su atractivo sexual, aunque la mayoria de hombres no parecian advertirlo. El hermano de Vittorio, el grasiento doctor Andrea, si lo habia advertido, al parecer. No habia enganado a Ren ese mismo dia cuando aparecio por alli con la absurda excusa de decirle a Isabel que habian conseguido los detectores de metales. «Gilipollas.»

El camison le resbalo por el hombro, revelando el nacimiento de un pecho que, en ese preciso instante, deberia haber estado cubierto por su mano. Ella asintio hacia la manta.

– Bonita falda.

El recurrio a su dignidad.

– Ya hablaremos de eso por la manana.

Mientras regresaba a su habitacion, recordo que habia ido a Italia para alejarse de todo. En cambio, estaba metido en un endiablado enredo familiar y habia anadido otra marca negra a su alma.

Antes del amanecer, la cosa empeoro. Abrio los ojos y vio un pie en su boca. Y no era suyo.

Tenia una pequena una del pie clavada en su labio superior. Intento moverse, pero se dio cuenta de que tenia otro pie incrustado en el menton. Entonces sintio la mancha de humedad junto a su cadera. ?Podia irle peor en la vida?

El bebe se le arrimo un poco mas. Aquello era demasiado incluso para Marta. Ren sopeso sus opciones. Despertar al nino supondria un problema, algo con lo que Ren no tenia ganas de lidiar a las -comprobo la hora- cuatro de la madrugada. Resignado, se desplazo hacia una zona seca y rezo por volver a dormirse.

Pocas horas despues, sintio un golpe en el pecho.

– ?Quiero mi papi!

La luz se filtro entre sus pestanas indicandole que ya habia amanecido. ?Donde demonios estaba Marta?

– Vuelve a dormirte -farfullo.

– ?Quiero mi mami, ahora!

Ren se dio por vencido, abrio los ojos y, finalmente, entendio por que los padres estaban pasando por aquel trance. El bebe era tan mono como el demonio. Sus rizos oscuros salian disparados en todas direcciones, y sus mejillas estaban rosadas debido al sueno. Un rapido repaso del colchon no revelo nuevas manchas de humedad. Lo que significaba…

Ren salio de la cama de un salto, se puso unos pantalones cortos y agarro al nino. Connor solto un chillido. Ren lo llevo al lavabo como si acarrease un saco de patatas.

– ?Quiero Jer'my!

– Ya basta de tonterias, muchacho. -Le saco el panal con un gesto de desagrado, lo observo un momento, abrio la ventana y lo lanzo fuera.

– Es el momento de ir al vater. -Senalo la taza del lavabo-. Eso es el vater.

Connor se mordio el labio inferior y fruncio el entrecejo; tenia el mismo aspecto que su madre durante gran parte de su matrimonio con Ren.

– Vater malo. -Connor hizo una mueca de desagrado-. ?Quiero mi mami!

Ren subio la tapa del asiento.

– Haz lo que tienes que hacer y luego hablamos.

Connor le miro.

Ren le ofrecio una de sus caras de desprecio mas desagradables. Connor retrocedio hasta la banera y se subio a ella.

Ren cruzo los brazos y se apoyo contra la puerta.

Connor abrio el grifo.

Ren se rasco el pecho.

Connor cogio el jabon.

Ren se inspecciono las unas.

– Sera mejor que dejes de hacer tonterias, chico duro, porque dispongo de todo el dia.

Connor le echo un vistazo al jabon, lo dejo, se saco su cosita y se dispuso a hacer pipi en la banera.

– ?Pero bueno! -Ren lo levanto en volandas y le coloco frente a la taza del vater-. Aqui. Ahora.

Connor torcio la cabeza para mirarle.

– Ya me has oido. ?Eres un hombre o una ninita?

Connor necesito un rato para pensarlo. Se llevo el dedo a la nariz y luego se investigo el ombligo. Despues hizo pipi en el vater.

