– Una vez se calmen, decidiran castigarte para que no vuelvas a hacer algo asi. -La miro con su estilo arma letal-. Y quiero dejar claro una cosa: si decides hacer una tonteria asi otra vez, a mi no me convenceras tan facilmente, asi que sera mejor que me prometas ahora mismo que imaginaras maneras mas inteligentes de solucionar tus problemas.

Volvio a asentir con solemnidad.

– Lo prometo.

– Bien. -Le retiro un mechon de la cara-. Cuando tus padres empiecen a hablar sobre las consecuencias de tus actos, eso significara que estan pensando en castigarte, asi que tendras que explicarles por que te has escapado. Y no olvides decirles lo mal que te sentiste cuando les oiste discutir. Ese es su punto debil. Naturalmente, hablar de ello volvera a entristecerte, lo cual es bueno, porque tendras que usar esa tristeza para parecer todo lo apesadumbrada que puedas. ?Lo entiendes?

– ?Tengo que llorar?

– No estaria mal. Dejame comprobar como vas a hacerlo. Pon cara de autentica tristeza.

Ella le miro con sus grandes y tristes ojos, con la expresion mas triste que el habia visto jamas, a pesar de que todavia no habia empezado su actuacion, y casi se echo a reir cuando ella arrugo la cara, apreto los labios y solto un largo y dramatico suspiro.

– Estas sobreactuando, chiquilla.

– ?Que quieres decir?

– Haz que parezca mas real. Piensa en algo triste, como imaginar que te encerrasen en tu habitacion para el resto de tu vida y se llevasen todos tus juguetes, y expresalo con la cara.

– ?O que mi padre se vaya para siempre?

– Eso podria servir.

La nina reflexiono y al cabo compuso una cara bastante triste, completada con un mohin de la boca.

– Excelente. -Tenia que acabar con rapidez la leccion de actuacion antes de llevarsela de alli-. Ahora hagamos un repaso rapido del guion.

– Cuando empiecen a enfadarse, tengo que decirles que les oi discutir y que me senti muy mal porque papi tenia que irse, aunque les hiera sus sentimientos. Y puedo llorar cuando se lo diga. Tengo que pensar en algo triste, como que papi se va, y poner cara triste.

– Muy bien. Choca esos cinco.

Lo hicieron y ella rio y fue como si el sol volviese a salir.

Mientras la llevaba de la mano por la hierba humeda de la colina, Ren recordo la promesa que le habia hecho a la nina.

– Ya no necesitas hablar con la doctora Isabel, ?verdad?

Lo ultimo que queria era que la reverenda Buenrollo echase abajo todo su trabajo con la nina diciendole que tenia que arrepentirse. Pronto aquella historia seria agua pasada.

– Creo que ahora estoy bien. Pero -apreto con mas fuerza su mano- ?podrias… podrias quedarte conmigo mientras hablo con ellos?

– No creo que sea buena idea.

– Yo creo que si. Si te quedas conmigo, podrias, ya sabes, parecer triste tambien.

– Todo el mundo quiere ser el protagonista.

– ?Que?

– Confia en mi si te digo que mi presencia estropearia tu gran escena. Pero te prometo que te estare observando. Y te prometo que si deciden encerrarte en una mazmorra o algo asi, te llevare chocolatinas.

– Ellos no harian eso.

Su mirada de leve reproche le recordo a Isabel, y no pudo evitar sonreir.

– Exacto. Entonces ?que has de temer?

Briggs acababa de regresar a la villa, asi que estaban todos reunidos en el porche cuando Ren aparecio por el sendero con Steffie. Al verla, los dos padres echaron a correr. Se precipitaron sobre ella y casi asfixiaron a la pobre nina con sus abrazos.

– ?Steffie! ?Oh, Dios mio, Steffie!

