– No quiero nada -dijo con rapidez.

– Estupendo. Entonces vete a la cama.

– Vale. -Inclino la cabeza hacia abajo, la enmaranada masa de cabello crespo le tapaba la cara, y su vulnerabilidad era como una cuerda arrastrandolo de regreso a los rincones mas oscuros de su infancia. Sintio que se quedaba sin respiracion.

– Ya lo sabes, ?no?, no se puede contar con Jack mas que para que te de dinero. No esperes nada mas de el. Si quieres algo, tendras que apanartelas tu sola porque el no estara ahi para ayudarte. Si no te buscas la vida, todo el mundo te avasallara.

La pena casi abogo la rapida respuesta de Riley.

– Esta bien, lo hare.

La manana del viernes en la cocina, ella habia logrado conseguir lo que queria. A diferencia de el, habia logrado imponer su voluntad ante su padre, pero ahora se veia desamparada y aquello lo sacaba de quicio.

– Lo dices porque piensas que es lo que yo quiero oir.

– Lo siento.

– Pues no lo sientas. ?Lo que quiero es que me digas que demonios quieres!

Los pequenos hombros de Riley se sacudieron cuando solto de golpe las palabras.

– ?Quiero que mires si hay un asesino escondido en mi habitacion!

El contuvo el aliento.

A Riley le cayo una lagrima sobre la pernera del pijama, justo al lado de un corazon de caramelo que decia BESAME TONTO.

Se habia comportado como el imbecil mas grande de la tierra, y ya no podia soportarlo mas. No podia seguir ignorandola solo porque fuera un inconveniente. Se sento a su lado en el escalon. El perro troto fuera del dormitorio y olisqueo entre ellos.

Durante toda su vida adulta, habia temido que el recuerdo de su infancia volviera para llevarlo a la ruina. Solo en el campo de futbol dejaba que el caldero oscuro de sus emociones hirviera en su interior. Pero ahora habia permitido que su colera lastimara a la persona que menos lo merecia. Habia castigado a esa nina sensible e indefensa haciendo que se sintiera todavia mas vulnerable.

– Soy un imbecil -le dijo con suavidad-. No deberia haberte gritado.

– Esta bien.

– No, no esta bien. No estaba enfadado contigo. Estaba enfadado conmigo mismo. Estaba disgustado con Jack. Tu no has hecho nada malo.

Dean podia sentir como ella asimilaba sus palabras, procesandolas en ese complicado cerebro suyo y, probablemente, buscando la manera de seguir echandose la culpa. No podia soportarlo.

– Venga, dame un punetazo -dijo el.

Riley levanto la barbilla y sus ojos llorosos se abrieron con asombro.

– No puedo hacer eso.

– Claro que puedes. Es lo que las hermanas les hacen a los hermanos cuando se comportan como imbeciles. -No le resulto facil decir esas palabras, pero necesitaba dejar de actuar como un asno egocentrico y asumir su papel.

Riley abrio la boca sorprendida de que el finalmente estuviera dispuesto a admitir que era su hermana. La esperanza asomo a sus humedos ojos. Riley queria que el estuviera a la altura de sus suenos.

– No eres un imbecil.

Dean tenia que hacerlo bien ahora o no podria seguir viviendo consigo mismo. Le deslizo el brazo alrededor de los hombros. Ella tenso la espalda, como si le diera miedo moverse por si el la soltaba. Ya comenzaba a contar con el. Con un suspiro de resignacion, la acerco mas a el.

– No se como ser un hermano mayor, Riley. En el fondo soy como un nino.

– A mi me pasa lo mismo -dijo ella con seriedad-. En el fondo, tambien soy una nina.

– No tenia intencion de gritarte. Yo solo estaba… preocupado. Se muy bien como te sientes. -No podia decirle nada mas, no ahora, asi que se puso de pie y le tiro de la mano para levantarla-. Vamos a ver si hay algun asesino en tu habitacion para que puedas irte a dormir.

– Me siento mejor ahora. La verdad es que no creo que haya ningun asesino alli dentro.

– Ni yo, pero sera mejor que lo miremos de todas maneras. -Se le ocurrio una idea, una idea estupida para que olvidara el dolor que le habia causado-. Tengo que advertirte que los hermanos mayores que conozco son bastante malvados con sus hermanitas.

– ?Que quieres decir?

– Bueno, podrian abrir el armario de su hermanita y gritar como si alli dentro hubiera un monstruo de verdad solo para asustarla.

Una sonrisa brillo en los ojos de Riley y jugueteo en la comisura de su boca.

– No se te ocurrira hacer eso, ?verdad?

El puso cara de circunstancias.

– Pues… creo que si. A menos que llegues alli antes que yo.

Y lo hizo. Ella corrio por delante de el hasta su dormitorio, gritando sin parar. Dean le siguio el juego. Tenia una hermana, le gustara o no.

Puffy se unio al barullo, y, en la conmocion, Dean no oyo el sonido de pasos. Lo siguiente que supo fue que algo le habia golpeado la espalda; perdio el equilibrio y se cayo. Cuando se dio la vuelta, vio a Jack cerniendose sobre el con la cara retorcida por la colera.

– ?Dejala en paz!

Mad Jack agarro a Riley, que ahora gritaba de verdad, mientras la perra ladraba y saltaba a su alrededor. Jack la apreto contra su pecho.

– Esta bien. No dejare que se vuelva a acercar a ti. Te lo prometo. -Le acaricio el pelo enmaranado-. Nos iremos de aqui. Ahora.

Una mezcla de furia incontrolable, resentimiento y repugnancia inundo a Dean. Ese era el resultado del caos que era su vida en ese momento. Se puso de pie. Riley tiro con fuerza de la camiseta de Jack, tragando saliva e intentando hablar, pero estaba demasiado histerica para que le salieran las palabras. La repulsion que se reflejaba en la cara de Jack produjo en Dean una extrana satisfaccion. Genial. Era hora de poner las cartas sobre la mesa. Y queria desquitarse.

– Sal de aqui -le dijo Jack.

Dean queria darle un punetazo, pero Riley todavia tiraba de la camiseta de Jack. Finalmente recupero el habla.

– El no hizo… el no… ?es culpa mia! Dean vio… el cuchillo.

Jack le tomo la cabeza entre las manos.

– ?Que cuchillo?

– El que cogi de la cocina -dijo hipando.

– ?Y que estabas haciendo con un cuchillo? -La voz de Jack se alzo sobre los ladridos de la perra.

– Estaba… era…

– Tenia miedo -escupio Dean con desprecio, pero Riley lo solto todo de golpe.

– Me desperte y no habia nadie en la casa, y me asuste y…

Dean no se quedo a escuchar sino que se dirigio hacia su dormitorio. El hombro ya le dolia por la pelea con Ronnie, y se lo habia golpeado de nuevo al caer al suelo. Dos peleas en una noche.

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