Ren sonrio.

– Asi se hace, tio.

Connor tambien le sonrio, pero de pronto su expresion cambio.

– ?Caquita!

– Joder, chaval… ?Estas seguro?

– ?Caquita!

– Que me aspen si… -Ren lo alzo en brazos, bajo el asiento del lavabo y lo deposito encima.

– ?Caquita!

Cuando el nino acabo, Ren lo lavo con el grifo de la ducha y despues regresaron al dormitorio, donde encontro un imperdible grande y sus calzoncillos mas pequenos, que, segun recordo, le gustaban a Isabel. Se los coloco al nino lo mejor que pudo y le miro fijamente.

– Estos calzoncillos son mios, y si los mojas me enfadare. ?Lo has entendido?

Connor se metio el pulgar en la boca, inclino la cabeza para mirarse y lanzo una satisfecha carcajada.

Los calzoncillos siguieron secos.

Los siguientes dias fueron rutinarios. Harry y Tracy aparecian a la hora del desayuno para atender a los ninos. Ren e Isabel pasaban parte de la manana en la casa de abajo, donde ayudaban a la gente del pueblo en la laboriosa tarea de rastrear el terreno con detectores de metales. Mas tarde, Isabel se iba con su cuaderno y Ren se encontraba con Massimo en el vinedo.

Massimo habia cuidado de los vinedos toda su vida, y no necesitaba supervision, pero a Ren le gustaba pasearse entre las sombreadas hileras de parras y sentir la dura tierra de sus ancestros bajo sus pies. Por otra parte, le convenia alejarse de Isabel. Estar con ella le gustaba demasiado para su propio bien.

Massimo le paso una uva para que la apretase.

– ?Puedes juntar los dedos?

– No.

– Eso es que aun no tiene suficiente azucar. Tal vez dos semanas mas, y entonces estaremos preparados para la vendemmia.

A ultima hora de la tarde, cuando Ren regresaba a la villa, invariablemente encontraba a Jeremy esperandole. El nino nunca decia nada, pero Ren sabia que deseaba practicar sus movimientos de artes marciales. Jeremy era listo y tenia buena coordinacion, por lo que a Ren no le importaba ensenarle.

Harry y Tracy solian estar a esa hora encerrados con Isabel para su consulta diaria, pero si la sesion acababa a tiempo, a Harry le gustaba unirse a ellos.

A Ren le encantaba ver a Jeremy ensenarle a su padre lo que habia aprendido. A veces se sorprendia preguntandose como habria sido su vida si hubiese tenido un padre como Harry Briggs. A pesar de su exito, no habia logrado la aprobacion de su padre. Ser actor, en particular uno con mucho exito, era algo demasiado publico, demasiado vulgar; y eso segun el hombre que se habia casado con la frivola cabeza de chorlito de su madre. Por suerte, habia dejado de preocuparse por la opinion de su padre hacia mucho tiempo. No tenia nada de especial la aprobacion de un hombre que el nunca habia respetado.

Anna empezo a darle la tabarra con lo de organizar una fiesta despues de la vendimia.

– Venia celebrandose desde que era nina. Todo el mundo que participaba en la vendemmia venia a la villa el primer domingo despues de la recogida de la uva. Habia mucha comida y mucha diversion. Pero tu tia Filomena decidio que era un engorro y acabo con la tradicion. Ahora que vives aqui, podemos retomarla, ?verdad?

– Solo vivo aqui temporalmente. -Llevaba cerca de tres semanas en Italia. Tenia que ir a Roma la semana siguiente para encontrarse con Jenks durante unos dias, y el rodaje daria comienzo un par de semanas despues. No habia comentado nada de eso con Isabel, ni el encuentro en Roma ni cuanto mas iba a quedarse en la villa, pero ella tampoco le habia preguntado. Y por que deberia haberlo hecho? Ambos sabian que se trataba de una

Вы читаете Toscana Para Dos
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×