histericas en su presencia, y Jack se dedico a mirar la casa mientras esperaba. Blue se golpeo el pecho con el puno. Finalmente, el se volvio hacia ella y con esa voz ronca y familiar que todavia conservaba un deje de su acento nativo de Dakota del Norte le dijo:
– ?Podrias avisar a Riley?
Mientras seguia intentando recobrar la compostura, se abrio la puerta principal y salio Riley.
– Hola -murmuro.
Jack apreto los dientes.
– ?A que viene todo esto?
Riley observo al silencioso sequito que se congregaba alrededor del SUV.
– No lo se.
El se tiro de la oreja, la calavera plateada desaparecio entre sus dedos.
– ?Tienes alguna idea de lo preocupado que ha estado todo el mundo?
Riley levanto un poco la cabeza.
– ?Quienes?
– Todos. Yo.
Riley se estudio la punta de sus deportivas. No se lo tragaba.
– ?Hay alguien mas por aqui? -pregunto el, escudrinando la casa.
– Nadie. Dean se marcho en el coche y April se fue a la casita de invitados.
– April… -el pronuncio el nombre como si evocara unos recuerdos no demasiado agradables-. Recoge tus cosas. Nos vamos.
– No quiero irme.
– Pues es lo que hay -dijo el con voz rotunda.
– Me deje el plumifero en la casita de invitados.
– Ve a por el.
– No puedo. Esta oscuro. Me da miedo.
El vacilo, luego se paso la mano por la barbilla.
– ?Donde esta esa casita de invitados?
Riley le hablo del camino del bosque. Luego el miro a Blue.
– ?Se puede ir en coche hasta alli?
«Si, claro. Retrocede por el camino hasta la carretera, pero antes de salir, veras un pequeno desvio a la izquierda. Es poco mas que una senda, y es muy facil pasarlo por alto, asi que estate atento.» Pero nada de eso salio de su boca, y el miro de nuevo a Riley que se encogio de hombros.
– No se. Supongo.
Blue tenia que decir algo. Lo que fuera. Pero no podia asimilar que tenia delante al hombre con el que habia estado encaprichada desde que tenia diez anos. Mas tarde, reflexionaria sobre por que el no habia besado ni abrazado a su hija, pero por ahora, se conformaria con hacer salir alguna palabra de su boca.
Pero ya era demasiado tarde. El le indico a Riley y a su sequito que se quedaran donde estaban y enfilo hacia el camino que su hija habia senalado. Blue espero hasta que se perdio de vista, luego se dejo caer bruscamente en el escalon superior.
– Soy idiota.
Riley se sento a su lado.
– No te preocupes. Esta acostumbrado.
Ya habia anochecido cuando April finalizo su ultima llamada telefonica y se metio el movil en el bolsillo bordado de los vaqueros. Luego se dirigio hasta el borde del estanque. Le encantaba ir alli por la noche, escuchar el tranquilizador sonido del agua, el croar de una rana o el canto de los grillos. El estanque olia distinto esa noche, era un olor almizcleno y fertil, un olor exotico.
– Hola, April.
Se dio la vuelta.
Tenia delante al hombre que le habia destrozado la vida.
Habian pasado treinta anos desde la ultima vez que lo habia visto en persona, pero incluso en la oscuridad, cada rasgo anguloso de su rostro le resultaba tan familiar como el suyo propio: la nariz larga y aguilena; los ojos penetrantes con los iris dorados; la piel atezada y la mandibula cincelada. Hebras plateadas salpicaban ese pelo oscuro que solia llevar como un nubarron rodeando su cabeza.
Ahora lo llevaba mas corto -justo por la nuca- y mas liso, pero aun espeso. No la sorprendia que no se hubiera tenido las canas, nunca habia sido una persona vanidosa. Aunque siempre habia sido alto para ser un rockero, ahora se lo parecia aun mas porque estaba muy delgado. Tenia los pomulos marcados, mucho mas de lo que ella recordaba, y las arrugas que rodeaban sus ojos eran mas profundas. Aparentaba cada uno de sus cincuenta y cuatro anos.
– Hola, nena. ?Anda tu madre por ahi?
Su voz era ronca como el whisky. Por un breve momento, ella noto la sensacion familiar de reclamo. Ese hombre habia sido el centro de su universo. Una llamada de el y cogia el primer avion disponible. Londres, Tokio, Berlin. No importaba donde. Y noche tras noche, despues de que saliera del escenario, habia desnudado su cuerpo cubierto de sudor, habia alisado su pelo largo y humedo con los dedos, habia abierto los labios y separado los muslos para el; lo habia hecho sentir como un dios.
Pero al final, habia sido solo rock'n'roll.
La ultima vez que hablo con el habia sido el dia que le habia dicho que estaba prenada. Desde entonces, solo se habian comunicado a traves de su agente, incluso para hacer la prueba de paternidad despues de que Dean naciera. Cuanto habia odiado a Jack por haberla hecho pasar por eso.
Se obligo a volver al presente.
– Solo las ranas y yo. ?Como estas?
– Mi corazon esta debil, y no creo que pueda resistir mucho mas. De cualquier modo…
Ella se creyo solo la primera parte.
– Olvidate del alcohol, del tabaco y de las adolescentes. Te asombraras de lo bien que te sienta. -No hacia falta mencionar las drogas. Jack habia conseguido dejarlas varios anos antes que ella.
Una pulsera de cuero y plata se deslizo por su muneca cuando el se inclino hacia delante.
– Nada de adolescentes, April. Ni de tabaco. Hace un par de anos que no fumo. Un autentico infierno. Y en lo que respecta al alcohol… -Se encogio de hombros.
– Supongo que los viejos rockeros deben tener al menos un vicio.
– Mas de uno, en realidad. ?Y como te va?
– Me pusieron una multa por exceso de velocidad cuando iba a estudiar la Biblia, pero eso es todo.
– Chorradas. Has cambiado, pero no tanto.
No siempre habia podido ver a traves de ella con tanta facilidad, pero ahora era mayor y, probablemente, mas sabio. April se retiro el pelo de la cara.
– No me interesan demasiado los vicios. Tengo que ganarme la vida.
– Estas genial, April. De verdad.
Mejor que el. En la ultima decada habia luchado para reparar el dano que se habia hecho a si misma, se habia desintoxicado con innumerables tazas de te verde, horas de yoga, y algun pequeno retoque de cirugia.
El se tiro del pequeno pendiente con forma de calavera.
– ?Recuerdas como nos reiamos de los viejos rockeros?
– Nos reiamos de cualquiera que pasara de los cuarenta.
Jack se metio la mano en el bolsillo.
