de Chianti dividia el restaurante de la barra. La condujo a una mesa vacia y le aparto la silla para que se sentara.

– ?Viste a esos hombres de la barra? Uno es el juez del condado, el grandote es el director del instituto, y el calvo es peluquero y un gay declarado. Me encanta el sur.

– Es un buen lugar para ser un bicho raro, de eso estoy segura. -Blue extendio la mano sobre el mantel rojo de vinilo para coger una bolsita de galletitas saladas de la panera-. Me sorprende que te sirvan. Nita Garrison ha debido de cometer un desliz.

– Estamos fuera de los limites del pueblo y este sitio no le pertenece. Ademas, aqui se suele aplicar el dicho de «Ojos que no ven, corazon que no siente».

– ?Piensas en serio echarle encima a tu abogado?

– No estoy seguro. Se que ganaria, pero tambien se que me llevaria meses.

– No voy a pintar a Tango.

– Por supuesto que no.

Ella dejo a un lado las galletitas rancias. Aunque solo era lunes, casi todas las mesas estaban llenas, y la mayor parte de los alli presentes no les quitaban los ojos de encima. No era dificil saber por que.

– Hay mucha gente para ser lunes.

– No hay mas sitios adonde ir. Las noches de los lunes o vas al Barn Grill o tienes catequesis en la Iglesia Baptista. Aunque creo que eso es los martes. Dar catequesis en este pueblo es mas complicado que estudiar las jugadas de los Stars en plena temporada.

– Te gusta todo esto, ?verdad? No solo la granja. Sino la vida en un pueblo pequeno.

– Es diferente.

La camarera aparecio con los menus. En su cara delgada y seca se dibujo una sonrisa cuando vio a Dean.

– Me llamo Marie, sere vuestra camarera esta noche.

Blue deseo que hubiera una ley que prohibiera que se presentase una persona que trabajaba en un lugar con botellas de tabasco sobre el mantel.

– Encantado de conocerte, Marie -pronuncio lentamente el granjero Dean-. ?Que tenemos esta noche?

Marie ignoro a Blue mientras recitaba los menus solo para el. Dean eligio pollo asado con una ensalada. Blue pidio barbo frito con algo llamado «patatas sucias», que resulto ser un mejunje parecido a una mezcla de pure de patatas con natillas y champinones banados en salsa. Mientras ella se lanzaba al ataque, Dean se comio el pollo sin la piel, le anadio solo un poco de mantequilla a la patata al horno, y no quiso postre; durante todo ese tiempo converso cordialmente con todos los que le interrumpieron la comida. La presento a todos como su novia. Cuando al fin tuvieron un momento a solas, ella le pregunto mientras se tomaba una porcion de pastel de Oreo banado en chocolate:

– ?Que explicacion daras cuando rompamos nuestro compromiso?

– No lo se. En este pueblo seguire estando comprometido hasta que haya una buena razon para no estarlo.

– Es decir, al minuto siguiente de que una impresionante, guapisima e inteligente chica de veinte anos capte tu atencion.

El miro fijamente su postre.

– ?Donde logras meter toda esa comida?

– No he tomado nada desde el desayuno. Nada de chistes, Dean. Lo digo en serio. No quiero que digas que rompimos nuestro compromiso porque yo tenia una enfermedad mortal o porque me pillaste en la cama con otro hombre. O mujer -anadio ella rapidamente-. Prometemelo.

– Es solo curiosidad, pero, ?has estado alguna vez con una mujer?

– No digas estupideces. Quiero tu palabra.

– Esta bien, dire que fuiste tu quien me dejo.

– Como si se lo fuera a creer alguien. -Blue se llevo a la boca otra porcion de pastel-. ?Te ha ocurrido alguna vez?

– ?El que? ?Que me dejaran? Claro.

– ?Cuando?

– En alguna ocasion. No lo recuerdo exactamente.

– Nunca. Apuesto lo que quieras a que nunca te han dado planton.

– Claro que si. Estoy seguro. -Le dio un sorbo a su cerveza y la miro mientras pensaba-. Ya recuerdo. Annabelle me dio planton.

– ?La mujer de tu agente? Pense que habias dicho que no saliste con ella.

– No lo hice. Me dijo que era demasiado inmaduro para ella, y no niego que lo era en ese momento, asi que se nego a salir conmigo.

– No creo que eso pueda ser considerado un planton.

– Oye, lo he intentado.

Ella sonrio ampliamente, y el le respondio con otra sonrisa, y algo en el interior de Blue se derritio, justo como el ultimo bocado de tarta de Oreo. Se excuso rapidamente y se dirigio al aseo de senoras.

Ahi fue cuando empezaron los problemas.

15

Blue ya habia observado antes a la mujer huesuda y con cara de amargada; tenia un maquillaje chillon y el pelo tenido de negro. Ella y el hombre con pinta de oso con el que compartia mesa llevaban bebiendo toda la noche. A diferencia de otros clientes del restaurante, ninguno de los dos se habia acercado a Dean. Sin embargo, la mujer se habia dedicado a mirar a Blue sin disimulo. Asi que cuando Blue paso junto a su mesa, la mujer se dirigio a ella con voz de borracha:

– Acercate, munequita. Quiero hablar contigo.

Blue la ignoro y se metio en el aseo. Acababa de echar el pestillo de su cubiculo cuando oyo que se abria la puerta exterior seguida de la misma voz beligerante.

– ?Que ocurre, munequita Pee Wee? ?Crees que eres demasiado buena para hablar conmigo?

Estaba a punto de decirle a la mujer que no hablaba con borrachos cuando una voz masculina y familiar se entrometio.

– Dejala en paz. -El encanto natural de Dean habia sido reemplazado por la autoridad del quarterback que exigia obediencia inmediata.

– Atrevete a tocarme, gilipollas, y te acusare de violacion -gruno la mujer.

– Oh, no, no lo haras. -Blue salio disparada del cubiculo-. ?Cual es el problema?

La mujer estaba parada bajo la luz brillante de los lavabos, Dean estaba a su izquierda, ocupando el vano de la puerta con sus anchos hombros. La cara de desprecio de la mujer, el pelo tenido y sin vida, y sus caderas huesudas, indicaba a las claras que estaba resentida con el mundo y determinada a volcar su frustracion en Blue.

– Te crees demasiado buena para mi, ese es el problema.

Blue apoyo una mano en la cadera.

– Senora, esta borracha.

– ?Y que mas da? Llevo toda la noche ahi sentada observando como miras con aire de superioridad a todas las mujeres presentes solo porque eres la jodida novia del senor Pez Gordo.

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