Quiso que la verdadera razon de su muerte se mantuviera en secreto. El deseo le fue concedido y la emperatriz se despidio de su marido. Luego me envio a buscar a su hijo para verlo por ultima vez.
Las lagrimas brotaban de los grandes ojos de Hermana Mayor Fann.
– Hsien Feng era un muchacho de aspecto fragil. Por el rostro de su madre percibio la tragedia. Claro que no imagino que su madre desapareceria de la faz de la tierra en cuestion de minutos. El nino llevo a su mascota, un loro, porque queria alegrar a su madre haciendo hablar al ave. Recito su nueva leccion, con la que habia tenido dificultades. La emperatriz se sintio complacida y le abrazo.
»La risa del chico acrecento la tristeza de la madre. El muchacho saco un panuelo y le enjugo las lagrimas. Quiso saber que le preocupaba, pero ella no le respondio. Entonces dejo de jugar y se asusto. En aquel momento sonaron los tambores en el patio. Era la senal para la emperatriz Chu An. Y esta volvio a abrazar a su hijo. El ruido de tambores se hizo mas fuerte. Hsien Feng parecia aterrorizado. Su madre enterro el rostro en su pequeno chaleco y susurro: “Dios te bendiga, hijo mio”.
»La voz del secretario de la casa imperial resono en el pasillo. “?Su majestad la emperatriz, por aqui, por favor!” Para evitar que su hijo asistiera al horror, la emperatriz Chu An me ordeno que me llevara a Hsien Feng. Fue lo mas duro que he hecho en mi vida. Me quede petrificada como el tronco de un arbol muerto. Su majestad me sacudio por los hombros, se quito una pulsera de jade de la muneca y me la metio en el bolsillo. “?Por favor, Fann!” Me miro implorante. Volvi en mi y me lleve a rastras al sollozante Hsien Feng. Al otro lado de la verja, aguardaba el secretario con un trozo de seda blanca plegada: la cuerda de la horca. Detras de el se encontraban varios guardias.
Llore por el joven Hsien Feng, quien anos mas tarde se convertiria en mi esposo y al que siempre conservo en mi corazon, aun despues de que me abandonara.
– Una tragedia presagia buena suerte. Permiteme que te lo diga, Orquidea. -Hermana Mayor Fann se quito la pipa de los labios y vacio la ceniza sobre la mesa-. Y eso concuerda a la perfeccion con lo que ocurrio mas tarde.
En la crepuscular luz de las velas, Hermana Mayor Fann continuo la historia de mi futuro marido. Era el otono de 1850 y el anciano emperador Tao Kuang se disponia a elegir un heredero. Invito a sus hijos a Jehol, el recinto de caza imperial que esta al norte del pais, mas alla de la Gran Muralla, donde queria poner a prueba sus capacidades. Los seis principes se sumaron al viaje.
El emperador explico a sus hijos que los manchues tenian fama de grandes cazadores. A su edad, el habia matado mas de una docena de animales salvajes en solo medio dia: lobos, ciervos y jabalies de toda clase. En una ocasion llevo a casa quince osos y dieciocho tigres. Les dijo a sus hijos que su bisabuelo, el emperador Kang Hsi, era aun mejor. Cada dia montaba seis caballos hasta derrengarlos. El padre ordeno a sus hijos que le demostrasen de lo que eran capaces.
– Consciente de su propia debilidad, Hsien Feng se deprimio. -Hermana Mayor Fann hizo una pequena pausa-. Sabia que no superaria la prueba. Decidio retirarse, pero su tutor, el brillante erudito Tu Shou-tien, se lo impidio. El tutor brindo a su pupilo la manera de convertir la derrota en victoria. «Cuando pierdas -le dijo Tu Shou-tien-, informa a tu padre de que no es que no pudieras hacerlo; dile que preferiste no disparar. Fue por una razon virtuosa, como la benevolencia, por lo que te negaste a explotar al maximo sus habilidades para la caza.»
Segun Hermana Mayor Fann, fue una grandiosa escena de caza otonal. Matorrales y sotos se alzaban hasta la cintura. Los criados prendieron antorchas para hacer salir a los animales salvajes. Conejos, leopardos, lobos y ciervos corrian despavoridos. Siete mil hombres a caballo formaban un circulo. El coto de caza bramaba y se estremecia. Los hombres fueron cerrando lentamente el circulo. Guardias imperiales seguian a cada principe.
El emperador aguardaba en la cima de la colina mas alta, montado en un caballo negro. Seguia con la mirada a sus dos hijos favoritos. Hsien Feng vestia una tunica de seda purpura y el principe Kung, una blanca. Kung cargaba de aqui para alla; los animales caian uno tras otro ante sus flechas y los guardias le animaban.
A mediodia el sonido de una trompeta llamo a los cazadores a regresar. Por turnos, los principes mostraron a su padre los animales que habian cazado. El principe Kung habia hecho veintiocho presas. El aranazo de un tigre marcaba su hermoso rostro y de la herida manaba sangre, que habia manchado su tunica blanca. Sonreia con jubilo sabiendo que habia hecho un buen papel. Llegaron los demas hijos y mostraron al emperador los animales atados al vientre de sus caballos.
