– Era un poco dificil hacerse el sordo estando en la habitacion de al lado, me dijeron que no me fuese.

– Teniamos hambre y temiamos que te llevases la cena. La comunicacion fisica es facil para ellos. Es la comunicacion verbal la que les trae problemas, y ahora necesitan concentrarse en eso. Parecian contentos durante la cena, ?no crees?

– Tan contentos como pueden parecerlo dos personas que no van a enrollarse durante un tiempo. ?No temes que esas listas de las que les hablaste hagan que se peleen de nuevo?

– Ya lo veremos. Por cierto, hay algo que no tuve oportunidad de comentarte, y creo que te hara feliz… -Le dio un mordisquito en el hombro, no solo a modo de manipulacion, aunque formaba parte de ello, sino porque lo tenia delante y parecia especialmente apetecible-. Vamos a vivir juntos durante un tiempo.

El alzo la cabeza lo suficiente para mirarla con suspicacia.

– Antes de que me ponga a bailar un tango, cuentame el resto de la historia.

El candelabro que colgaba por encima de sus cabezas se balanceo con la brisa de la noche. Ella utilizo la punta del dedo para seguir la ondulacion de una sombra sobre su pecho.

– Me mudare a la villa manana por la manana. Solo por unos dias.

– Tengo una idea mejor. Yo me mudare a la casa.

– La cuestion es que…

– ?No puedes haberlo hecho! -Se incorporo tan rapido que casi la golpeo-. Dime que no les has ofrecido la casa a esos dos neuroticos.

– Solo por unos dias. Necesitan privacidad.

– Yo necesito privacidad. Nosotros necesitamos privacidad. -Volvio a tumbarse sobre el edredon-. Te voy a matar. En serio. Esta vez voy a hacerlo. ?Sabes cuantas maneras conozco de eliminar una vida humana?

– Unas cuantas, supongo. -Deslizo las manos sobre el vientre de Ren-. Pero espero que encuentres algo mas productivo que hacer.

– Soy barato, pero no un chico facil. -Contuvo el aliento.

– Pareces un chico facil. -Dejo que sus dedos descendiesen, hasta que alcanzaron una zona especialmente sensible.

Ren gruno.

– De acuerdo, soy barato y facil. Pero esta vez preferiria hacerlo en una cama. -Le acaricio la cabeza mientras ella le besaba el vientre-. Necesitamos una cama… -Gimio.

Ella acerco la boca a su ombligo.

– No podria estar mas de acuerdo…

– Me estas matando, doctora. Lo sabes, ?verdad?

– Y todavia no te he mostrado mi lado vicioso.

Ren se paso el dia intentando convencer a Harry y Tracy de que no se quedasen en la casa, pero no tuvo suerte. Su unica satisfaccion consistia en haber sido testigo inadvertido de la charla de ultima hora que Isabel les habia dado.

– Recordad -dijo ella mientras el entraba en la habitacion de la villa que, en teoria, iba a ser su estudio-, nada de sexo. Teneis mucho trabajo que hacer antes de eso. Por esa razon os he ofrecido la casa. Asi tendreis tiempo todas las noches para hablar sin interrupciones.

Ren volvio al pasillo, pero antes vio a Tracy dedicandole a Harry una mirada de anhelo.

– Supongo -le oyo decir-. Pero no tienes ni idea de lo duro que es eso. ?Crees que…?

– No, no lo creo -repuso Isabel-. El sexo os ha permitido a los dos enmascarar vuestros problemas. Es mas facil hacerlo que hablar.

Ren hizo una mueca. «Anda ya.» ?Por que tenia que expresarlo de ese modo? Menos de dos semanas atras, ella hablaba del sexo como de algo sagrado, pero se habia soltado el pelo bastante desde entonces. No es que el se quejase. Adoraba su sensibilidad. Adoraba el modo en que ella disfrutaba de el, en que ambos disfrutaban juntos. Sin embargo, algo relacionado con su actitud empezaba a incomodarle.