La besaron y examinaron su cuerpo para comprobar si estaba herida. A continuacion, Tracy se puso en pie de un brinco y empezo a besar a Ren. Briggs extendio los brazos hacia el, pero Ren se las ingenio para evitar el abrazo inclinandose para atarse las zapatillas. Isabel, mientras tanto, le observaba con orgullo, lo cual le incomodaba. ?Que habia creido que haria? ?Matar a la nina?

Fue entonces cuando se le ocurrio pensar que en algun momento, mientras estaba con Steffie, habia dejado de pensar en Kaspar Street.

La actitud de Isabel no evito que desease hacerle el amor otra vez, aunque hacia solo unas horas que lo habian hecho; a pesar de que no le encantaban precisamente los terminos que ella habia establecido esa misma manana en el coche. No es que el desease muchos lios sentimentales -Dios sabia que no era asi-, pero ?por que ella habia tenido que demostrar tanta frialdad al respecto? Y tambien estaba la cuestion de Kaspar Street. A Isabel no le gustaba que asesinase a jovencitas, pero ?que pensaria cuando descubriese que ahora se trataba de ninas?

Finalmente opto por decirle que estaba calado hasta los huesos, tenia mucho frio y hambre. Eso desperto sus instintos maternales, tal como el esperaba, y dentro de una hora sin duda la tendria metida en la cama.

– ?Estais enfadados? -pregunto Steffie en un susurro.

Harry tenia un nudo en la garganta del tamano de Rhode Island. Como no podia articular palabra, le retiro el pelo de la frente y nego con la cabeza. Estaba tumbada en la cama con el mas viejo de sus ositos de peluche apoyado en la mejilla. La habian banado y llevaba puesto su camison de algodon azul favorito. Harry la recordaba de bebe, gateando hacia el y tendiendole los brazos. Se veia tan pequena y tan hermosa bajo las sabanas.

– No estamos enfadados -dijo Tracy desde el otro lado de la cama-. Pero si disgustados.

– Ren me dijo que si me encerrabais en una mazmorra me traeria chocolatinas.

– Que hombre tan chiflado. -Tracy aliso la sabana. Su maquillaje habia desaparecido horas atras, y tenia marcas oscuras bajo los ojos, aunque seguia siendo la mujer mas guapa que Harry hubiese visto nunca.

– Siento mucho haberos asustado.

Tracy estaba seria.

– Ya. Pero manana por la manana no podras salir de este dormitorio.

Tracy estaba haciendo el trabajo sucio que le tocaba a Harry, porque el queria olvidarse de la disciplina. Pero Steffie no habia huido por culpa de su madre. Habia sido por el. Se sentia derrotado y confundido. Pero tambien sentia resentimiento. ?Como se las habia apanado para convertirse en el malo de la pelicula?

– ?Toda la manana? -Steffie parecia tan pequena y triste que Harry apenas pudo contenerse de contradecir a Tracy y prometer que la llevaria a comprar un helado en lugar de eso.

– Toda la manana -confirmo Tracy.

Steffie recapacito unos segundos y su labio inferior empezo a temblar.

– Se que no tendria que haber huido, pero estaba muy triste porque os oi discutir a papi y a ti.

A Harry se le encogio el estomago y Tracy fruncio el entrecejo.

– Hasta las diez y media -rectifico rapidamente.

El labio de Steffie dejo de temblar, y dejo escapar uno de aquellos suspiros que hacian reir a su padre.

– Pense que seria mucho peor -dijo.

Tracy tiro de uno de los rizos de su hija.

– Puedes apostar por ello. La unica razon por la que no te encerramos en la mazmorra de que te hablo Ren es por tus alergias.

– Ademas de las aranas.

– Si, eso tambien -dijo Tracy con un hilo de voz, y Harry supo que estaban pensando lo mismo.

Para Steffie era tan importante que sus padres siguiesen juntos que no le habia importado enfrentarse a sus peores miedos. Harry penso que su hija tenia mas valor que el.

Tracy se inclino para darle un beso y permanecio alli un buen rato, con los ojos cerrados y la mejilla apretada contra la de Steffie.

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