– Soy yo el que deberia decir eso.
– Sabes cuidar de ti mismo. -La vieja amargura salio hasta la superficie-. Que ironia. ? Cuantas veces necesite hablar contigo y no contestaste a ni una sola de mis llamadas? Ahora, cuando eres la ultima persona del mundo que quiero…
– No podia, April. No podia hablar contigo. Eras veneno para mi.
– ?Veneno? ?Acaso no compusiste tu mejor musica cuando estabamos juntos?
– Tambien compuse la peor. -Se puso de pie-. ?Te acuerdas de esos dias? Me atiborraba de pastillas con vodka.
– Ya te drogabas antes de conocerme.
– No te estoy culpando. Solo digo que vivir en aquel frenesi de celos lo empeoro todo. Estuvieras con quien estuvieras, incluso con los miembros de mi propio grupo, siempre me preguntaba si te estarias acostando con ellos.
April cerro los punos.
– ?Te amaba!
– Amabas a todos, April, con tal de que hiciesen rock.
No era cierto. El habia sido el unico al que habia amado de verdad, pero tampoco era cuestion de sacar a relucir los viejos sentimientos. Aunque no le permitiria que la hiciera avergonzarse. El tampoco se habia quedado atras en lo que a relaciones sexuales se referia.
– Luchaba contra mis propios demonios -dijo el-. No podia luchar tambien contra los tuyos. ?Te acuerdas de aquellas peleas? No solo las nuestras. Golpeaba a todo lo que se me pusiera por delante, fans, fotografos. Estaba fuera de control.
Y la habia arrastrado con el.
Se acerco al lado de April, en la orilla del estanque. Solo por como se movia, con la misma elegancia y gracia que su hijo, podrian haberlos relacionado. No se parecian en nada mas. Dean habia salido a sus antepasados nordicos. Jack era moreno como la noche, oscuro como el pecado. Trago saliva y le dijo con suavidad.
– Tuvimos un hijo. Necesitaba hablar de el contigo.
– Lo se. Pero mi supervivencia dependia de mantenerme alejado.
– Tal vez al principio, pero, ?y despues? ?Que sentido tenia?
El busco su mirada y la encontro.
– Me conformaba con firmarte los cheques a tiempo.
– Jamas te perdonare que pidieras esa prueba de paternidad.
El solto una risita carente de humor.
– Dame un respiro. ?Como podia fiarme de ti? Eras una salvaje fuera de control.
– Y Dean fue quien pago el pato.
– Si, el fue quien lo pago.
Ella se froto los brazos. Estaba harta de que el pasado se entrometiera en el presente. «Finge que no te afecta». Era el momento de seguir sus propios consejos.
– ?Donde esta Riley?
– Durmiendo.
Ella dirigio la mirada hacia las ventanas de la casita de invitados.
– ?Dentro?
– No. En la casa de la granja.
– Creia que Dean y Blue habian salido a cenar.
– Y lo hicieron. -Jack cogio el taburete para llevarlo a la cocina.
– ?Has dejado sola a Riley?
El se dirigio hacia la puerta trasera.
– Ya te he dicho que estaba dormida.
– ?Que pasa si se despierta?
Subieron las escaleras.
– No lo ha hecho.
– Eso no lo sabes. -Lo siguio-. Jack, no puedes dejar sola a una nina de once anos tan asustadiza como Riley en una casa tan grande.
A el jamas le habia gustado que lo pusieran a la defensiva, y solto el taburete en el suelo con un golpe.
– No le va a pasar nada. Esta mas segura aqui que en la ciudad.
– Ella no se siente segura.
– Creo que conozco a mi hija mejor que tu.
– No sabes que hacer con ella.
– Ya lo arreglare -dijo el.
– Hazlo rapido. Hazme caso, ya tiene once anos, se te acaba el tiempo.
– ?No me digas que ahora te consideras una experta en ninos?
La colera hizo otra grieta en el muro de serenidad de April.
– Si, Jack, lo soy. Que mejor experto que el que lleva toda una vida de errores.
– En eso tienes razon. -Volvio a coger el taburete para meterlo en la cocina.
La grieta se convirtio en abismo. Solo una persona tenia derecho a condenarla, y esa persona era Dean. Asi que le desafio.
– No te atrevas a convertirte en mi juez. Eres la persona menos indicada.
El no se amilano.
– No necesito que me des consejos de como tratar a mi hija.
– Eso es lo que tu crees. -Riley le habia llegado al corazon, y no podia dejar el tema, no cuando el futuro de esa nina estaba en juego, y no cuando tenia tan claro que Jack estaba equivocado-. La vida no suele dar una segunda oportunidad, pero a ti te la ha dado con ella. Aunque estas echandola a perder. Ya lo estoy viendo. El senor Estrella del Rock tiene cincuenta y cuatro anos, y aun no es lo suficiente maduro para adaptar su vida a las necesidades de un nino.
– No intentes que yo pague por tus pecados. -Sus palabras eran duras, pero la falta de conviccion en su voz le dijo a April que algo de lo que le habia dicho le habia tocado la fibra sensible. El dejo con brusquedad el taburete debajo de la mesa y rozo a April al pasar por su lado. Cerro la puerta de un portazo. April observo por la ventana como el cogia la guitarra y soplaba para apagar la vela. Al momento, el jardin se quedo a oscuras.
A Dean le gustaba observar como Blue se divertia con el Vanquish. Ella aun estaba tras el volante cuando llegaron a la granja.
– Vuelve a explicarmelo -dijo ella-. Explicame como sabias que una loca que me lleva veinte centimetros y veinte kilos no me iba a dejar paraplejica.
– Eres una exagerada -dijo el-. Te llevaba diez centimetros y quince kilos. Y yo se como peleas. Y ella no esta loca. Estaba tan borracha que apenas se mantenia en pie.
– Aun asi…
– Alguien tenia que ensenarle modales. Yo no podia hacerlo. Y esto era un trabajo en equipo. -Sonrio ampliamente-. Y debes admitir que te encanto.
– No puedo negarlo.
– En serio, Blue. Tienes talento natural para meterte en lios.
Dean noto que ella apreciaba el cumplido.
El se bajo del coche y abrio la puerta del granero para que ella pudiera aparcar el Vanquish. Estaba comenzando a entender sus extranos razonamientos. Crecer sin poder confiar en nadie mas