No estaba siendo razonable, y lo sabia. Quizas albergaba cierto sentimiento de culpa. El hecho de no haberle explicado los cambios en el guion de Asesinato en la noche le pesaba, y el sentirse culpable le pesaba aun mas. Isabel no tenia nada que ver con su carrera, nada que ver con el mas alla de unas pocas semanas. Ella habia fijado las condiciones, y lo habia hecho adecuadamente, como siempre. Era solo cuestion de sexo.

En pocas palabras, se estaban usando mutuamente. El la utilizaba por el companerismo, para entretenerse. La utilizaba para relacionarse con Tracy y para trabajar sobre su sentido de culpa respecto a Karli. Y, Dios era testigo, la utilizaba por el sexo, pero eso no podia clasificarse como pecado en el Libro de Isabel.

No queria herirla, pues el guardaba mas pecados en su corazon de lo que ella podia imaginar: drogas, mujeres a las que no habia tratado bien, el rastro de basuras que seguia dejando a su paso alla donde fuese. A veces, cuando ella le miraba con aquellos inocentes ojos, deseaba recordarle que no sabia comportarse como un chico bueno, pero nunca lo hacia, porque era un cabron egoista y no queria que se apartase de el. Todavia no. No hasta que consiguiese lo que queria y estuviese preparado para dejarla marchar.

Una cosa estaba clara: en cuanto ella supiese que en el nuevo guion Kaspar Street era un pederasta, saldria por la puerta para no volver, y antes de irse seguramente le lanzaria ala cabeza las Cuatro Piedras Angulares.

Despues de cenar, Tracy le dijo a los ninos que ella y Harry estarian de vuelta para el desayuno y que Marta se encargaria de ellos si necesitaban alguna cosa durante la noche. Ren paso el resto de la noche sintiendose resentido. Queria estar con Isabel en un dormitorio tras la puerta del cual no hubiese media docena de personas corriendo de un lado a otro. En lugar de eso, ella pidio disculpas y se fue a su despacho con la excusa de tomar notas para su libro.

El tambien se fue a su despacho para intentar estudiar el personaje de Kaspar Street, pero no pudo concentrarse. Levanto pesas durante un rato y despues jugo con la GameBoy de Jeremy. Despues fue a dar un paseo que no alivio en lo mas minimo su frustracion sexual. Finalmente se rindio y se fue a la cama, solo para golpear la almohada maldiciendo a los miembros adultos de la familia Briggs, que a esas horas estarian metidos en la cama de la casa de abajo, donde deberian estar Isabel y el.

Acabo por cerrar los ojos, pero no durmio mucho rato antes de que algo calido se deslizase a su lado. Le encantaba tocar el cuerpo desnudo de Isabel mientras dormia. Sonrio y se acerco… pero algo no iba bien. Abrio los ojos de golpe y se incorporo con un chillido.

Brittany fruncio el entrecejo.

– Has gritado. ?Por que gritas? -Se acurruco debajo del cobertor, desnuda como un arrendajo.

– ?No puedes dormir aqui! -gruno Ren.

– Oi un ruido y me asuste.

Pero no se habia asustado ni la mitad que Ren, que se dispuso a salir de un salto de la cama, pero entonces recordo que ella no era la unica que estaba desnuda. Agarro una manta y se la coloco alrededor de la cintura.

– Te mueves mucho -protesto ella-. Tengo sueno.

– ?Donde esta tu camison? -La envolvio con la sabana hasta hacerla parecer una momia y la alzo en brazos.

– ?Me estas molestando! ?Donde vamos?

– A ver al hada buena. -Se enredo en las mantas y casi cayo-. Mierda.

– Has dicho…

– Se lo que he dicho. Y silo repites se te caera la lengua.

De algun modo, se las ingenio para abrir la puerta, recorrer el pasillo y entrar en el que habia sido el dormitorio de Tracy sin perder la manta, pero hizo tanto ruido que Isabel se desperto.

– ?Que…?

– Tiene miedo, esta desnuda y es toda tuya. -Dejo a Brittany a su lado.

– ?Quien es? -Steffie saco la cabeza al otro lado de Isabel-. ?Brittany?

– ?Quiero a papa! -exclamo Brittany.

– Esta bien, carino.

Isabel se veia calida y despeinada. Ren nunca habia conocido a una mujer como ella, tan poco consciente de

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