?Por que habria de hacerlo Murat?
– Estoy completamente manchada, pero supongo que no habra ducha en la tienda.
– No, pero puedo hacer que te preparen un bano.
– ?De verdad?
– Por supuesto.
Daphne no habia tenido ocasion todavia de ver su tienda pues la estaban montando mientras ellos cenaban y cuando entro quedo gratamente sorprendida pues el lujo era propio de un palacio.
Murat la acompano hasta una estancia en la que habia una enorme cama y una banera llena de agua caliente y Daphne tuvo que hacer un gran esfuerzo para no tirarse vestida.
– Dame tu ropa -le indico Murat.
Daphne dio un paso atras.
– No me pienso desvestir delante de ti.
– ?Olvidas que te he visto desnudar antes?
Daphne dio otro paso atras.
– Me puedo banar yo solita perfectamente – protesto.
– Ya lo se, pero yo quiero ayudarte -contesto Murat mirandola a los ojos.
– No es necesario.
– ?Tienes miedo?
– Murat, no pienso entrar en tu juego. Por favor, vete y deja que me bane tranquilamente.
En lugar de marcharse, Murat fue hacia ella.
– Te prometo que no voy a intentar seducirte mientras te banas. Por favor, dame tu ropa.
Aunque Daphne no tenia intencion de hacerlo, se encontro despojandose de sus ropas y entregandoselas a Murat.
?Seria asi como se sentiria la cobra ante el encantador de serpientes?
Una vez desnuda, se metio en el agua y sintio como sus musculos se relajaban. Al instante, sintio las manos de Murat en el pelo, quitandole las horquillas y pasandole una pastilla de jabon y una esponja.
El agua de la banera estaba cristalina, lo que hacia que Daphne se muriera de verguenza al imaginar que Murat la estaba observando enjabonarse el cuerpo desde detras de la banera, pero, cuando se giro, comprobo que Murat estaba de espaldas, sacando un camison de un cajon.
Asi que lo habia dicho en serio.
Aunque eso queria decir que Murat estaba cumpliendo con su palabra, Daphne no pudo evitar sentirse repentinamente molesta. ?Acaso aquel hombre no se habia dado cuenta de que estaba desnuda? ?No la encontraba sexualmente atractiva? ?No estaba excitado?
Daphne termino de banarse y se puso en pie.
– ?Me pasas una toalla? -le dijo a Murat.
Murat asi lo hizo, pero apenas la miro.
?Genial! Ahora que era su mujer, apenas la miraba. Perfecto. Ya no la deseaba. ?Y que? Ella tampoco lo deseaba.
Daphne se enrollo en la toalla y salio de la banera. Murat le entrego un camison que ella no conocia, pero en aquellos momentos estaba tan enfadada que poco le importaba. Daphne dejo caer la toalla al suelo y se puso el camison, que resulto ser de una seda rosa casi transparente.
?Como si a Murat le importara mucho!
Daphne sintio unas terribles ganas de salir y gritar de furia. ?Por que demonios no se fijaba en ella? ?Y por que demonios a ella le importaba tanto que no lo hiciera?
No estaba enamorada de Murat. Ultimamente, ni siquiera le caia bien. Entonces, ?por que la molestaba tanto que no quisiera seducirla?
– Me voy a la cama -anuncio.
– ?Que tal el bano? -contesto Murat.
– Bien.
– ?Has terminado?
– Ya me he secado y vestido, asi que yo diria que si -contesto Daphne en tono sarcastico.
En un abrir y cerrar de ojos, se encontro en brazos de Murat, que la besaba y la acariciaba por todas partes.
– Me deseas -murmuro sorprendida.
– ?Que te hace pensar que no era asi?
– Estaba desnuda y ni siquiera me has mirado.
– Te habia prometido que no te iba a molestar mientras te banabas.
La estancia estaba llena de velas y de flores y Murat deposito a Daphne sobre la ropa de cama blanca inmaculada.
Daphne se dijo que deberia protestar, pero no lo hizo porque estaba encantada con los besos y las caricias de Murat, que estaba dando buena cuenta de sus necesitados pezones.
El deseo se habia apoderado de ella.
– Murat, te necesito -jadeo desabrochandole la camisa.
– Tanto como yo a ti -contesto Murat quitandosela.
Momento que Daphne aprovecho para quitarse el camison en senal de invitacion. Era consciente de que aquello no era lo mas inteligente por su parte, pero era incapaz de controlar el deseo que se habia apoderado de ella. Aunque se habia acostado con otros hombres, jamas habia deseado a ninguno como deseaba a Murat.
La desesperacion hizo que alargara los brazos para quitarle los pantalones. Necesitaba sentirlo dentro de ella. En aquel mismo instante.
– ?Impaciente? -sonrio Murat colocandose entre sus piernas-. Permiteme que acabe con tu suplicio, mi dulce esposa.
En lugar de llenar su cuerpo con su ereccion, Murat se inclino entre sus piernas, le separo los labios humedos con dos dedos y presiono su boca contra el centro humedo y caliente de Daphne.
Daphne sintio el impacto del placer con tanta fuerza que estuvo a punto de gritar, pero consiguio controlarse y evitar asi que la oyeran los vecinos, lo que no fue facil porque, con cada lenguetazo de Murat, el placer era insoportablemente intenso.
Murat se tomo su tiempo dibujando circulos con la lengua alrededor del centro de placer de Daphne, que se entrego al mundo de las sensaciones y se dejo llevar por lo que su sentido del tacto le trasladaba al cerebro.
Cuando la tension fue tan fuerte que creia que no iba a poder aguantarla mas, Murat la dejo descansar durante un rato para volver a comenzar transcurridos unos segundos. Asi la llevo al borde del extasis varias veces, haciendola disfrutar de sensaciones jamas conocidas, haciendole descubrir la inmensa capacidad de placer de todo ser humano.
Al cabo de varias horas descubriendo uno el cuerpo del otro, explorando sin verguenza, alcanzando cotas de extasis inimaginables, Murat le pidio permiso para internarse en su cuerpo y Daphne se lo concedio encantada.
El momento de la union fue realmente magico y, mientras Murat se movia en su interior, no dejaba de mirarla intensamente a los ojos mientras Daphne pensaba que no habia tenido tantos orgasmos seguidos en su vida.
Capitulo 12
Daphne se desperto a la manana siguiente con la sensacion de estar completamente unida con el Todo.
«Que noche tan hermosa hemos compartido», penso levantandose.
Hacia tiempo que Murat se habia ido. Daphne recordaba vagamente que se habia despedido de ella con un beso al amanecer.
Todo habia resultado perfecto.
Excepto…