– Oye, campanilla, me olvidaba de algo.
– ?De que?
El se puso rapidamente las gafas de sol y sonrio.
– Me olvide de darte las gracias por defender a Riley de esa viejecita.
Y luego se fue.
Riley apenas toco la cena que habia hecho Blue.
– Es probable que sea Frankie el que venga a buscarme -dijo ella, dejando en un lado del plato el higo que Blue habia anadido a las albondigas-. Es el guardaespaldas favorito de mi padre.
April se acerco a la mesa y le puso la mano en el hombro.
– Lo siento, pero tenia que decirle que estabas aqui.
Riley inclino la cabeza. Otra decepcion mas en su joven vida. Un rato antes, Blue habia intentado distraerla invitandola a hornear
De todas maneras el ya se habia marchado y ella aprovecho para recuperar el equilibro y poner en orden sus prioridades. Su vida ya era lo suficientemente complicada en ese momento para que encima se convirtiera en otra de las faciles conquistas de Dean Robillard.
Riley se acerco al plato de
– Esa mujer tenia razon -dijo con suavidad-. Estoy gorda.
April dejo el tenedor con un tintineo.
– La gente no deberia tener prejuicios sobre si misma. Si piensas solo en la parte negativa, o en los errores que has cometido, te quedaras paralizada. ?Vas a llenarte la mente de basura… de lo que no te gusta de ti misma… o prefieres sentirte orgullosa de quien eres realmente?
La vehemencia de April provoco un ligero temblor en los labios de Riley.
– Solo tengo once anos -dijo con voz queda.
April doblo la servilleta.
– Es verdad. Lo siento. Supongo que estaba pensando en otra persona. -Le dirigio a Blue una sonrisa demasiado brillante-. Riley y yo lavaremos los platos, ve a relajarte.
Terminaron limpiando codo con codo. April intento distraer a Riley con una conversacion sobre ropa y estrellas de cine. Uno de los inocentes comentarios de Riley revelo que Marli le habia comprado a proposito ropa demasiado pequena, esperando avergonzarla para que perdiera peso. Al poco rato, April se excuso para marcharse a la casita de invitados. Intento convencer a Riley para que se fuera con ella hasta que llegara el ayudante de su padre, pero Riley aun esperaba que Dean regresara.
Blue encontro a Riley en la mesa de la cocina con un juego de acuarelas. Riley estudio el papel en blanco.
– ?Me dibujas unos perros para colorearlos?
– ?Por que no los dibujas tu?
– No creo que me de tiempo.
Blue le apreto el brazo y dibujo cuatro perros diferentes. Cuando Riley comenzo a colorear, Blue recogio alguna de su ropa del piso de arriba para llevarla a la caravana. Al pasar de vuelta por el comedor, observo las cuatro paredes blancas. Las imagino cubiertas con unos paisajes de ensueno, el tipo de trabajo que sus profesores habian criticado con tan poco tacto.
«?No son demasiado originales, verdad Blue?»
«Necesitas soltarte. Explorar otras alternativas.»
«Seguro que a un decorador de interiores le encantaria esto que has pintado -le habia dicho la unica profesora con sequedad-. Pero las pinturas decorativas no son arte. No dicen nada. Son demasiado sentimentales, como una chica insegura buscando un inexistente mundo romantico.»
Esas palabras habian hecho mella en Blue. Habia dejado de lado los paisajes de ensueno y se habia dedicado al arte con tecnicas mixtas usando aceite de motor y plexiglas, latex y botellas rotas de cerveza, cera caliente y pelo. Sus profesores estaban muy contentos, pero Blue sabia que en el fondo se estaba traicionando a si misma y dejo la escuela antes de empezar el siguiente curso.
Ahora, las paredes blancas del comedor volvian a recordarle esos lugares de ensueno donde la vida era sencilla y las personas permanecian siempre en un mismo lugar. Un lugar donde solo ocurrian cosas buenas, y donde finalmente se sentia segura. Asqueada consigo misma, salio al porche para sentarse en las escaleras a contemplar la puesta de sol. Tal vez no se sentia realizada pintando retratos de ninos, pero era habil en su trabajo y podria haber montado con facilidad un negocio respetable en cualquiera de las ciudades donde habia vivido. Sin embargo, jamas lo hizo. Tarde o temprano, se sentiria aterrorizada, y tendria que mudarse.
El pilar del porche estaba caliente contra su mejilla. El sol parecia un brillante globo de bronce colgando sobre las colinas. Penso en Dean y en el beso que le habia dado. Si se hubieran conocido en otras circunstancias, si ella tuviese trabajo, apartamento, dinero en el banco, y si el fuera mas normal, y…, pero nada de eso era asi, y ella se habia pasado demasiados anos viviendo a merced de otros, para permitir que otra persona volviera a tener control sobre ella. Si se resistia, ella seguiria siendo duena de si misma. Si cedia, se quedaria sin nada.
El ruido de un motor interrumpio sus pensamientos. Haciendo visera con la mano, vio que dos coches se acercaban a la granja. Ninguno de ellos era el Vanquish de Dean.
11
Dos SUVs con las ventanillas tintadas se detuvieron en el camino de entrada de la casa. Se abrio la puerta trasera del vehiculo delantero y salio un hombre vestido totalmente de negro.
Tenia el pelo oscuro y espeso salpicado con hebras plateadas, el rostro curtido reflejaba demasiadas noches disfrutando de la gloria. Al salir del coche, sus brazos caian flojamente a sus costados como si fuera a empunar un revolver de seis tiros y no la resplandeciente guitarra Pender Custom Telecaster que habia usado para conquistar el mundo. Si Blue no hubiera estado sentada, se habria caido de culo. De todas maneras, se quedo sin respiracion.
Jack Patriot.
Las demas puertas del coche comenzaron a abrirse una tras otra, y salieron varios hombres con gafas de sol y una mujer de pelo largo que llevaba un bolso de diseno y una botella de agua. Se quedaron al lado del coche. Las botas de Jack alcanzaron el camino adoquinado, y Blue se convirtio en cada una de las fans que se sujetaban a las vallas, presionando sus cuerpos contra las barreras policiales, perseguian su limusina, y hacian guardia a la puerta de un hotel de cinco estrellas con la esperanza de ver aunque solo fuera un atisbo de ese idolo del rock. Salvo que en vez de gritar, ella no podia emitir ningun sonido.
Se detuvo a dos metros de ella. Unas pequenas calaveras de plata adornaban los lobulos de sus orejas. Debajo del puno de la camisa negra, vio una pulsera de cuero y plata. La saludo con la cabeza.
– Estoy buscando a Riley.
?Oh, Dios mio! Jack Patriot estaba delante de ella. ?Jack Patriot estaba hablando con ella!
Ella se puso de pie. Intento tomar aire, pero se atraganto y comenzo a toser. El espero pacientemente, las calaveras de plata captaron el brillo rojizo del sol del atardecer. A Blue le comenzaron a lagrimear los ojos. Se presiono la garganta con los dedos, intentando despejarla.
Las leyendas del rock estaban acostumbradas a que las mujeres se pusieran
