estupido.

Su amazona tenia muchos puntos tiernos, y el habia empezado a alcanzar cada uno de ellos. Pero se trataba de herir o ser herido, ?verdad? Y el no podia volver a dejarle escarbar en su psique, revolver todos esos rincones oscuros que acarreaba consigo desde que tenia memoria. Ella habia establecido las condiciones de su relacion. «Es solo cuestion de sexo -habia dicho-. Un compromiso fisico a corto plazo.»

Encendio un cigarrillo. ?Por que tenia que ser tan jodidamente prepotente? Se pondria hecha una fiera cuando supiese que el iba a interpretar a un pederasta. Y no solo eso. Sabia que habia pasado mucho tiempo con las ninas. Uniria ambas cosas y llegaria a la conclusion de que jugaba con ellas para practicar su personaje. Entonces todo se iria al infierno, perdiendo de ese modo el poco respeto que le merecia a Isabel. La historia de su vida…

Dio una profunda calada. Era su castigo por relacionarse con una mujer tan recta. Todos sus chiflados actos de bondad le habian importado bien poco, y ahora sufria por ello. La comida no le parecia tan sabrosa cuando no estaban juntos; la musica no sonaba de un modo tan dulce. Tendria que haberse aburrido de ella. En cambio, se aburria cuando no estaba con ella.

Podria recuperar su favor simplemente pidiendole disculpas. «Lamento no habertelo dicho.» Ella no se dejaria llevar por el resentimiento pues, al contrario que Ren, no sabia enfadarse. Merecia una disculpa, pero ?despues que? Que Dios la ayudase, se habia enamorado de el. El no habia querido reconocerlo, ni siquiera para si mismo, pero ella le habia telegrafiado sus emociones. Lo habia visto en sus ojos, apreciado en su tono de voz. Era la mujer mas inteligente que conocia, y se habia enamorado del hombre que dejaba marcas invisibles sobre su piel en cuanto la tocaba. Y lo peor aquello por lo cual no podia perdonarse a si mismo- era ser consciente de lo bien que le hacia recibir el amor de una mujer honesta.

Su rabia, incluso estando fuera de lugar, volvio a salir a la superficie. En muchos sentidos, ella le conocia mejor que nadie, asi que ?por que no se habia protegido de el? Se merecia un hombre mejor. Un boy scout, un antiguo delegado de clase, alguien que pasase las vacaciones construyendo casas para los pobres en lugar de arrasandolas.

Le dio una ultima calada al cigarrillo. Sintio la punzada de la acidez en el estomago. Cualquier malvado que se preciase se habria aprovechado de la situacion. Habria tomado todo lo que pudiese y se habria largado sin lamentarse. Resultaba sencillo conocer a un malvado. Pero ?que habria hecho el heroe?

El heroe se habria largado antes de que la heroina resultase herida. El heroe habria cortado la relacion limpiamente para que la heroina pudiese escapar del desastre.

– Oi musica.

Miro alrededor y vio a Steffie caminando por el suelo de marmol hacia el. Era su ultima noche en la villa. Cuando los ninos se fuesen, por fin podria disfrutar de un poco de calma y silencio, aunque les habia dicho que podian banarse en la piscina todos los dias.

Llevaba un gastado camison amarillo con personajes de dibujos animados estampados. Su pelo oscuro, cortado como el de un duendecillo, se le habia subido formando una cresta, y un mechon le caia sobre la mejilla. Cuando ella llego a su lado, Ren supo que tendria que echar mano de todas las tecnicas de actuacion necesarias para interpretar a Kaspar Street, porque el nunca seria capaz de entender como alguien podia herir a un nino.

– ?Que haces levantada?

Se recogio el camison para ensenarle un pequeno rasguno en la pantorrilla.

– Brittany me ha dado una patada mientras dormia y me ha rasgunado con la una del pie.

Necesitaba un trago. No queria que ninas pequenas con aspecto de duendecillo acudiesen en su busca en mitad de la noche para que las consolase. El podia separar y observar. Pero no durante la noche, cuando sentia que tenia mil anos de edad.

– Venga. Vuelve a la cama.

– Estas de mal humor.

– Ve a ver a tus padres.

La nina fruncio el entrecejo.

– ?Han cerrado la puerta con llave!

Ren tuvo que sonreir.

– Ya ves, la vida es dura.

– ?Y que pasa si veo una arana? -dijo indignada-. ?Quien la matara?

– Pues tendras que hacerlo tu.

– No quiero.

– ?Sabes que hacia yo cuando era un nino si veia una arana?

– Pisarla con fuerza.

– No. La agarraba con cuidado y la sacaba fuera.

Steffie abrio mucho los ojos, aterrorizada.

– ?Por que hacias eso?

– Me gustan las aranas. Una vez tuve una tarantula como mascota. -Habia muerto, por descontado, porque el se aburrio de cuidarla; pero no tenia por que contarle eso-. La mayoria de las aranas son buenos bichos.

– Que raro eres. -Se agacho para quitarse una suciedad del pie. Su vulnerabilidad preocupaba a Ren. Al igual que Isabel, necesitaba hacerse fuerte.

– Es el momento de dejarse de historias, Stef. Las aranas son agua pasada. Eres lista y lo bastante fuerte para solucionar el problema sin tener que salir corriendo a medianoche en busca de papi y mami como si fueses un bebe.

Ella le miro con desagrado, tal como habia aprendido de su madre.

– La doctora Isabel dice que tenemos que expresar nuestros sentimientos.

– Si, eso esta muy bien, todos sabemos lo que sientes por las aranas, y estamos cansados de oirlo. Estas haciendo algun tipo de transferencia emocional.

– Eso dijo ella. Porque me preocupan mi papa y mi mama.

– Pues ya no tienes que preocuparte por ellos.

– ?Crees que ya no tienen que darme miedo las aranas? -Su mirada reflejaba acusacion y escepticismo a partes iguales, pero Ren tambien detecto algo de esperanza.

– No tienen por que gustarte, pero deja de darles importancia. Es mejor afrontar lo que te da miedo que huir de ello.

«Hipocrita.» ?Acaso el habia afrontado el vacio que acarreaba en su interior?

Ella se rasco la cintura.

– ?Sabes si tendre que ir al colegio aqui?

– Creo que si.

Jeremy, al parecer, lideraba una rebelion junto a sus hermanas contra los intentos de Tracy de educarlos en casa, que habia finalizado con Harry escribiendole una carta a las autoridades de Casalleone para que los ninos pudiesen asistir a clase en el pueblo hasta que se marchasen a finales de noviembre. Cuando Harry le pidio su opinion, Ren le habia dicho que los ninos hablaban suficiente italiano para los intercambios basicos, y que creia que seria una buena experiencia para ellos.

– ?Te vas a casar con la doctora Isabel?

– ?No!

– ?Por que no? Os gustais.

– Porque la doctora Isabel es demasiado buena para mi, por eso.

– Yo pienso que tu eres bueno.

– Porque eres facil de enganar.

Ella bostezo y deslizo la mano entre las de Ren.

– Llevame a la cama, ?vale?

El la tomo en brazos y le dio un abrazo.

– De acuerdo, pero solo porque estoy aburrido.

Se reunieron todos en la puerta principal de la villa para despedir a los Briggs, a pesar de que no se iban muy lejos. Ren le entrego a Jeremy un par de CD que sabia que le gustarian, acepto un humedo beso de Connor,

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