– ?Donde esta Hsien Feng, mi cuarto hijo? -pregunto el emperador. Llamaron a Hsien Feng. No llevaba nada bajo el vientre de su caballo y su tunica estaba limpia-. ?No has cazado nada?
Su padre estaba decepcionado, pero Hsien Feng respondio tal como le habia indicado su tutor.
– Vuestro hijo mas humilde ha tenido problemas para matar animales. No porque se negara a cumplir vuestras ordenes ni porque carezca de habilidades, sino porque le ha conmovido la belleza de la naturaleza. Su majestad me enseno que el otono es la epoca en que el universo esta prenado de la primavera. Cuando pense en todos los animales que criarian a sus pequenos, mi corazon sintio piedad por ellos.
El padre se sintio sobrecogido; en aquel instante tomo la decision de quien seria su heredero.
La vela se habia consumido. Yo estaba sentada en silencio. La luna brillaba al otro lado de la ventana. Nubes blancas y espesas como peces gigantes nadaban por el cielo.
– En mi opinion la muerte de la emperatriz Chu An tuvo mucho que ver en la eleccion del heredero -dijo Hermana Mayor Fann-. El emperador Tao Kuang se sentia culpable de haber privado a Hsien Feng de su madre. La prueba es que, tras la muerte de Chu An, nunca concedio a la dama Jin el titulo de emperatriz. Despues de todo, mi senora consiguio su objetivo.
– ?No es la dama Jin la gran emperatriz en la actualidad? -le pregunte.
– Si, pero no fue Tao Kuang quien le concedio el titulo, sino Hsien Feng tras convertirse en emperador, y lo hizo por consejo de Tu Shou-tien. Este hecho contribuyo a engrandecer su nombre. Hsien Feng comprendio que la gente sabia que la dama Jin era la enemiga de Chu An. Queria que el pueblo creyera en su bondad y tambien borrar las dudas de la nacion, porque el principe Kung aun estaba en la mente de todos. Su padre no habia jugado limpio; no mantuvo su promesa.
– ?Y que paso con el principe Kung? -le pregunte-. Despues de todo, consiguio cobrar mas piezas que nadie durante la caceria. ?Como le sento que su padre honrase a un perdedor?
– Orquidea, debes aprender a no juzgar nunca al hijo del cielo. -Hermana Mayor Fann encendio otra vela. Levanto la mano en el aire y trazo una linea bajo su cuello-. Haga lo que haga es la voluntad del cielo. Fue la voluntad del cielo que Hsien Feng se convirtiera en el emperador. El principe Kung tambien lo creyo asi y por eso ayuda a su hermano con tanta devocion.
– Pero… ?el principe Kung no se sintio ni siquiera un poco celoso?
– No dio muestras de ello. Sin embargo, la dama Jin si estaba celosa. Le amargaba la sumision del principe Kung, pero se las arreglo para ocultar sus sentimientos.
Fue un invierno terrible. En las calles de Pekin se encontraron cuerpos congelados despues de una tormenta de hielo. Yo le entregaba a mi madre todo lo que ganaba, pero no era suficiente para pagar las facturas. Los acreedores hacian cola ante nuestra puerta. La puerta se cayo de su marco en numerosas ocasiones. Tio Undecimo estaba intranquilo y su cara expresaba sus pensamientos: queria que nos fueramos. Mi madre encontro un trabajo como empleada de la limpieza, pero la despidieron al dia siguiente por caer enferma. Tenia que apoyarse en la cama para mantenerse en pie y le costaba respirar. Mi hermana Rong le preparo unas hierbas medicinales. Ademas de las hojas amargas, el doctor le prescribio crisalidas de gusanos de seda. El olor apestoso me impregnaba la ropa y el cabello. Mi hermano Kuei Hsiang fue a pedirles dinero a los vecinos. Al cabo de un rato, nadie le abria la puerta. Mi madre compro ropa de entierro barata, una tunica negra que llevaba todo el dia puesta. «Asi no tendreis que cambiarme si muero en la cama», decia.
Una tarde nuestro tio llego con su hijo, al que nunca me habian presentado. Se llamaba Ping, que quiere decir «botella». Yo sabia que nuestro tio habia tenido un hijo con una prostituta local y lo ocultaba porque le avergonzaba, pero no sabia que Botella era retrasado.
– Orquidea seria una buena esposa para el -le dijo mi tio a mi madre, empujando a Botella hacia mi-. ?Que te pareceria si te diera suficientes taels como para pagar vuestras deudas?
Mi primo Botella era un tipo de hombros estrechos. La forma de su cara hacia honor a su nombre. Parecia que tuviera sesenta anos, aunque solo tenia veintidos. Ademas de ser retrasado era adicto al opio. Plantado en