rojos de San Gimignano y apreciar como se iban encendiendo las luces en las casas y granjas que rodeaban la ciudad.

El alzo su copa de vino.

– Por nuestra charla. Para que esta conversacion sea misericordiosamente breve y salvajemente productiva.

Al darle un trago a su vernaccia, Isabel se acordo de todas las mujeres que no ejercen su poder.

– Vamos a tener una aventura.

– Gracias a Dios.

– Pero sera segun mis condiciones.

– Vaya, menuda sorpresa.

– Vas a ser sarcastico todo el rato? Porque te dire una cosa: no resulta nada atractivo.

– Tu eres tan sarcastica como yo.

– Por eso se lo poco atractivo que puede resultar.

– Sigue. Diria que estas deseando poner tus condiciones. Y espero que «deseo» sea la palabra clave en este caso, ?o eso es demasiado sarcastico para ti? -Ren estaba disfrutando de la situacion.

– Eso es lo que tenemos que dejar claro. -Ignoro que los ojos de Ren evidenciaban una docena de diferentes clases de asombro. No le importo. Demasiadas mujeres perdian el valor frente a sus amantes, pero Isabel no iba a ser una de ellas-. Uno, no puedes criticar.

– ?Por que demonios querria hacerlo?

– Porque yo no soy una atleta del sexo como tu, y porque soy una amenaza para ti, y eso no te gusta.

– De acuerdo. Nada de criticas. Pero tu no me amenaces.

– Dos, no quiero hacer nada extrano. Solo sexo claro y sencillo.

Tras sus gafas de estudiante, sus plateados ojos azules de lobo mostraron cautela.

– ?Que entiendes por «claro y sencillo»?

– La definicion comun.

– Vale. Nada de grupos. Nada de juguetes. Nada de San Bernados. Decepcionante, pero podre vivir sin ello.

– ?Olvidalo! Olvidalo, ?vale? -Dejo la servilleta sobre la mesa-. No estas en mi onda, y no se como he podido barajar la idea, ni siquiera por un momento, de que podriamos llevar adelante esto.

– Lo siento. Me estaba aburriendo. -Se inclino sobre la mesa para volver a colocarle la servilleta sobre el regazo-. ?Quieres que nos limitemos a la posicion del misionero o tambien has pensado colocarte encima?

No le importaba que bromease al respecto. Se sentia fuerte. Los hombres tenian decenas de maneras de proteger la ilusion de su superioridad, pero no iba a caer en ninguno de esos trucos.

– Podemos improvisar.

– ?Podremos quitarnos la ropa?

– Podremos. De hecho, es una condicion.

El sonrio.

– Si no quieres desnudarte, a mi me parece bien. Unas medias negras y un liguero podrian ayudarte a conservar tu sentido del pudor.

– Eres un amor. -Recorrio el borde de la copa con el dedo-. Para senalar una obviedad, que quede claro que esto tiene que ver con nuestros cuerpos. No habra ningun componente emocional.

– Si tu lo dices…

Y ahora llegaba la parte dificil, pero no iba a echarse atras.

– Una cosa mas… No me va el sexo oral.

– ?Y eso por que?

– No es lo mio. Es demasiado… vulgar.

– Con eso limitas mis opciones.

Isabel apreto los dientes.

– Lo tomas o lo dejas.

«Lo tomo», penso Ren sin vacilar mientras observaba aquella deliciosa boca marcada con un rictus de testarudez. Habia hecho el amor, tanto dentro como fuera de la pantalla, con las mujeres mas hermosas del mundo, pero ninguno de aquellos preciosos rostros habia mostrado tanta vida como el de Isabel. Habia inteligencia, humor, determinacion y una inmensa compasion por la condicion humana. Aun asi, lo unico en lo que podia pensar era en alzarla en brazos y llevarsela a la cama mas cercana. Por desgracia, la doctora Fifi no era precisamente una de esas mujeres a las que puedes llevar en volandas, pues no lo tenia apuntado en su agenda. No le habria sorprendido si ella hubiese sacado algun tipo de contrato para que lo firmase antes.

El pulso agitado en la garganta de Isabel le animo. No tenia tanto autocontrol como ella creia tener.

– Me siento un poco inseguro -dijo Ren.

– ?Por que deberias sentirte inseguro? Has conseguido lo que querias.

Sabia que tenia un escaso margen de movimiento, por lo que se nego a que ella impusiese todas sus condiciones.

– Pero lo que queria parece tener enganchados un monton de carteles de peligro.

– No estas acostumbrado a que las mujeres expresen abiertamente sus necesidades. Entiendo que eso pueda suponer una amenaza para ti.

?Quien habria podido imaginar que semejante cerebro resultase sexy?

– Mi ego va a resultar muy maltrecho.

– Metafisicamente hablando, eso es bueno.

– Fisicamente hablando, no. Quiero creer que soy irresistible para ti.

– Eres irresistible -confirmo ella.

– ?Podrias decirlo con algo mas de entusiasmo?

– Eres incluso doloroso.

– ?Tan irresistible soy?

– Si.

El sonrio. Eso le gustaba mas.

Llego el camarero con un antipasto que incluia embutido, aceitunas, y verduras doradas. Ren pincho en el plato y alargo el tenedor hasta los labios de Isabel.

– De acuerdo, en resumidas cuentas: nada de critica ni de sexo oral. Eso es lo que has dicho, ?no es cierto? Ni nada demasiado extrano. -Esperaba conseguir algo mas de ella, pero estaba fabricada con un material muy resistente.

– Eso he dicho.

El introdujo el bocado en su boca.

– Supongo que no podre utilizar el latigo ni la paleta de ping-pong.

Ella ni siquiera se molesto en responder a aquella tonteria. Lo que hizo fue limpiarse con cuidado la boca con la servilleta.

– Ni las esposas -dijo Ren.

– ?Esposas? -Dejo la servilleta a medio camino de su regazo.

Era acaso un asomo de interes? Parecia aturdida, pero no fue tan tonto como para hacerle ver que se habia dado cuenta.

– Olvidalo. Estaba siendo grosero, te pido disculpas.

– Dis… disculpas aceptadas.

El aprecio su leve tartamudeo y sofoco una sonrisa. Asi que a la senorita Obsesa del Control le atraia un poco la posibilidad de que la atasen. Aunque tenia una ligera idea de quien de los dos acabaria con las esposas puestas, se dijo que era un buen comienzo. Solo esperaba que ella no perdiese la llave.

Ren aprovecho cualquier excusa para tocarla durante la cena. Sus piernas se rozaron bajo la mesa. Le toco la rodilla. Jugueteo con sus dedos y le fue dando comida de su plato. Con un trillado movimiento sacado de una de sus peliculas, le rozo con el pulgar el labio superior. Cuan calculador podia ser un hombre? Lo curioso es que estaba dando resultado.

Ren aparto la taza vacia de su cappuccino. La cena habia sido deliciosa, pero no

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