– El provoca ese efecto en las mujeres.

– No estoy en mi terreno.

– Sin embargo, tienes una baja tolerancia a las tonterias, asi que sabes perfectamente donde te estas metiendo. Eso te da ventaja respecto a otras mujeres.

– Supongo que si.

– ?Mammmiii! -Connor aparecio con sus anchos pantalones cortos azules bamboleandose mientras corria.

– ?Eh, muchachote! -Tracy se puso en pie, lo alzo en brazos y cubrio su cara manchada de helado con un monton de besos. El miro a Isabel por encima del hombro de su madre y sonrio, mostrando sus brillantes dientecitos.

Algo afligio el corazon de Isabel. La vida de Tracy tal vez fuese un desastre, pero seguia teniendo sus recompensas.

Ren recogio el ansiado sobre de FedEx, que le esperaba en la consola del vestibulo de la villa, y corrio hacia su dormitorio. Echo el pestillo de la puerta para evitar la intrusion de los pequenos y se sento en un sillon junto a la ventana. Al ver la portada del guion con las palabras Asesinato en la noche escritas con letras sencillas, sintio una emocion indescriptible. Howard habia acabado finalmente el guion.

Sabia, debido a las conversaciones mantenidas con Howard, que su intencion era proponerle al publico una pregunta fundamental: ?Kaspar Street era simplemente un psicopata o bien, lo cual era mas inquietante, el fruto de una sociedad que necesitaba la violencia? Incluso santa Isabel habria aprobado ese mensaje. La recordo tal como estaba hacia menos de media hora, con el sol brillando en su pelo y aquellos preciosos ojos. Le encantaba como olia, a especias, sexo y bondad humana. Pero no podia pensar ahora en ella, pues su carrera estaba a punto de dar un giro radical. Se arrellano en el asiento y empezo a leer.

Dos horas despues tenia el cuerpo cubierto por un sudor frio. Era el mejor trabajo que Jenks habia hecho jamas. El papel de Street tenia oscuros recovecos y sutiles variaciones que le obligarian a sacar lo mejor de si como actor. No cabia duda de que cualquier actor de Hollywood habria querido protagonizar esa pelicula.

Pero Jenks habia introducido un importante cambio desde la ultima vez que habian hablado, un cambio que Howard no le habia comentado. Con un brillante golpe de timon, habia intensificado el perfil del personaje. En lugar de tratarse de un hombre que mataba a las mujeres que amaba, Kaspar Street era ahora un pederasta. Toda una pesadilla.

Ren apoyo la espalda y cerro los ojos. El cambio de orientacion habia sido una genialidad, pero… No habia pero posible. Ese seria el papel que e colocaria en la mira de los mejores directores de Hollywood.

Cogio una hoja para empezar a tomar notas sobre el personaje. Ese era siempre el primer paso, y le gustaba hacerlo justo despues de la lectura inicial del guion, mientras sus impresiones aun estaban frescas. Apuntaba sensaciones, ideas acerca del vestuario y los movimientos fisicos, cualquier cosa que le viniese a la mente y que pudiese ayudarle a construir el personaje.

Jugueteo con el capuchon del boligrafo. Por lo general, las ideas fluian, pero el cambio de Jenks le habia desequilibrado, y no se le ocurrio nada. Necesitaba mas tiempo para asimilarlo. Lo intentaria al dia siguiente.

Unas horas despues, mientras regresaba a la casa de abajo, decidio no comentarle el cambio de guion a Isabel. No tenia sentido irritarla mas. No ahora. No cuando lo que el tanto habia esperado estaba a punto de concretarse.

Isabel ignoro la sugerencia de Ren respecto a vestirse de un modo sexy, y escogio su vestido de tirantes negro de corte conservador, y anadio un chal negro con diminutas estrellas doradas para cubrirse los hombros desnudos. Estaba dandole de comer a los gatos cuando oyo ruido a su espalda. Se volvio para ver un intelectual de aspecto angustiado junto a la puerta de la casa. Con el cabello despeinado, gafas de montura metalica, una camisa arrugada aunque limpia, pantalones caqui y la mochila colgando del hombro, parecia el hermano menor con tendencias literarias de Ren Gage.

