descascarillada del escalon.

– Pero cambiaste, ?no?

– Nunca.

Dean se puso de pie.

– No digas gilipolleces. Recuerdo esas reuniones padre-hijo cuando tenia catorce y quince anos. Intentabas compensar todos esos anos perdidos mientras yo te escupia a la cara,

Jack agarro la guitarra.

– Mira, estoy trabajando en una cancion. Justo porque ahora quieras escarbar en esa vieja mierda no quiere decir que yo tambien tenga que coger una pala.

– Solo dime una cosa. Si tuvieses que volver a hacerlo desde el principio…

– No puedo hacerlo, asi que dejalo.

– Pero si pudieras…

– ?Si pudiera hacerlo de nuevo, te habria arrancado de su lado! -dijo ferozmente-. ?Y sabes que? En cuanto te hubiera tenido conmigo, habria aprendido a ser un padre. Por fortuna para ti, eso no ocurrio porque, como bien sabes, has sabido encontrar tu propio camino y te ha ido estupendamente. Cualquier hombre se enorgulleceria de tener un hijo como tu. Ahora, ?estas satisfecho ya o tenemos que darnos un jodido abrazo?

El nudo del estomago de Dean se aligero por fin. Ahora podia respirar con alivio.

Jack dejo la guitarra a un lado.

– No puedes hacer las paces conmigo hasta que no las hagas con tu madre. Se lo merece.

Dean se froto la puntera enlodada de la deportiva contra el escalon inferior.

– No es facil.

– Es mejor que seguir sufriendo.

Dean se dio la vuelta y enfilo hacia la camioneta.

Dean dejo los calcetines y las deportivas enlodadas en el porche. Como siempre, nadie se habia acordado de cerrar la puerta principal. Dentro, la casa estaba fresca y tranquila. Habia gorras suyas colgadas en el perchero. Al lado de la bandeja metalica donde dejaba las monedas y las llaves habia una foto de el de cuando tenia ocho o nueve anos. Tenia el pecho desnudo y huesudo, las rodillas nudosas bajo los pantalones cortos, y un casco de futbol americano sobre su pequena cabeza. April se la habia tomado un verano cuando estaban viviendo en Venice Beach. Las fotos de su infancia estaban por toda la casa, incluso las que ni siquiera recordaba.

La noche anterior, Riley habia intentado forzarle a ver los murales, pero el habia querido verlos con Blue por primera vez, y se habia negado. Ahora, paso por delante del comedor sin asomarse y llego a la sala. Los sofas, muy largos, eran perfectos para su estatura, y el televisor habia sido colocado de manera que el pudiera ver los partidos sin que la luz se reflejara en la pantalla. El vidrio tallado que protegia la mesita de madera de cafe hacia que fueran innecesarios los posavasos. Los cajones tenian todo lo que podia necesitar: libros, los mandos a distancia, cortaunas. En el piso superior, ninguna de las camas tenia pies, y las encimeras de los banos estaban mas altas de lo normal. Las duchas eran espaciosas y de los toalleros colgaban toallas enormes, sus preferidas. Y era April quien lo habia hecho todo.

Oyo el eco de sus sollozos de borrachera.

«No te enfades conmigo, carino. Todo mejorara. Te lo prometo. Dime que me quieres, carino. Si me dices que me quieres te prometo que no bebere mas.»

La mujer que lo habia asfixiado con su amor tortuoso y erratico no podria haber creado ese oasis en el que se habia convertido su casa.

Ya habia tenido suficiente por ese dia. Necesitaba tiempo para analizar todos esos sentimientos confusos con calma, salvo que ya habia tenido anos, y, ?para que habian servido? A traves de la puerta corredera, vio que April subia al porche cubierto. Jack y el habian construido ese porche, pero ella lo habia creado: techos altos, ventanas paladianas, suelos de color pizarra que se mantenian frescos incluso en los dias mas calidos.

Ella se llevo las manos a los lumbares mientras se recuperaba de la carrera. Su cuerpo brillaba de sudor. Llevaba pantalones cortos de ciclista de color negro, un top en azul electrico, y se habia recogido el pelo en una coleta torcida mucho mas elegante que el peinado descuidado de Blue.

Dean necesitaba una ducha. Necesitaba estar a solas. Necesitaba hablar con Blue, que lo comprendia todo. Pero lo que hizo fue agarrar la manilla de la puerta corredera y salir en silencio al porche.

La temperatura ya habia alcanzado los treinta grados centigrados, pero el suelo estaba frio contra sus pies desnudos. April le daba la espalda. El habia movido las sillas la noche anterior cuando habia regado el porche con la manguera, y ella las estaba colocando de nuevo. Dean se dirigio hacia el reproductor de CD's que habia en cima de una estanteria de hierro Forjado. No se molesto en mirar que CD estaba puesto. Si era de su madre, serviria. Le dio al boton.

April se giro de golpe cuando la musica salio con estrepito de los pequenos altavoces. Abrio la boca, sorprendida. Observo que estaba cubierto de barro y comenzo a decir algo, pero el hablo primero.

– ?Bailas?

Ella lo miro fijamente. Pasaron unos agonizantes segundos sin que dijera nada. No podia pensar en nada para animarla, asi que comenzo a llevar el ritmo. Con los pies, las caderas, los hombros. Ella estaba paralizada. El le tendio la mano, pero su madre -esa mujer que vivia para bailar cuando el resto de los mortales andaban- habia olvidado como moverse.

– Puedes hacerlo -susurro el.

Ella solto un sollozo ahogado, un sonido entre el llanto y la risa. Luego arqueo la espalda, levanto los brazos y se abandono a la musica.

Bailaron hasta que el sudor resbalo por sus cuerpos. De rock a rap, se esmeraron en sus movimientos, cada uno intentando superar al otro. A April se le pegaban los mechones de cabellos al cuello, y las gotas de lodo caian de las piernas desnudas de Dean al suelo de pizarra. Mientras bailaban, el se acordo de que esa no era la primera vez. Habia bailado con el cuando era nino. Lo arrancaba de los videojuegos o la tele, algunas veces incluso de su desayuno si ella llegaba tarde a casa. Al parecer, se habia olvidado de los buenos ratos.

En medio de una cancion, la musica se interrumpio de repente. Se oyo el graznido de un cuervo rompiendo el silencio. Vieron que una Riley enfadada habia apagado el reproductor de CD's y los miraba con las manos en las caderas.

– ?Esta demasiado alto!

– Oye, vuelve a ponerlo -dijo April.

– ? Que estais haciendo? Es hora de almorzar, no de bailar.

– Cualquier momento es bueno para bailar-dijo Dean-. ?Tu que opinas April? ?Deberiamos dejar que mi hermanita bailara con nosotros?

April alzo la nariz.

– Dudo que pueda llevar nuestro ritmo.

– Claro que puedo llevarlo -dijo Riley-. Pero tengo hambre. Y vosotros oleis fatal.

Dean se encogio de hombros mirando a April.

– No puede llevar nuestro ritmo. Riley arrugo el ceno ante la afrenta. -?Quien lo dice?

April y Dean la miraron fijamente. Riley les devolvio la mirada con colera. Luego puso de nuevo la musica, y bailaron todos juntos.

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