Ella se tiro del pendiente.

– No iba a dejarte tirado. Solo iba a dar una vuelta rapida alrededor de la manzana para no aburrirme.

– … o pum. -La apunto con el dedo indice como si fuera una pistola.

Blue se recosto en el asiento y lo observo subir hacia la puerta principal. Se movio una cortina en la ventana de la esquina. El pulso el timbre y espero. Al no contestar nadie, lo pulso de nuevo. Nada. Golpeo la puerta con los nudillos. Blue fruncio el ceno. Nita Garrison no se andaba con chiquitas. ?O es que Dean se habia olvidado del arresto de Blue hacia tan solo cuatro dias?

El se volvio y bajo los escalones del porche, pero el alivio que sintio Blue no duro demasiado porque, en vez de darse por vencido, doblo la esquina hacia el lateral de la casa. Dean creia que podia molestar a Nita impunemente solo porque era una ancianita, y lo mas seguro es que Nita ya hubiera llamado a la policia. Garrison no era Chicago. Garrison era una pesadilla para un yanqui, un pequeno pueblo sureno con sus propias leyes. Dean iba a acabar en la carcel, y Blue se quedaria sin su cena. Un pensamiento alarmante atraveso su mente. Confiscarian ese hermoso coche.

Bajo de un salto del vehiculo. Si no lo detenia, el Vanquish iria a parar a una de esas subastas de la policia. El estaba tan acostumbrado a utilizar su fama en su propio beneficio que se creia invencible. Habia menospreciado por completo la autoridad de esa mujer.

Blue siguio un camino adoquinado por el lateral de la casa y lo encontro espiando por una ventana.

– ?No hagas eso!

– Esta ahi -dijo el-. Puedo oler el azufre.

– Esta claro que no quiere hablar contigo.

– Que pena. Yo si quiero hablar con ella. -Siguio hacia delante y doblo la siguiente esquina. Apretando los dientes, ella lo siguio.

Habia un cuadrado de cesped perfectamente cuidado y una fila de setos recortados delante del garaje, que estaba edificado con la misma piedra caliza que la casa. No habia ni una sola flor a la vista, solo una fuente vacia de hormigon. Ignorando las protestas de Blue, Dean subio los cuatro escalones de la puerta trasera, que conducian a un pequeno porche sostenido por unos pilares esculpidos a juego con el alero. Cuando el giro el pomo y abrio la puerta, Blue comenzo a sisear como una gata mojada.

– ?Nita Garrison llamara a la policia! Dame la cartera antes de que te arresten.

El la miro por encima del hombro.

– ?Para que quieres mi cartera?

– Para ir a cenar.

– Eso es demasiado rastrero, incluso para ti. -Metio la cabeza dentro de la casa. Se oyo el ladrido bajo y distante de un perro, luego se hizo el silencio.

– ?Senora Garrison! Soy Dean Robillard. Se ha dejado la puerta de atras abierta.

Y se colo dentro.

Blue clavo los ojos en la puerta abierta, y luego bajo deprisa las escaleras. Ni siquiera la policia de Garrison podia arrestarla si no entraba, ?no? Se sento en las escaleras y apoyo los codos en las rodillas mientras lo esperaba.

Una quejumbrosa voz femenina invadio la quietud de la noche.

– ?Que crees que estas haciendo? ?Sal de aqui!

– Se que este es un pueblo pequeno, senora Garrison -dijo Dean-, pero deberia tener las puertas cerradas.

En lugar de amilanarse, la voz se hizo mas fuerte y chillona. Blue volvio a detectar un leve acento de Brooklyn.

– Ya me has oido. ?Fuera!

– En cuanto acabemos de hablar.

– No pienso hablar contigo. ?Que estas haciendo ahi fuera, nina?

Blue se giro bruscamente para ver como la senora Garrison se cernia amenazadoramente sobre ella en el porche. Estaba muy maquillada, con una gran peluca plateada, pantalones sueltos de punto y una tunica a juego adornada con collares dorados. Esa tarde, sus tobillos sobresalian de un par de zapatillas gastadas color magenta.

Blue fue directa al grano.

– No cruzar el limite para entrar ahi. Eso es lo que estoy haciendo.

– Usted le da miedo -anadio Dean desde el interior-. Pero a mi no.

La senora Garrison apoyo ambas manos en el baston y miro a Blue como si fuera una cucaracha. Blue se puso de pie a reganadientes.

– No me da miedo -dijo ella-. Pero no he comido desde el desayuno, y todo lo que vi en la carcel fue una maquina expendedora… y nada mas.

La senora Garrison solto un bufido desafiante y camino arrastrando los pies hacia Dean.

– Has cometido un error garrafal, senor Pez Gordo.

Blue asomo la cabeza por la puerta.

– No es culpa de el. El pobre ha recibido demasiados golpes en la cabeza. - Cediendo a la curiosidad, atraveso el umbral.

A diferencia del exterior sombrio, el interior de la casa estaba desordenado y descuidado. Habia una pila de periodicos al lado de la puerta trasera, y el suelo de gres necesitaba una buena mano de fregona. El correo estaba desparramado sobre una mesita de estilo provenzal frances al lado de un tazon vacio de cereales, una taza de cafe y los restos de un platano. La casa no parecia demasiado sucia a pesar de que olia a rancio y parecia desatendida. Habia un labrador negro muy viejo y sobrealimentado con una mancha parda en el hocico, tumbado desgarbadamente en una esquina donde el empapelado habia comenzado a despegarse. Las sillas doradas y la pequena lampara de arana le daban a la cocina un cierto aire a un salon de Las Vegas.

Nita levanto el baston.

– Voy a llamar a la policia.

Blue no pudo soportarlo mas.

– Se lo advierto, senora Garrison. A simple vista, Dean puede parecer una persona estupenda, pero la verdad es que no hay jugador de la NFL que no sea medio animal. Solo que el sabe disimularlo mejor.

– ?De veras piensas que puedes asustarme? -se burlo Nita-. Me he criado en las calles, carino.

– Solo le senalo los hechos. Usted le ha contrariado y eso no augura nada bueno.

– Este es mi pueblo. No puede hacerme nada.

– Eso es lo que usted cree -Blue se acerco al lado de Dean, que se habia puesto en cuclillas para acariciar al viejo perro negro-. Los jugadores de futbol americano son una leyenda. Se que usted esta acostumbrada a tener a la policia local en el bolsillo, fue asi como consiguio que me metieran en chirona la semana pasada, pero espere a que Dean les firme un par de autografos y les regale un par de entradas; esos policias no recordaran ni su nombre.

Blue tenia que reconocer las agallas de ese viejo murcielago. En lugar de desistir, sonrio con burla en direccion a Dean.

– ?Crees que eso va a funcionar?

Dean se encogio de hombros.

– Me cae bien la policia, quiza me pase por comisaria para hacerles una visita. Pero, francamente, estoy mas interesado en lo que pueda decir mi abogado de ese pequeno boicot suyo.

– Abogados. -Nita escupio la palabra, luego se encaro a Blue otra vez, algo de lo

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