medio de la habitacion, me dirigia una sonrisa de oreja a oreja y se subia constantemente los pantalones, que de inmediato volvian a caersele por debajo de las caderas.
– Orquidea necesita ropa decente -dijo mi tio ignorando la reaccion de mi madre, que fue la de cerrar los ojos y golpearse la frente contra el cabezal de la cama.
Mi tio levanto su sucio bolso de algodon y saco una chaqueta rosada con dibujos de orquideas azules.
Sali corriendo de la casa y me interne en la nieve. Pronto tuve los zapatos empapados y ya no sentia los dedos de los pies.
Una semana mas tarde, mi madre me dijo que me habia prometido a Botella.
– ?Que voy a hacer con el? -le grite.
– No es adecuado para Orquidea -dijo Rong en voz baja.
– Nuestro tio quiere que dejemos sus habitaciones libres -dijo Kuei Hsiang-. Alguien le ha ofrecido mas dinero por ellas. Casate con Botella, Orquidea, asi nuestro tio no nos echara a la calle.
Me habria gustado tener valor para oponerme a mi madre, pero no tenia eleccion. Rong y Kuei Hsiang eran demasiado jovenes para ayudar a mantener a la familia. Rong tenia horribles pesadillas. Verla dormir era como verla entrar en una camara de tortura. Rasgaba la sabana como poseida por los demonios. Estaba siempre asustada, nerviosa y susceptible. Caminaba como un pajarillo atemorizado: con los ojos muy abiertos, paralizandose en mitad de sus movimientos. Hacia ruidos irritantes cuando se sentaba. Durante las comidas, no cesaba de repiquetear con los dedos en la mesa. Mi hermano, lo contrario; andaba desorientado, era descuidado y perezoso. Dejo los libros y no colaboraba en nada.
En el trabajo, todo el tiempo escuchaba las historias de Hermana Mayor Fann sobre hombres encantadores e inteligentes que se pasaban la vida cabalgando, derrotando a sus enemigos y convirtiendose en emperadores. Volvia a casa y me topaba con la cruda realidad de que iba a casarme con Botella antes de la primavera.
Mi madre me llamo desde su lecho y me sente junto a ella. No podia soportar mirarla a la cara; estaba en los huesos.
– Tu padre solia decir: «Un tigre enfermo que se pierde en un llano es mas debil que un cordero. No puede luchar contra los perros salvajes que acuden al festin». Por desgracia, ese es nuestro destino, Orquidea.
Una manana, mientras me cepillaba el cabello, oi a un mendigo cantando en la calle:
Contemple al mendigo pasar ante mi ventana; levantaba hacia mi su cuenco vacio, con los dedos secos como ramas.
– Gachas de avena -pidio.
– Nos hemos quedado sin arroz. He estado sacando arcilla blanca del patio y mezclandola con harina de trigo para hacer bollos. ?Quiere uno?
– ?No sabes que la arcilla blanca atasca los intestinos?
– Lo se, pero no hay nada para comer.
Cogio el panecillo que le di y desaparecio por el fondo del callejon.
Triste y deprimida, camine por la nieve hasta casa de Hermana Mayor Fann. Al llegar cogi mis herramientas, me sente en el banco y empece a trabajar. Fann entro con el desayuno aun en la boca. Estaba emocionada y decia que habia visto un decreto pegado en un muro de la ciudad.
– Su majestad el emperador Hsien Feng esta buscando futuras parejas. ?Me pregunto quienes seran las afortunadas! Y describio el acontecimiento, que se conocia como «eleccion de las consortes imperiales».
Despues del trabajo decidi ir a echar una ojeada al decreto. El camino mas corto estaba impracticable, asi que anduve por senderos y callejuelas y llegue cuando el sol se estaba poniendo. El cartel estaba escrito en tinta negra y la nieve humeda habia emborronado las letras. Mientras leia, mis pensamientos se aceleraban. Las candidatas debian ser manchues, para conservar la pureza de la sangre imperial. Recorde que mi padre me habia dicho una vez que de los cuatrocientos millones de habitantes de China cinco millones eran manchues. El cartel tambien decia que los padres de las muchachas no debian ser inferiores al rango del Portaestandarte Azul. Eso era para asegurar la inteligencia genetica de las muchachas. El cartel indicaba ademas que todas las muchachas manchues entre trece y diecisiete anos debian inscribirse en su Estado para la seleccion. Ninguna joven manchu podia casarse antes de haber sido examinada por el emperador.
– ?Crees que tengo alguna oportunidad? -le grite a Hermana Mayor Fann-. Soy manchu y tengo diecisiete anos; mi padre era un Portaestandarte Azul.
Fann meneo la cabeza.
– Orquidea, tu eres un raton horrible comparada con las concubinas y damas de la corte que yo he visto.
Bebi de un cubo de agua y me sente a pensar. Las palabras de Hermana Mayor Fann me desalentaron, pero mi deseo no mermo. Supe por Hermana Mayor Fann que la corte imperial examinaria a las candidatas en octubre. Los gobernadores de toda la nacion enviarian cazatalentos para convocar a las muchachas hermosas. Los cazatalentos tenian orden de hacer listas de nombres.
– ?Se han olvidado de mi! -le dije a Hermana Mayor Fann.
Me entere de que la casa imperial era la encargada de la seleccion de aquel ano y que las bellezas de cada Estado estaban siendo enviadas a Pekin para que el comite imperial las examinara. Se esperaba que el eunuco jefe, que representaba al emperador, inspeccionara a mas de cinco mil chicas y eligiera a doscientas. Aquellas muchachas se presentarian ante la gran emperatriz, la dama Jin, y el emperador Hsien Feng para su observacion.
Hermana Mayor Fann me conto que Hsien Feng elegiria a siete esposas oficiales y seria libre de «dispensar felicidad» a cualquier dama o doncella de la Ciudad Prohibida. Una vez elegidas las esposas oficiales, el resto de las finalistas se quedarian a vivir en la Ciudad Prohibida. No tendrian ni la mas minima posibilidad de acostarse con su majestad, pero se les concederia una renta vitalicia, cuya cantidad oscilaria en funcion de su titulo y rango. En total el emperador tendria tres mil concubinas.
Tambien supe por Hermana Mayor Fann que, ademas de la seleccion de consorte, la eleccion de doncellas imperiales se celebraria ese ano. A diferencia de las consortes, a quienes se les concederian magnificos palacios en los que vivir, las doncellas vivian en barracones situados detras de los palacios. Muchos de aquellos edificios habian caido en el abandono y apenas eran habitables.
Le pregunte a Hermana Mayor Fann sobre los eunucos; dos mil eunucos vivian en la Ciudad Prohibida. Me explico que la mayoria venian de la miseria; sus familias eran pobres de solemnidad. Aunque solo los muchachos castrados estaban cualificados para optar a ciertos puestos, no todos los castrados tenian garantizada una plaza.
– Ademas de ser ingeniosos, los chicos deben ser de una belleza superior a la habitual -relato Hermana Mayor Fann-. Los mas listos y los mas guapos tienen la oportunidad de acceder a un puesto o incluso convertirse en favoritos.
Le pregunte por que la corte no empleaba a chicos normales.
– Para garantizar que el emperador sea el unico que planta su semilla -aclaro.
El sistema fue heredado de la dinastia Ming en el siglo XV. El emperador Ming poseia noventa mil eunucos que constituian la fuerza policial de su hogar. Era una necesidad porque los casos de asesinato no eran raros en un lugar donde miles de mujeres competian por la atencion de un hombre.
– Los eunucos son criaturas capaces de una crueldad y un odio extremos, pero tambien de lealtad y devocion.