Ella sonrio.

– Me estaba preguntando quien seria mi cita de esta noche.

Ren le sostuvo la mirada y suspiro.

– Una minifalda habria resultado mas esperanzadora.

En el camino, vio un Alfa-Romeo plateado aparcado tras el Panda.

– ?De donde ha salido?

– No podre disponer de mi coche durante un tiempo, asi que me han dejado este para pasar el rato.

– La gente se compra barras de chocolate para pasar el rato, no coches.

– Solo la gente pobre como tu.

La ciudad de San Gimignano estaba ubicada en lo alto de una colina como si de una corona se tratase, y sus cuatro torreones de observacion se alzaban con dramatismo contra el sol poniente. Isabel intento imaginarse que sentirian los peregrinos provenientes del norte de Europa camino de Roma al ver por primera vez aquella ciudad. Tras los peligros que entranaba la carretera abierta, San Gimignano le parecio un refugio de fuerza y seguridad.

Ren, al parecer, pensaba lo mismo que ella.

– Para hacer las cosas como Dios manda, tendriamos que llegar a pie.

– No creo que estos tacones hayan sido pensados para los peregrinos. Es muy bonita, ?verdad?

– Es la ciudad medieval mejor conservada de toda la Toscana. Por si no has tenido tiempo de ojear la guia, te dire que se debe a un curioso accidente.

– ?A que te refieres?

– Esta era una importante ciudad hasta que la peste negra acabo con la mayoria de la poblacion.

– Igual que el castillo.

– Sin duda, una mala epoca para ir por ahi sin antibioticos. San Gimignano dejo de ser una parada principal en la ruta de peregrinaje y perdio su estatus. Por suerte para nosotros, los pocos habitantes que sobrevivieron no disponian del dinero suficiente para modernizarla, de ahi que la mayoria de las torres sigan en pie. Algunas escenas de Te con Mussolini se filmaron aqui. -Un autobus turistico paso en direccion contraria-. Esa es la nueva peste negra -dijo-. Demasiados turistas. Pero la ciudad es tan pequena que la mayoria de ellos no pasan la noche. Anna me aseguro que se queda vacia a ultima hora de la tarde.

– ?Has vuelto a hablar con ella?

– Le he dado permiso para que empiecen a retirar el muro manana, pero yo estare presente para supervisar.

– Apuesto a que no le gusto la idea.

– No me importa. Le he encargado a Jeremy que vigile.

Ren aparco en un claro fuera de los viejos muros y se colgo la mochila de los hombros. Aunque su angustia intelectual, en tanto que disfraz, no ocultaba demasiado de el, el resto de elementos eran mas efectivos, y como la mayoria de turistas se habia ido, no llamo la atencion mientras recorrian la ciudad.

El le explico todo lo que sabia respecto a los frescos de la iglesia romanica del siglo XII y se mostro muy paciente cuando ella entraba en las tiendas. Despues de eso, recorrieron las estrechas e irregulares calles hacia la Rocca, la antigua fortaleza de la ciudad, y subieron a sus torres de vigilancia para apreciar la vista de las distantes colinas y campos, espectaculares bajo la matizada luz del atardecer.

El senalo hacia los vinedos.

– Ahi crecen las uvas para el vernaccia, el vino blanco local. ?Que te parece silo probamos en nuestra cena mientras tenemos esa charla que tanto te interesa?

Su lenta sonrisa hizo que a Isabel se le erizase la piel, y estuvo a punto de decirle que se olvidase tanto del vino como de la charla y que se fuesen directos a la cama. Pero aun se sentia herida y no queria que nada mas le hiciese dano, por lo que tenia que hacer las cosas bien.

El pequeno comedor del hotel Cisterna tenia paredes de piedra, manteles de lino y otra espectacular vista de la Toscana. Desde su mesa, situada en un rincon entre dos ventanales, podian observar los inclinados tejados

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