Me recordaba a mi hermano Kuei Hsiang. El eunuco tenia una boca naturalmente sonrosada y rasgos femeninos. Era delgado y parecia timido. Se mantenia a distancia y su mirada volaba constantemente desde las muchachas hasta su superior, un eunuco que llevaba un ornamento blanco y una golondrina en el pecho.
– Me llamo Orquidea. -Me acerque al delgado eunuco y me presente con un susurro-. Tengo mucha sed y me preguntaba…
– ?Chist! -apreto nervioso el indice contra los labios.
– ?Como te llamas? ?Como puedo dirigirme a ti?
– An-te-hai.
– Bueno, An-te-hai, por favor, ?podria beber agua?
Nego con la cabeza.
– No puedo hablar. Por favor, no me hagas preguntas.
– Dejaria de hacertelas si…
– Lo siento. -Giro sobre sus talones y desaparecio tras las matas de bambu.
?Cuanto tiempo podria resistir aquello? Mire a mi alrededor y alcance a oir el grunido de las tripas de las demas muchachas.
El rumor del agua del arroyo cercano me provocaba mas sed. Poco a poco las muchachas se iban quedando paralizadas como en un antiguo retablo. Era un cuadro formado por elegantes arboles, enredaderas colgantes, bambu tembloroso y jovenes doncellas.
Contemple el retablo hasta que vi una figura moviendose como una serpiente a traves del bambu. Era An-te- hai que, con pasos rapidos y silenciosos, volvia con una copa en la mano. Me di cuenta de que los eunucos estaban entrenados para caminar como fantasmas. Las blandas suelas de An-tehai tocaban el suelo mientras sus pies se deslizaban como barcos. Se detuvo delante de mi y me ofrecio la copa. Yo le sonrei e incline la cabeza.
An-te-hai se dio media vuelta y se alejo antes de que yo terminara mi reverencia. Note que se fijaban en mi ojos procedentes de todas direcciones mientras me llevaba el agua a los labios. Consciente de como se sentian, di un sorbo y luego pase la copa.
– ?Oh, muchas gracias!
La chica que estaba a mi lado cogio la copa. Era esbelta y tenia un rostro ovalado y unos brillantes ojos profundos. Por su acento y sus graciles movimientos, supe que pertenecia a una familia acaudalada. Su vestido de seda lucia los bordados con los dibujos mas sofisticados y le colgaban diamantes de la cabeza a los pies. Su tocado estaba hecho de flores doradas. Tenia un largo cuello y una elegancia natural.
La copa paso de mano en mano hasta que no quedo ni una gota. Las muchachas parecieron relajarse un poco. La hermosa muchacha de la cara ovalada y los ojos exoticos me hizo un gesto desde su banco. Al acercarme, se movio hacia un lado.
– Soy Nuharoo. -Me sonrio.
– Yehonala -dije sentandome a su lado.
Asi fue como Nuharoo y yo nos conocimos. Ninguna de las dos imaginamos entonces que acababamos de entablar una relacion que duraria toda la vida. En la corte nos llamaron por nuestros apellidos, que indicaban el clan al que perteneciamos. Sin mas explicacion, comprendimos que eramos de los dos clanes mas poderosos de la raza manchu: el Yehonala y el Nuharoo. Eran dos clanes rivales y habian combatido en innumerables guerras durante el curso de los siglos, hasta que el rey del clan Nuharoo se desposo con la hija del rey de los Yehonala y las dos familias se unieron y llegaron a dominar China, creando la Pureza Celestial o dinastia Qing.
