que en si misma la habia hecho ferozmente independiente, por lo que no soportaba sentirse agradecida. Todas sus antiguas novias daban por supuesto cenas en restaurantes de lujo y regalos caros. Pero Blue se sentia incomoda incluso con esos pendientes baratos. La habia visto mirarse a hurtadillas en el espejo retrovisor, asi que sabia que le habian gustado, pero tambien sabia que se los habria devuelto en un periquete si se le hubiera ocurrido como hacerlo sin perder la dignidad. No sabia tratar a una mujer que queria tan poco de el, especialmente cuando el queria tanto de ella.

Blue aparco el Vanquish y salio. Ese mismo dia el habia acarreado varias carretillas de pienso y escombros del granero y los establos para dejar sitio al coche. No podia hacer nada con las palomas que anidaban en las viguetas salvo cubrir el coche con una lona, pero en cuanto construyera un garaje eso ya no seria un problema.

Deslizo la puerta del granero para cerrarlo. Blue se acerco a el con los pendientes purpuras brillando en las orejas. Queria metersela en el bolsillo, entre otras cosas.

– ?Como te acostumbras? -dijo ella-. No solo a las peleas, sino a que los desconocidos te inviten a copas y a que todos quieran ser tus amigos. Ni siquiera pareces resentido.

– Creo que es lo justo, considerando la escandalosa cantidad de dinero que me pagan por hacer basicamente nada.

El esperaba que ella estuviera de acuerdo, pero no lo hizo. En su lugar, se lo quedo mirando y el tuvo el presentimiento de que ella sabia con exactitud cuanto esfuerzo le suponia en realidad todo aquello. Incluso en temporada baja, se pasaba tanto tiempo mirando peliculas de partidos que jugaba en suenos.

– Los deportes son simples entretenimientos -dijo el-. Si alguien cree que son algo mas esta perdido.

– Pero a veces tiene que ser una lata.

Lo era.

– No me oiras quejarme.

– Es una de las cosas que me gustan de ti. -Ella le apreto el brazo como si fuera su colega, lo que le hizo rechinar los dientes.

– Tiene muchas mas cosas positivas que negativas -apunto Dean con belicosidad-. La gente sabe quien eres. Es dificil sentirte solo cuando eres alguien medianamente famoso.

Ella aparto la mano.

– Porque nunca eres el extrano. No sabes lo que se siente ?no? -Torcio el gesto-. Lo siento. Creciendo como lo hiciste esta claro que si que lo sabes. He dicho una estupidez. -Se froto la mejilla-. Estoy muerta. Te vere manana.

– Un momento, yo…

Pero ella ya enfilaba rumbo hacia la caravana, con los abalorios de su blusa brillando en la oscuridad como si fueran estrellas diminutas.

El queria gritarle que no necesitaba la simpatia de nadie. Pero jamas habia perseguido a una mujer en su vida, y ni siquiera Blue Bailey iba a conseguir que comenzara a hacerlo. Entro en la casa.

Estaba tranquila. Vago por la sala, luego salio un momento por la puerta corredera a la capa de hormigon que seria la base del porche cubierto que los carpinteros comenzarian a levantar cuando regresaran. A un lado, una pila de maderos esperaba su vuelta. Intento mirar las estrellas, pero no era capaz de poner el corazon en ello. Se suponia que la granja iba a ser su refugio, un lugar donde podria relajarse y descansar, pero ahora Mad Jack y Riley dormian en el piso de arriba, y solo tenia a Blue para proteger su lado vulnerable. Su vida estaba del reves, y no sabia como recuperar el control.

No estaba acostumbrado a dudar de si mismo, asi que volvio dentro y se dirigio hacia las escaleras.

Lo que vio alli arriba le hizo detenerse en seco.

16

Riley estaba sentada en el ultimo escalon agarrando firmemente un enorme cuchillo con su pequena mano, Puffy estaba a su lado. El cuchillo no podia estar mas fuera de lugar con el pijama rosa de corazones de caramelo y la cara redonda de la nina. No queria tener que enfrentarse a eso. ?Por que no estaba Blue alli? Ella sabia como manejar a Riley. Sabia como tratarla.

Tuvo que obligarse a subir las escaleras. Cuando llego arriba, senalo el cuchillo con la cabeza.

– ?Que piensas hacer con eso?

– Es que… es que oi ruidos. -Apreto mas las rodillas contra el pecho-. Pense que podia ser… un asesino o algo asi.

– Pues solo soy yo. -Se inclino y le quito el cuchillo. Puffy, considerablemente mas limpio y mejor alimentado que el viernes, solto un suspiro jadeante y cerro los ojos.

– Oi ruidos antes de que tu llegases. -Miro el condenado cuchillo como si pensara que el podia usarlo contra ella-. Fue justo a las diez y treinta y dos minutos. Ava metio mi despertador en la maleta.

– ?Llevas dos horas aqui sentada?

– Creo que me desperte cuando salio mi padre.

– ?No esta aqui?

– No, creo que fue a ver a April.

No hacia falta mucha imaginacion para adivinar que estaban haciendo Mad Jack y su vieja y querida mama. Se dirigio a paso vivo por el pasillo hasta la habitacion de Jack y arrojo el cuchillo sobre la cama. Que se partiera la cabeza pensado como habia llegado hasta alli.

Cuando regreso donde estaba Riley, ella seguia en la misma posicion que la habia dejado, abrazandose las rodillas. Pero el perro la habia abandonado.

– Despues de que saliera papa, oi varios chasquidos -dijo ella-. Como si alguien estuviera intentando entrar, y pense que podia tener un arma o algo similar.

– Esta es una casa vieja. Todas las casas viejas rechinan. ?De donde sacaste el cuchillo?

– Me lo lleve a la habitacion antes de irme a dormir. En… en mi casa hay alarma, pero aqui no hay nada.

?Llevaba dos horas alli sentada con un cuchillo de carnicero en la mano? La idea lo saco de quicio.

– Vete a dormir -le dijo con mas dureza de la que pretendia-. Ahora ya estoy yo aqui.

Ella asintio, pero no se movio.

– ?Que pasa ahora?

Riley se mordisqueo una una.

– Nada.

La acababa de encontrar con un cuchillo, estaba disgustado con Blue, y odiaba saber que April estaba montandoselo con Mad Jack, asi que se desquito con la nina.

– Dimelo, Riley. No puedo leerte la mente.

– No tengo nada que decir.

Pero siguio sin moverse. ?Por que no se levantaba y se iba a dormir? Puede que tuviera una paciencia infinita hasta con el mas incompetente de los novatos, pero ahora sentia que estaba perdiendo la calma.

– Si, se que quieres algo. Escupelo.

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