– Por desgracia, esta noche estamos completos, senor, y la suite ya esta ocupada.

– ?No tenemos suite? -dijo Castora con voz arrastrada-. ?Que mas cosas horribles nos pueden pasar?

El recepcionista estudio la pantalla del ordenador intentando encontrar una solucion.

– Solo quedan dos habitaciones. Una puede adaptarse a sus necesidades, pero la otra esta sin arreglar.

– Bueno, a esta mujercita no le importara quedarse alli. Bastara con que no haya manchas de sangre en la moqueta. Las estrellas del porno pueden dormir casi en cualquier sitio. Y quiero decir en cualquiera.

Aunque parecia estar divirtiendose, el recepcionista estaba demasiado bien entrenado para sonreir.

– Le haremos, por supuesto, un descuento, Blue se apoyo en el mostrador.

– Cobrele el doble. Si no se sentira ofendido. Despues de que el aclarara aquel malentendido, se dirigieron hacia el ascensor. Cuando se cerraron las puertas, Castora levanto la vista hacia el rezumando inocencia en esos ojos violeta.

– Esos tios sabian tu verdadero nombre. Jamas habria imaginado que hubiera tantos homosexuales sueltos por el mundo. El le dio al boton. La verdad es que soy jugador profesional de futbol americano yese es mi verdadero nombre. Pero solo juego a tiempo parcial, hasta que despegue mi carrera en el cine.

Castora lo miro simulando estar impresionada. -Vaya. No sabia que se podia jugar al futbol americano a tiempo parcial.

– Sin animo de ofender, no pareces saber mucho de deporte.

– Bueno, un gay jugando al futbol americano. Ver para creer.

– Oh, hay muchos. Casi un tercio de los jugadores de la NFL. -Espero a ver si al fin ella ponia punto y final a esa sandez, pero parecia no tener prisa en acabar el juego.

– Para que luego diga la gente que los deportistas no son sensibles -dijo ella.

– Es parte del espectaculo.

– Me he fijado en que llevas agujeros en las orejas.

– Me los hice cuando era joven.

– Y querias hacer gala de tu dinero, ?no?

– Dos kilates en cada oreja.

– Dime que ya no los usas.

– Solo si tengo un mal dia. -Se abrieron las puertas del ascensor y caminaron por el pasillo hasta sus habitaciones. Castora caminaba con largas zancadas para ser tan pequena. No estaba acostumbrado a las mujeres tan agresivas, claro que ella no era demasiado femenina a pesar de esos pequenos pechos redondos que tan duro lo ponian.

Las habitaciones estaban una junto a la otra. El abrio la primera puerta y, aunque limpia, definitivamente olia a tabaco.

Ella paso junto a el.

– Normalmente, sugeriria que nos la jugaramos a cara o cruz, pero como tu pagas la cuenta, no me parece justo.

– Bueno, si insistes.

Ella cogio su bolsa y de nuevo intento deshacerse de el.

– Trabajo mejor con luz natural. Nos veremos manana.

– Si no me pareciera imposible, diria que te da miedo estar a solas conmigo.

– Vale, me has pillado. ?Y si sin darme cuenta me interpongo entre tu y un espejo? Podrias ponerte violento.

El sonrio ampliamente.

– Te espero en media hora.

Cuando el llego a su habitacion, encendio la television para ver el partido de los Bulls, se quito las botas y desempaco sus cosas. Tenia tantos dibujos, retratos y fotos de si mismo que no sabia ya que hacer con ellos, pero esa no era la cuestion. Cogio del minibar una cerveza y una bolsita de cacahuetes. Annabelle le habia sugerido en una ocasion que mostrara a la gente algo del glamour que se suponia habia heredado de su madre, y el le habia dicho que no metiera las narices en sus asuntos. No dejaba que nadie se entrometiera en esa complicada relacion.

Se tumbo en la cama en vaqueros y camisa blanca, una autentica camisa blanca de Marc Jacobs disenada por PR que le habian enviado un par de semanas antes. Los Bulls pidieron tiempo muerto. Otra noche, otro hotel. Poseia dos apartamentos en Chicago, uno no muy lejos del lago y otro en la zona oeste, junto a las oficinas de los Stars por si no tenia ganas de lidiar con el trafico al atravesar la ciudad. Pero como habia crecido en montones de habitaciones de Internados, no consideraba ningun sitio como su hogar. «Gracias, mama».

La granja de Tennessee tenia su propia historia y raices profundas, justo lo que a el le faltaba. Bueno, normalmente no era tan impulsivo y habia tenido sus dudas sobre comprar un lugar tan alejado del oceano. Ser propietario de una casa con cien acres hacia pensar en algo permanente, algo que el jamas habia experimentado y a lo mejor no estaba preparado. Tenia que pensar en ella como en una casa de vacaciones. Y si no le gustaba, siempre podia venderla.

Oyo el agua de la ducha de la habitacion de al lado. En la tele salio un anuncio de un telefilm sobre la muerte de la cantante de country Marli Moffatt. Pasaron imagenes de Marli y Jack Patriot saliendo de una capilla de Reno. Le dio al boton de silencio del mando.

Estaba deseando tener a Castora desnuda esa noche. El no haber estado nunca con alguien como ella hacia que las perspectivas fueran aun mas interesantes. Se metio un punado de cacahuetes en la boca y se recordo a si mismo que hacia anos que habia dejado los rollos de una sola noche. La idea de acabar como su madre -alguien que se pasaba el tiempo dandole a la coca hasta el punto de olvidar que tenia un hijo- era demasiado deprimente, asi que se limitaba a tener relaciones cortas, relaciones que duraban entre unas semanas y un par de meses. Pero en ese momento estaba a punto de violar la norma principal de toda una decada de relaciones informales y no sentia remordimientos. Castora no era precisamente una groupie. Aunque solo habian estado juntos un dia, y a pesar de esa tendencia que tenia de mangonearlo, tenian una verdadera relacion, Unas interesantes conversaciones, habian compartido comidas y tenian gustos similares en musica. Y lo que era mas importante aun, Castora no amenazaba de ninguna manera su solteria.

El ultimo cuarto del partido de los Bulls acababa de empezar cuando sono un golpe en la puerta. Tenia que dejar bien claro quien llevaba la voz cantante.

– Estoy desnudo -grito.

Mejor aun. Hace anos que no pinto a un adulto desnudo. Me vendra bien para practicar.

No habia picado. Sonrio y solto el mando.

– No te lo tomes como algo personal, pero la idea de estar desnudo delante de una mujer es francamente repulsiva.

– Soy una profesional. Imagina que soy tu medico. Puedes taparte tus partes si te sientes incomodo.

Dean sonrio abiertamente. «Sus partes.»

– O mejor todavia, esperemos hasta manana, entonces ya habras tenido tiempo de hacerte a la idea.

Fin del juego.

Tomo un trago de cerveza.

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