo amara.

Nada de lamentos, se dijo. Aun sabiendo que el corazon se le rompia y el alma le dolia, por nada del mundo daria marcha atras. No pasaba nada si no la amaba. Amarlo a el habia sido suficiente. Le habia dado todo su corazon y nunca lamentaria lo que habian compartido.

Dylan tomo el camino largo de regreso, saliendo de la autovia 101 a la 126, atravesando varias ciudades pequenas y acres y acres de naranjales. Sabia que estaba retrasando lo inevitable, pero incluso media hora mas con Molly era algo muy preciado para el.

El viaje de vuelta fue diferente del de ida. Dylan ya se habia acostumbrado al calor de Molly abrazada a el en la moto, a la forma de su cuerpo, a la suave presion de sus muslos sobre su trasero, al peso de sus manos en la cintura. Pero seguia excitandolo. Y mas importante, habia aprendido a sentir afecto sincero por alguien.

No solo la deseaba, la respetaba. Admiraba su valor y su sinceridad. Queria estar con ella. Sabia que iba a echarla de menos cuando desapareciera de su vida y se pregunto cuanto tiempo tardaria en olvidarla.

?Era eso amor? No tenia la respuesta a esa pregunta. Nunca habia creido en el amor. El nunca habia amado a nadie ni nadie lo habia amado. No iba a ser diferente con Molly. Y sin embargo, lo era.

Podia imaginar estar con ella durante el resto de sus vidas. El mundo era un lugar mas alegre solo porque ella estaba en el y le hacia sentir cosas que nunca habia sentido. Le hacia pensar en una casa de verdad y en tener ninos.

Trago saliva. Aquello era una novedad. Ninos. ?De verdad estaba pensando en ser padre? No sabia como serlo. No creia que estuviera a la altura de la responsabilidad que implicaba criar a un ser humano desde su nacimiento. La idea lo aterrorizaba, pero con Molly a su lado, no seria tan terrible. ?Era eso amor? ?Desear tener un hijo con ella era algo mas que afecto?

Mientras recorrian la carretera y atravesaban el valle, penso en pedirle que se quedara. Aunque solo fuera por un tiempo. La casa era lo bastante grande para los dos. Podria tener su propia habitacion si no estaba a gusto compartiendo la suya. Tal vez podria encontrar un trabajo no muy lejos, o incluso entrar a trabajar en su compania. Tal vez…

Movio la cabeza. Estaba sonando. Aquellas fantasias no tenian cabida en la realidad. Molly tenia su propia vida. Tenia un trabajo con una compania que haria cualquier cosa con tal de recuperarla. Aunque se atreviera a pedirselo, seria una locura que considerara su oferta. ?Que podia ofrecerle que no pudiera conseguir diez veces mejor en otra parte? Estaba sacando demasiadas conclusiones sin fundamento.

Las pasadas semanas habian sido muy estresantes para ella. Se habia alimentado de emociones, nada mas. Dylan sabia que se preocupaba por el, y eso bastaba. El amor, bueno, todavia no estaba seguro de que le parecia el amor. Molly habia reconstruido su vida y debia continuar en ella. Queria que siguieran siendo amigos, pero no queria entrometerse.

Llegaron a la carretera interestatal 5, luego a la 405. Demasiado pronto, salian de la autovia para entrar en su vecindario. En unos pocos kilometros, estarian delante de su bloque de apartamentos.

Paro la moto y Molly se bajo. Dylan trato de controlar el dolor que sentia en el estomago y la necesidad abrumadora de decirle que no se fuera, que queria que se quedara con el para siempre. Pero no era eso lo que iba a decirle, estaba decidido a dejarla libre.

Molly permanecio de pie en la acera mientras el sacaba la bolsa de tela.

– ?Quieres entrar? -le pregunto mientras el le pasaba la bolsa y ella el casco.

Dylan lanzo una mirada al edificio. Seria mas facil dejarla marchar si no la imaginaba en su mundo.

– No, gracias. Estoy seguro de que tendras que hacer muchas llamadas y yo tengo que ir a casa.

Se habia recogido el pelo en una trenza, dejando su rostro despejado. No sonreia, pero el miedo no se reflejaba ya en su mirada. Dylan se alegro.

– No se que decir. Gracias parece inadecuado. No podria haberlo hecho sin ti.

– Claro que si. Pero me alegro de haberte ayudado, aunque solo fuera un poco.

Molly dio un paso hacia el. La tarde era calida, y su camiseta revelaba todas sus curvas. Cielos, como la deseaba. No solo en su cama, sino en su vida. ?Estaria tan mal preguntarselo? Siempre podia decirle que no. O podria fijar una fecha para dentro de dos semanas. Asi podria acostumbrarse a la idea de que estaba bien y, si seguia interesada en el, ya no seria cuestion de gratitud, o del momento dificil por el que habia pasado.

– Nunca sabras lo mucho que has significado para mi -le dijo, y sus ojos castanos brillaban con conviccion-. Me has escuchado, me has abrazado, me has dejado ser debil y me has recordado como ser fuerte. Hace diez anos me enamore platonicamente de un hombre que no conocia. Me alegro de saber que la realidad es mucho mejor de lo que habia imaginado. Eres increible, Dylan.

Dylan se quedo mirandola, sin saber que decir. Tal vez habia alguna posibilidad. Tal vez no habia nada malo en decirle lo que sentia.

– Molly… -hizo una pausa.

– Ya lo se, es un poco extrano volver a la rutina. Creo que voy a necesitar tiempo para adaptarme.

– Paso a paso -le dijo.

– Lo se, es lo mejor. No quiero tomar ninguna decision precipitada.

– Eso esta bien -dijo, y reunio todo su valor. Se lo diria en aquel mismo instante.

Le diria todo lo que sentia, le explicaria que no estaba seguro de si era amor, pero era lo mas cerca al amor que conocia. Le diria que no estaba preparado para que lo suyo terminara.

– ?Molly? -dijo una voz masculina, desconocida, a su espalda. Se volvio lentamente, imaginando a quien iba a ver.

Habia un hombre en la acera, a menos de tres metros de distancia. Era de estatura media, de pelo castano claro y ojos castanos. Llevaba un traje oscuro y una corbata de estilo clasico. Todo en el indicaba que era un abogado, y Dylan supo quien era antes de que Molly lo confirmara.

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