Aspire el aroma de azucenas del cabello de Nuharoo, que se sentaba muy quieta y contemplaba las tribunas de bambu como si las dibujara con los ojos. Irradiaba satisfaccion. Durante un buen rato ni se movio. Era como si estudiara los detalles de cada hoja. Ni siquiera los eunucos que pasaban turbaban su concentracion. Me pregunte en que estaria pensando, si compartia mi anoranza por la familia, mi preocupacion por el futuro. Queria saber que le habia impulsado a inscribirse en la seleccion. Estaba segura de que no era ni el hambre ni el dinero. ?Sonaba con ser emperatriz? ?Como la habian educado? ?Quienes eran sus padres? Su expresion no traslucia ni el mas leve nerviosismo, como si supiera de antemano que seria elegida y hubiera acudido solo para que se lo comunicaran.
Despues de un largo rato, Nuharoo se volvio hacia mi y me sonrio de nuevo. Tenia una sonrisa de nina, inocente y libre de preocupaciones. Estaba segura de que no conocia el sufrimiento. Debia de tener criados en su casa para abanicarla mientras dormia en las noches torridas del verano. Sus gestos sugerian que le habian ensenado buenos modales. ?Habia ido a colegios para ricos? ?Que leia? ?Le gustaba la opera? De ser asi, debia de tener un heroe o una heroina que admiraba. Y si nos gustasen las mismas operas, y si ambas tuvieramos la suerte de ser elegidas…
– ?Te planteas la posibilidad de ser elegida? -pregunte a Nuharoo despues de que me confesase que su padre era tio lejano del emperador Hsien Feng.
– No pienso mucho en ello -dijo con serenidad. Sus labios se abrieron como los petalos de una flor-. Hare lo que me pida mi familia.
– Asi que tus padres saben como leer las vetas de la madera.
– ?Perdon?
– La predestinacion de alguien.
Nuharoo se alejo de mi y me sonrio a lo lejos.
– Yehonala, ?crees que tenemos posibilidades?
– Tu eres pariente de la familia imperial y eres hermosa -afirme-. No estoy segura de mis opciones. Mi padre era
Tuve que detenerme, porque se me saltaban las lagrimas. Nuharoo se metio la mano en el bolsillo y saco un panuelo de encaje.
– Lo siento. -Me tendio el panuelo-. Tu historia parece terrible.
No queria estropearle el panuelo, asi que me enjugue las lagrimas con el dorso de la mano.
– Cuentame mas.
Negue con la cabeza.
– La historia de mi sufrimiento seria mala para tu salud.
– No me importa, quiero oirla. Es la primera vez que salgo de casa, nunca he viajado como tu.
– ?Viajar? No fue una experiencia nada agradable.
Mientras hablaba, se me lleno la cabeza de recuerdos de mi padre. El olor a descomposicion del ataud y las moscas que lo rodeaban. Para alejarme de la tristeza, cambie de tema.
– ?Fuiste al colegio de mayor, Nuharoo?
– Tuve tutores privados -rememoro ella-. Tres. Cada uno me ensenaba una materia distinta.
– ?Cual es tu favorita?
– La historia.
– ?La historia! Crei que era solo para chicos.
Recorde haber escondido un libro de mi padre,
– No era historia general como tu te imaginas -me explico Nuharoo, riendo-. Era la historia de la casa imperial, la vida de emperatrices y concubinas. Mis clases se centraban en las mas virtuosas. -Despues de una pausa, anadio-: Se suponia que tenia que parecerme a la emperatriz Hsiao Qin. Desde que era una nina, mis padres me decian que un dia me uniria a las damas cuyos retratos cuelgan de la galeria imperial.
No me extranaba que pareciera como si siempre hubiera estado alli.
– Estoy segura de que causaras admiracion -le dije-. Me temo que soy menos educada en este aspecto de la vida. Ni siquiera conozco los rangos de las damas imperiales, aunque se mucho sobre eunucos.
– Sera un placer compartir mi conocimiento contigo. -Sus ojos brillaron.
Alguien grito:
– ?De rodillas!
Entro un grupo de eunucos y formaron enfrente de nosotras. Nos arrodillamos. El eunuco jefe Shim aparecio por el arco de la puerta y adopto una pose, levantando el bajo de su tunica con la mano derecha. Dio un solo paso y quedo por completo a la vista.