de triunfo mientras ella cogia el dinero, lo miraba durante un segundo y luego se lo devolvia, metiendoselo en el bolsillo, pero al contrario que el, sin demorarse en absoluto. Una lastima.
– Daselo a una de esas asociaciones de mujeres maltratadas.
Pobre Castora. El mismo le podria haber dicho cuando hicieron la apuesta que esos escrupulos suyos le impedirian quedarse con el dinero, pero el no habia llegado a ser todo un profesional comportandose como un tonto.
– Bueno, si es lo que quieres.
Ella le dio la espalda para examinar las paredes con detenimiento.
– Si crees que puedo pintar un bello y esplendoroso paisaje en estas paredes, te llevaras una gran decepcion. Mis paisajes son de lo mas vulgar.
– Con tal de que no pintes nada afeminado, sere feliz. No quiero bailarines de ballet, ni damas del siglo pasado con sombrillas. Y ni hablar de conejos muertos servidos en platos.
– No te preocupes. Los bailarines de ballet y los conejos muertos serian demasiado innovadores para mi. -Se dio la vuelta para irse-. La vida es demasiado corta, asi que prefiero no hacer nada.
Ahora que la idea habia echado raices en su cabeza, Dean no estaba dispuesto a desecharla, pero iba a esperar un poco mas antes de presionarla.
– ?Donde esta mi perra?
Ella se masajeo el hombro del brazo con el que habia estado pintando.
– Creo que tu valiente
El fingio marcharse, pero se dio la vuelta antes de salir al vestibulo.
– Se que deberia habertelo contado antes, en especial cuando se lo ansiosa que estas por que se pongan las puertas. Pero antes de salir para Chicago, visite al encargado de las puertas. Vive en el condado de al lado, al margen del boicot, asi que logre convencerlo para que las trajera pronto. Aparecera con ellas en cualquier momento.
Los ojos de Blue brillaron con suspicacia.
– Lo has sobornado.
– Un poco de incentivo no viene mal.
– La vida es menos complicada cuando eres rico, ?verdad?
– O eres un autentico encanto. No lo olvides.
– ?Como podria? -replico ella-. Es lo unico que tenemos en comun.
El sonrio.
– Pronto podremos cerrar la puerta del dormitorio. Justo lo que yo queria.
Cuando Dean regreso de comprar la pintura, eran mas de las cinco. La casa estaba tranquila, y salvo el rincon del comedor, la cocina mostraba una brillante capa de pintura amarilla. No estaba el SUV negro de Jack, asi que Riley y el debian haber salido a cenar. Hasta ahora, habia logrado evitarlos y tenia intencion de seguir haciendolo. Aspiro el olor fresco a pintura y madera nueva. Se habia imaginado como propietario de una casa con palmeras en el Pacifico, pero le encantaba esa granja con sus cien acres. Seria un lugar perfecto, cuanto se deshiciera de esos molestos invitados. Salvo Blue. Se habia perdido ya un fin de semana con ella, y no estaba preparado para dejar que se fuera todavia.
Tras dejar la pintura en la cocina, oyo el agua de la ducha. Saco el resto de las bolsas del coche y luego se dirigio arriba, al dormitorio, donde dejo las bolsas en el suelo al lado de las maletas antes de mirar hacia el cuarto de bano. Las ropas manchadas de pintura de Blue formaban un charco en el suelo. Solo un verdadero pervertido apartaria ese plastico que ella habia insistido en colgar en el hueco de la puerta, y el nunca habia sido un pervertido. Asi que se olvido del plastico y espero como un caballero a que ella saliera.
A ser posible desnuda.
Dejo de oirse el agua. El se quito la camisa y la dejo caer a un lado, una maniobra manida, cierto, pero a ella le gustaba su pecho. Observo el plastico y se dijo a si mismo que no debia hacerse demasiadas ilusiones. Habia muchas posibilidades de que ella saliera de ese bano con botas militares y pantalones de camuflaje.
Tuvo suerte. Blue solo llevaba una toalla blanca sujeta debajo de las axilas cuando salio. No iba exactamente desnuda, pero al menos podia ver sus piernas. No pudo apartar la vista del reguero de agua que se le deslizaba por el interior del delgado muslo.
– ?Fuera! -Como si fuera una ultrajada ninfa del mar, ella senalo el pasillo con el dedo.
– Es mi habitacion -dijo el.
– Tengo mis derechos.
– ?Como por ejemplo?
– Los derechos de hospedaje van implicitos en el trato. Fuera.
– Necesito darme una ducha.
Ella senalo la puerta del cuarto de bano.
– Te prometo que no te molestare.
El se acerco mas.
– Comienzo a preocuparme seriamente por ti. -Cuando se detuvo a su lado, le llego el olor de su champu favorito. Olia mejor en ella. Tenia el pelo mojado retirado a un lado y el parpadeo de sus ojos le indico que estaba nerviosa. Genial. La recorrio lentamente con la mirada de arriba abajo-. Lo digo en serio, Blue. Empiezo a creer que realmente eres frigida.
– ?De veras?
El la rodeo. Se recreo en la nuca suave y humeda y en la curva redonda de los hombros estrechos.
– No se, ?nunca has pensado en ir a un sexologo? Caramba, podriamos ir juntos.
Ella sonrio ampliamente.
– Nadie me llama frigida para intentar quitarme las bragas desde los quince anos. Empiezo a sentirme como una nina. No, espera. El nino eres tu.
– Tienes razon. -Le toco el hombro con la punta del indice y tuvo la satisfaccion de ver como se estremecia-. ?Para que ir a un sexologo cuando podemos resolver esa disfuncion aqui y ahora?
– Por incompatibilidad. Te olvidas de que somos incompatibles. ?Recuerdas? ?Tu, hermoso e inutil? ?Yo, eficaz y trabajadora?
– Se llama quimica.
El bufido burlon de Castora le dijo que lo habia vuelto a hacer. En lugar de centrarse en la linea de meta, no habia podido evitar meterse con ella. Era un error tactico que no habria cometido nunca si hubiera practicado un poco mas la seduccion con las mujeres. Caramba. Hasta ese momento, lo unico que habia tenido que hacer era decir «hola», y caian rendidas a sus pies. Fruncio el ceno.
– ?Por que no dejas de hacerte la listilla y te preparas para nuestra cita?
– ?Tenemos una cita?
El le senalo las bolsas.
– Elige lo que quieres ponerte.
– ?Me has comprado ropa?
– No pensarias que te iba a dejar elegirla a ti.
Ella puso los ojos en blanco.
– Eres un afeminado.
– Cualquier defensa de los Packers te sacaria del error. -Nunca era demasiado tarde para recordarle a Castora quien llevaba la batuta alli. Se llevo las manos a la cinturilla de los pantalones cortos-. O quiza prefieras mirarme mientras me ducho y comprobarlo por ti misma. -Acerco la mano a la cremallera.
