aunque quiera. Seguramente, penso que, si iba detras de ti, seria una debilidad por su parte.

– Pero si me amaba…

– Si, tienes toda la razon del mundo, pero nosotras somos mujeres y lo entendemos de otra manera. Reyhan estaba enamorado de mi, pero lo oculto durante anos porque su orgullo le impedia hablar con una persona que el creia que lo habia rechazado. Seguramente, a Murat le paso lo mismo.

– ?Y todas las mujeres con las que ha salido en estos diez anos? No creo que sufriera mucho por mi partida, la verdad.

– No se, piensatelo -insistio Cleo.

En ese momento, se abrieron las puertas doradas y entraron unos cuantos sirvientes con varios carritos de comida.

– ?Te habiamos dicho que habiamos encargado comida para comer todas juntas? -sonrio Billie.

Tras comer con las princesas, que se fueron sobre las tres, Daphne se quedo a solas y se sento junto al sofa que habia frente al jardin.

A pesar de todo, habia tenido un dia maravilloso. Si su compromiso con Murat hubiera sido cierto, le habria encantado conocer a sus futuras cunadas, pero no era de verdad y su teoria sobre que Murat no habia ido tras ella porque su orgullo se lo habia impedido a pesar de que la amaba era muy bonita, pero no era cierta.

– Ya no importa -murmuro Daphne.

No, ya no importaba porque, aunque le habia costado muchos anos, habia conseguido olvidarse de Murat.

Su corazon estaba a salvo.

Aquella tarde y para sorpresa de Daphne, las puertas doradas volvieron a abrirse, pero en aquella ocasion no recibio la visita de Murat sino del rey.

– Es un placer volver a tenerte entre nosotros -dijo el monarca abrazandola.

Aunque Daphne no estaba de acuerdo con lo que Murat se traia entre manos, ella tambien estaba encantada de volver a ver al rey Hassan, un hombre que siempre se habia portado de maravilla con ella, sobre todo al verla joven, enamorada y aterrorizada.

– Ven, vamos a sentarnos -le indico el monarca yendo hacia los sofas-. Mi hijo te envia una sorpresa.

En aquel momento, volvieron a abrirse las puertas y aparecieron unos cuantos sirvientes con carritos, pero esta vez no era fruta lo que llevaban sino utiles de escultura y arcilla.

Al instante, Daphne sintio un intenso cosquilleo en las yemas de los dedos. Se moria por sentir la arcilla entre las manos.

?Pero acaso creia Murat que podia sobornarla asi?

– Dele las gracias de mi parte.

– Podras darselas tu misma dentro de un rato porque me ha dicho que pasara a verte.

«Que ilusion», penso Daphne mientras sonreia educadamente.

– Supongo que sabras que la boda se va a celebrar dentro de cuatro meses. Es poco tiempo, pero, si contratamos al personal adecuado, yo creo que nos dara tiempo de tenerlo todo listo.

Daphne dio un respingo.

– Majestad, sin animo de ofender, encontrar al personal adecuado no es el problema. El problema es que no me voy a casar con Murat.

– Esto va a ser una lucha de titanes porque los dos sois muy testarudos -comento el monarca chasqueando con la lengua-. Me pregunto quien ganara al final.

– Yo, por supuesto. Esto es como la fabula del conejo y el perro de caza. El conejo gana porque, mientras que el perro corre para cenar, el conejo corre para salvar la vida.

– Interesante -comento el rey tomandole la mano entre las suyas-. Muchas veces me he preguntado como habrian sido las cosas si te hubieras casado con Murat. ?Tu nunca te lo has planteado?

– No -mintio Daphne-. En aquel entonces, yo no queria casarme. Era demasiado joven, igual que Murat.

– El no se ha casado.

– Ya lo se. De haber estado casado, no me mantendria prisionera en el haren.

– Sabes que no me refiero a eso -sonrio Hassan-. Tu tampoco te has casado.

– He estado muy ocupada con mis estudios y con mi trabajo.

– Menuda excusa. ?Y no sera que estabais los dos esperando a que el otro diera el primer paso?

– En mi caso, le aseguro que no -contesto Daphne-. En cuanto a su hijo, por lo que tengo entendido ha disfrutado de la compania de tantas mujeres que no creo que se acuerde ya de aquella con la que estuvo prometido hace mas de una decada.

– ?Y ahora?

– Apenas nos conocemos.

– Tal vez, ha llegado el momento de que empeceis a hacerlo -apunto el rey poniendose en pie -. Murat quiere casarse contigo. Tus padres aprueban la boda y yo, tambien. ?Tu que dices?

Daphne no contesto.

– ?De verdad te parece que casarte con mi hijo seria tan horrible?

– Si -contesto Daphne mordiendose el labio inferior-. Majestad, ?usted me obligaria a casarme con Murat en contra de mi voluntad?

– Si tuviera que hacerlo, si -contesto el rey sin pestanear.

Cuando Murat llego al haren, encontro a Daphne en el jardin. Estaba sentada en un banco de piedra, con la cabeza echada hacia delante en actitud abatida, asi que corrio a su lado, la tomo de las manos y la abrazo.

Daphne estaba tan destrozada que lo dejo hacer.

– Nadie me quiere ayudar -comento-. De mi familia, no me sorprende, pero mis amigos ni siquiera se creen que me tengas cautiva en contra de mi voluntad. Lo unico que quieren es que los invite a la boda.

– Pues ya sabes lo que tienes que hacer -contesto Murat.

Daphne levanto la mirada con lagrimas en los ojos.

– No era eso lo que yo esperaba oir.

Murat sabia que lo que Daphne queria oir era que la dejaba libre, pero no estaba dispuesto a hacerlo.

– Te va a encantar ser reina. Las reinas tienen mucho poder.

– El poder nunca me ha interesado.

– Eso es porque nunca lo has tenido.

– Murat, sabes que esto no esta bien.

– ?Porque?

– Porque yo no me quiero casar contigo. Lo que quiero es recuperar mi libertad.

– ?Para que? ?Para vacunar a perros y gatos obesos? Aqui ocuparias un lugar en la historia del pais, serias reina, madre y abuela de los futuros reyes.

– No es suficiente.

?Aquella mujer habia sido siempre asi de cabezota?

– ?Por que te fuiste? ?Por que me abandonaste hace diez anos?

Daphne lo miro con un tremendo dolor en los ojos.

– Ya no importa.

– A mi me gustaria saberlo.

– No lo entenderias.

– Pues explicamelo tu.

– Murat, tienes que dejarme ir.

En lugar de contestar, Murat la beso, lo que tomo a Daphne completamente por sorpresa. Sin embargo, a pesar de la reticencia inicial, ella tambien lo beso y Murat sintio un deseo tan desesperado de hacerle el amor que estuvo a punto de desnudarla alli mismo.

Por supuesto, no lo hizo, pero si estuvo un buen rato besandola lenta y apasionadamente… hasta que el deseo tambien se apodero de Daphne.

– ?Lo ves? -le dijo apartandose-. Entre nosotros hay mucho mas de lo que parece. Ahora vamos a tener tiempo de conocernos bien para que te vayas haciendo a la idea de casarte conmigo.

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