soportar que entrara por el balcon la noche anterior, asi que habia pasado la noche en el dormitorio que habia junto al de Nita. Ahora el intentaria engatusarla para congraciarse con ella. Vaya suerte la suya.

Al sentarse en la cama para ponerse las sandalias, el aparecio por la puerta. Rubio, macizo e irresistible. Blue tiro con brusquedad de la correa de la sandalia.

– Tengo que hacer un monton de cosas antes de la fiesta de manana para Nita, y no quiero discutir ahora.

El dejo la taza de cafe en la mesilla de noche.

– Se que estas cabreada.

Estar cabreada solo era la punta del iceberg, luego estaba ese otro asunto que era un secreto.

– Mas tarde, Deanna. Los hombres de pelo en pecho evitan este tipo de discusiones.

– Dejate de tonterias. -Como siempre, la voz del quarterback que llevaba dentro la tomo por sorpresa-. Lo de ayer no fue nada personal. No de la manera que crees.

– Te aseguro que lo senti como algo muy personal.

– Crees que me avergonzaba presentarte a mis amigos por esas ropas que llevas y tu aspecto descuidado, pero nada mas lejos de la verdad.

Ella se puso de pie con rapidez.

– No malgastes saliva. No soy el tipo de mujer con el que tus amigos esperan ver a Malibu Dean, y no querias ponerlos a prueba.

– ?Realmente piensas que soy asi de mezquino?

– No. Creo que te comportaste como un caballero, tratando de no ponerme en evidencia presentandome como si fuera solo una amiga con derecho a roce.

– Eres mas que una amiga, Blue. Eres uno de mis mejores amigos.

– ?Y eso que significa? ?Que soy tu coleguita o… un amiguete?

El se paso la mano por el pelo.

– No tenia intencion de lastimarte. Solo quiero que lo que hay entre nosotros siga manteniendose en privado.

– Como todas las demas cosas de tu vida que quieres mantener en privado. ?No te pierdes con tanto secretismo?

– No tienes ni idea de lo que significa ser un personaje publico -replico el-. Tengo que ser precavido.

Ella cogio la taza de cafe y agarro con rapidez el bolso de los pies de la cama.

– Lo que quiere decir que me he convertido en otro de tus sucios secretitos.

– Ese es un golpe bajo.

Ella no podia continuar con aquella discusion, no cuando tenia su propio secreto que ocultar.

– Te lo voy a poner bien facil. Hoy es viernes. Manana es la fiesta de Nita. Tengo que resolver unas cosas el domingo, pero a primera hora del lunes pondre rumbo a lo desconocido.

La expresion de Dean se volvio furiosa.

– No digas gilipolleces.

– ?Por que? ?Por que lo dejo yo y no tu? -Todas las emociones que ella no queria sentir (tristeza, miedo, dolor), la invadieron de golpe, pero las contuvo a fuerza de voluntad-. La vida es corta, Boo. Ya tengo un coche de alquiler, y compre un mapa de carreteras nuevecito. Ha sido un placer estar contigo, pero ya es hora de que siga mi camino.

Ella se estaba comportando de una manera irracional, y cerro los punos.

– Por lo que se ve, necesitas tiempo para madurar. -Sus palabras fueron tan frias que ella medio esperaba ver una nubecilla de vapor saliendo de su boca-. Hablaremos de esto manana en la fiesta de Nita. Tal vez entonces puedas pensar como un ser humano racional. -Salio a grandes zancadas de la habitacion.

Ella se recosto en la cama, deseando tontamente que el la hubiera tomado entre sus brazos para pedirle perdon. Esperaba como minimo que le hubiera dicho algo sobre los murales antes de comenzar el asalto. Ya los habria visto a esas alturas. El dia anterior, habia recibido un sobre en el buzon de Nita con un cheque de April. Eso era todo. Ninguna nota personal. April y Dean tenian un gusto impecable. Estaba claro que odiaban los murales. Habia sabido que lo harian. Pero, a pesar de todo, habia esperado que no lo hicieran.

Dean recorrio la alfombra rosa del pasillo. Si se concentraba en retorcerle el cuello a Blue, no tendria que pensar en que se habia comportado como un imbecil. Odiaba saber que la habia lastimado. Blue creia de verdad que a el le avergonzaba presentarla a sus amigos, pero no era verguenza lo que sentia. Si esos tios se hubieran molestado en hablar con ella en vez de tratarla como a una criada, se habrian enamorado de Blue al instante. Pero Dean no queria que nadie -en especial sus companeros de equipo- vieran algo personal en la relacion que mantenia con Blue cuando todavia era algo muy reciente. Caramba, ni siquiera hacia dos meses que la conocia.

Y ahora ella pensaba dejarle. Deberia haber comprendido desde el principio que no podia contar con ella. Pero despues de como la habia tratado ayer, tampoco podia culparla.

Al bajar las escaleras recordo algo que le habia dicho Nita. A la anciana le encantaba meter cizana, pero tambien era cierto que se preocupaba por Blue a su retorcida manera. Se dio la vuelta y volvio arriba.

El bano de Blue tenia las paredes rosas, toallas del mismo color y una cortina de ducha estampada con botellas de champan. Una toalla, humeda de la ducha, colgaba torcida del toallero. El se inclino frente al lavabo, abrio la puerta del mueble, y clavo los ojos en la cajita que tenia delante.

Oyo unos pasos apresurados a sus espaldas.

– ?Que estas haciendo? -dijo ella sin aliento.

Cuando la mente de Dean registro lo que veia, se le subio la sangre a la cabeza. Cogio la caja y de alguna manera logro ponerse de pie.

– ?Deja eso! -grito ella.

– Me dijiste que tomabas la pildora.

– Y la tomo.

Ademas, tambien habian usado condones. Con excepcion de un par de veces…, la miro. Ella estaba paralizada, con los ojos muy abiertos y la piel palida. El sostuvo en alto el kit de la prueba del embarazo.

– Supongo que esto no pertenece a Nita.

Ella intento dirigirle una mirada obstinada, pero no pudo. Las pestanas le rozaron las mejillas cuando bajo la mirada.

– Hace unas semanas, despues de tomar esos camarones en mal estado en Josie's, vomite la pildora. En aquel momento no me di cuenta.

Un tren de alta velocidad se acercaba para arrollarlo.

– ?Me estas diciendo que vomitar la pildora puede hacer que te quedes embarazada?

– Es posible, supongo. Tenia que haber tenido la regla la semana pasada, y no sabia por que no me venia. Luego recorde lo sucedido con la pildora.

El giro la caja entre las manos. El pitido del tren le taladraba la cabeza.

– No la has abierto.

– Manana. Despues de la fiesta de Nita.

– No. Ni hablar. -La hizo entrar en el cuarto de bano y cerro la puerta con la palma de la mano. Sintio que se le entumecian los dedos-. Lo haras hoy. Ahora mismo. -Desgarro el celofan de la

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